¿Qué nos diría el “Che” sobre la situación actual en Siria?

¿Qué nos diría el “Che” sobre la situación actual en Siria? o mejor aún, ¿qué reflexión haría sobre los acontecimientos que atraviesan hoy al mundo?


Nos diría mucho sin duda, con un discurso encendido desde La Habana o la sede de la ONU. Pero esto sería hacer historia contrafáctica o una ucronía que habita sólo en nuestra imaginación. Imaginación a la que apelaremos para interpretar las vicisitudes de este presente a través de su figura.
Uno de los textos que adquiere enorme relevancia para pensar este proceso es el Mensaje a la Tricontinental, escrito a fines de 1966 y enviado desde la selva boliviana donde el “Che” permanecería hasta el momento de ser asesinado. Es quizá, uno de los manuscritos más lúcidos elaborados por Ernesto Guevara, resinificándose en este tiempo marcado a fuego por un nuevo orden mundial. Las llamas parecen reavivarse en el teatro de operaciones y los conceptos pretéritos cobran fuerza en el pensamiento contemporáneo.
La arena donde resurgen los conflictos por la dominación capitalista nos lleva a Medio Oriente. Región que el “Che” pensó en la triangulación que esbozó a finales de la década del 60: “El campo fundamental de la explotación del imperialismo abarca los tres continentes atrasados, América, Asia y África. Cada país tiene características propias, pero los continentes, en su conjunto, también las presentan”. Su planteo era claro: la lucha contra el imperialismo en todas sus formas. La contingencia es inevitable en un contexto donde gobierna la lógica imperialista. La contradicción fundamental que retorna con aires renovados es Imperialismo-Antiimperialismo.
Y el corazón de esta lucha es Siria. El rey fue tumbando peones, pero se mantuvo en el mismo lugar desde 2001, un mes después de la caída de las Torres Gemelas a la espera de una nueva acción militar. Los ojos del imperialismo están al acecho. EEUU y la OTAN vuelven a la carga en una cruzada bélica sin tregua, dispuestos a ordenar el mapa de Oriente a su antojo. Buscan crear zonas liberadas en el planeta. Cuando las crean, ponen sus pies sobre ese territorio sin importarles nada. Solo alcanzar sus objetivos planificados desde los escritorios subrepticios del poder. Para el imperialismo, no existe en su vocabulario la palabra soberanía. La autodeterminación de los pueblos es una burla para el regente de la democracia global.
Esta es una época donde persiste el ruido sobre el silencio ensombrecedor de décadas pasadas. Confluyen con tensión múltiples discursos y posturas que vibran en un mundo signado por la masividad comunicacional. Un punto alto para la globalización, pero que funciona como una espada de doble filo para la subjetividad colectiva. Sin embargo, las estrategias del imperio ya no son tan efectivas como antes. El “ahora” obtiene una densidad trascendental en materia de información y la historia de impunidad no se repetirá con tanta facilidad para Occidente.
“Crear dos, tres, muchas Siria”. Esta paráfrasis del “Che” toma sentido al calor de la incertidumbre. Una incertidumbre que no descansa sabiendo lo trágicamente predecible que ha sido la historia con el Tercer Mundo.
Maximiliano Pedranzini 

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