Impunidad de Televisa
Reforma de telecomunicaciones
Martín Esparza Flores
-III-
Inmersa en la abrumadora presión de los
poderes fácticos y el inocultable enfrentamiento de dos de los
monopolios más influyentes del país: América Móvil-Telmex de Carlos
Slim y Televisa de Emilio Azcárraga Jean —en alianza con Ricardo Salinas
Pliego de TV Azteca—, la reforma en telecomunicaciones anunciada el
pasado año como el mecanismo que abriría las puertas del sector a una
mayor competencia y al otorgamiento de un mejor servicio a menor costo a
los usuarios ha terminado por ser consensuada en su ley secundaria
fuera del ámbito legislativo, desvirtuando sus fundamentos y reafirmado
el lastimoso papel en que ha caído el Congreso: una simple mesa de
trámites.
El Instituto Federal de
Telecomunicaciones (Ifetel) nació con el cordón umbilical del Poder
Ejecutivo asido al cuello. Sus siete integrantes fueron propuestos al
Senado por el Ejecutivo.
La reforma al artículo 28 constitucional
señala que le corresponde al nuevo organismo autónomo el otorgamiento,
la revocación, así como la autorización de cesiones o cambios del
control accionario, titularidad u operación de las sociedades
relacionadas con concesiones en materia de radiodifusión y
telecomunicaciones, sólo que toda esta gama de facultades está sujeta a
la “previa opinión no vinculante del Ejecutivo federal”.
En la reforma en telecomunicaciones se
plantea la concesión de dos nuevas cadenas nacionales de televisión,
dejando fuera de tales opciones, al menos en teoría, a los agentes
económicos preponderantes; es decir, que ni Televisa ni TV Azteca, por
la parte de la radiodifusión, podrían acceder a las mismas, razón por
la que a toda costa buscan cerrarle el paso a su competidor más fuerte
en materia de telecomunicaciones, Carlos Slim, a quien acusan de estar
detrás de la empresa de televisión de paga Dish, de MVS.
El Ifetel ha demostrado en unos cuantos
meses estar atado de manos pues, ya en noviembre pasado, Televisa logró
ampararse en contra de las indagatorias del nuevo organismo para
clasificarlo como agente económico preponderante, obteniendo una
evidente complicidad en el Congreso para ganar tiempo y cabildear lo que
mejor le conviene a sus intereses,
pues los legisladores decidieron
prorrogar la aprobación de las leyes secundarias en la materia hasta el
actual periodo ordinario, cuando los tiempos establecidos marcaban como
límite el pasado 9 de diciembre.
El PRD en el Senado ha denunciado que la
negociación de las leyes reglamentarias se está dando fuera del ámbito
legislativo lo que explica el por qué los priistas buscan transferir a
la propuesta el carácter de iniciativa preferente, para que la aprueben
en fast track, sin el menor consenso de la sociedad y especialistas en la materia.
La guerra entre los poderes fácticos
subirá de tono, aunque todo indica que saldrá airoso el gatopardismo a
favor de Televisa: “todo cambiará para que todo siga igual”.
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