Gas shale: El mito del empleo
29 de agosto de 2014
Prisma Internacional
Extracción de gas shale. Foto: Pixabay |
MÉXICO, D.F. (apro).- Una de las promesas de la reforma
energética recién aprobada en México es la creación de miles de empleos
en sitios como Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, por la exploración y
explotación de gas shale o de esquisto.
No obstante, estudios recientes en Estados Unidos han desmoronado el mito de que esa actividad genera cuantiosos puestos de trabajo.
“La industria exageró el potencial. Especulamos con que eso ocurrió para promover regulaciones laxas, bajos impuestos y que se mantuviera la fiebre del shale. El resultado ha sido significativamente bajo (en cuestión de empleo)”, indica a Apro Amanda Woodrum, investigadora de la organización Policy Matters Ohio.
Esta instancia pertenece al Colectivo de Investigación Multi-Estado sobre Shale, compuesto también por el Centro de Política Presupuestaria de Pennsylvania, Centro de Investigación Keystone, Instituto de Política Fiscal de Nueva York, Centro de Virginia Occidental sobre Presupuesto y Política, y el Instituto Commonwealth de Virginia.
En abril último esa alianza publicó cuatro estudios de caso sobre los impactos de la perforación de shale en Carroll (Ohio), Green y Tioga (Pennsylvania) y Wetzel (Virginia Occidental), incluyendo factores económicos como el empleo.
Cada uno de los cuatro condados reportó crecimiento en los empleos de perforación petrolera y gasera, pero la ocupación asociada al shale es todavía una pequeña fracción de los trabajos totales del condado.
El reporte señala que en Tioga los puestos de trabajo y otros beneficios económicos fueron temporales, pues la industria se trasladó a yacimientos más lucrativos. La tasa de desempleo de Tioga, que estaba por debajo del promedio estatal durante el boom de la explotación del shale, ha aumentado, mientras el desempleo a nivel estatal ha caído.
En Wetzel, el desempleo se ha mantenido consistentemente más elevado que el promedio del estado. Los pequeños negocios locales, como gasolineras, constructoras y moteles, han reportado un crecimiento en sus negocios. El empleo vinculado al shale equivale a sólo 2% del trabajo en la localidad (93 plazas).
En Carroll se han creado puestos de trabajo, pero mucho menos de lo prometido.
“El empleo temporal crece, pero es difícil predecir si se va a ir a otros pueblos”, señala Woodrum.
Esas localidades quedan dentro del espectro de las cuencas Marcellus y Utica, ricas en gas shale o de lutitas.
Los cuatro condados presentan una pobreza superior a 15%.
Carroll cuenta con una población de más de 28 mil personas, cuyo ingreso promedio supera los 41 mil dólares. En 2013 fueron perforados 138 pozos.
En Greene viven aproximadamente 38 mil habitantes, con una renta media de 42 mil dólares. Entre 2006 y 2012 fueron taladrados 517 pozos.
Tioga tiene una población de 42 mil habitantes y un ingreso promedio de 42 mil dólares. Entre 2006 y 2012 fueron trepanados 811 pozos. Y Wetzel está poblado por 16 mil personas, cuya renta media asciende a 37 mil dólares. Los pozos taladrados sumaron 997 en 2012.
Insostenible
En noviembre de 2013, el Colectivo de Investigación publicó el estudio Exagerando los impactos en el empleo de la perforación de shale: cómo y por qué, enfocado en Pennsylvania, Virginia, Virginia Occidental, Ohio, Maryland y Nueva York.
“El empleo regional vinculado al shale equivale a 33 mil plazas, una por cada 794 puestos de trabajo. En contraste, los sectores educativo y sanitario representan cuatro millones 500 mil empleos, uno por cada seis”, cita el documento.
Entre 2005 y 2012 menos de cuatro empleos vinculados al shale han sido creados por cada pozo nuevo en la zona. Esta estadística contradice los argumentos de algunos estudios patrocinados por la industria, que han llegado a estimar hasta 31 para el número de plazas creadas por pozo perforado.
Desde 2005 el empleo relacionado con el shale ha aumentado en Estados Unidos a más de 283 mil puestos de trabajo. En Pennsylvania creció en 22 mil 441 plazas; en Virginia Occidental, 6 mil 22; en Ohio, 2 mil 791; en Virginia, 563; en Maryland, 324, y en Nueva York, 648.
En Virginia Occidental, las actividades de extracción del gas de esquisto representaron uno de cada 118 puestos de trabajo en 2012. En Pennsylvania esa relación fue de uno por cada 249, en Ohio equivalió a uno por cada mil 809.
El reporte subraya que los avances en el empleo en algunos condados ya han sido revertidos, pues la actividad perforadora, altamente sensible al precio de las materias primas, mudó a campos de aceite shale más lucrativos.
“Mostramos como los empleos relacionados con el shale están en el rango de miles a algunas decenas de miles, en el mejor de los casos. No están en los cientos de miles de trabajos, como claman la industria y sus defensores”, concluye el informe.
Los hallazgos muestran cómo el desarrollo de shale no es un motor significativo de crecimiento de empleo o de las economías de los seis estados analizados.
Adicionalmente, se documenta el inicio de un retiro de la industria que plantea preguntas sobre la estabilidad y permanencia de incluso la pequeña cantidad de trabajos que han sido creados.
A inicios de 2013, trabajadores sindicalizados y no sindicalizados protestaron por los procedimientos de contratación de las empresas de petróleo y gas en Carrollton (en Carroll), porque los laborantes locales no estaban obteniendo plazas.
La mayor demanda de trabajadores locales se ha concentrado en la conducción de camiones, mensajería, alquileres y limpieza.
La exploración y explotación de gas shale también presentan otras facetas negativas.
“Los alquileres se han disparado. Los locales luchan para poder pagarlas, pues no ganan lo mismo que los trabajadores de la industria petrolera. A los camiones les cuesta transitar, ha habido muchos accidentes, daños a carreteras. Los empleos industriales son peligrosos, son jornadas largas y los trabajadores no tienen seguridad social”, explica Woodrum.
En Carroll, los representantes petroleros han ofrecido a los propietarios locales bonos de incentivos y un porcentaje de las regalías, a cambio de los derechos de propiedad de los minerales del subsuelo.
La oficina de Registros de Carroll County inscribió un mil 781 arrendamientos en 2011, comparados con 495 de 2010.
Aproximadamente 95% de los derechos subterráneos del condado ha sido comprado o alquilado por las empresas de petróleo y gas.
El tamaño de los bonos y las regalías, así como otros términos del acuerdo, son mayoritariamente establecidos en las negociaciones entre esos representantes y los dueños de la tierra.
Pero la ley federal estipula que al menos 12.5% de las regalías de la venta de hidrocarburos queden en manos del propietario del terreno.
Las empresas pasaron de ofrecer bonos de cinco dólares por 0.4 hectáreas –un acre–, luego subieron a mil 500 dólares, después a 3 mil 800 y hasta 5 mil 800, más 20% en regalías brutas.
Los reportes consigan que todo el impacto económico del shale en Ohio será determinado por cómo muchos de los dólares permanecen en la comunidad, quién obtiene los empleos y si son temporales o permanentes, si los salarios y las regalías se gastan dentro del estado, si los negocios locales proveen de productos y servicios, si el gas es consumido localmente y cuáles son los costos de infraestructura, sanitarios, servicios personales y ambientales.
Fuente
No obstante, estudios recientes en Estados Unidos han desmoronado el mito de que esa actividad genera cuantiosos puestos de trabajo.
“La industria exageró el potencial. Especulamos con que eso ocurrió para promover regulaciones laxas, bajos impuestos y que se mantuviera la fiebre del shale. El resultado ha sido significativamente bajo (en cuestión de empleo)”, indica a Apro Amanda Woodrum, investigadora de la organización Policy Matters Ohio.
Esta instancia pertenece al Colectivo de Investigación Multi-Estado sobre Shale, compuesto también por el Centro de Política Presupuestaria de Pennsylvania, Centro de Investigación Keystone, Instituto de Política Fiscal de Nueva York, Centro de Virginia Occidental sobre Presupuesto y Política, y el Instituto Commonwealth de Virginia.
En abril último esa alianza publicó cuatro estudios de caso sobre los impactos de la perforación de shale en Carroll (Ohio), Green y Tioga (Pennsylvania) y Wetzel (Virginia Occidental), incluyendo factores económicos como el empleo.
Cada uno de los cuatro condados reportó crecimiento en los empleos de perforación petrolera y gasera, pero la ocupación asociada al shale es todavía una pequeña fracción de los trabajos totales del condado.
El reporte señala que en Tioga los puestos de trabajo y otros beneficios económicos fueron temporales, pues la industria se trasladó a yacimientos más lucrativos. La tasa de desempleo de Tioga, que estaba por debajo del promedio estatal durante el boom de la explotación del shale, ha aumentado, mientras el desempleo a nivel estatal ha caído.
En Wetzel, el desempleo se ha mantenido consistentemente más elevado que el promedio del estado. Los pequeños negocios locales, como gasolineras, constructoras y moteles, han reportado un crecimiento en sus negocios. El empleo vinculado al shale equivale a sólo 2% del trabajo en la localidad (93 plazas).
En Carroll se han creado puestos de trabajo, pero mucho menos de lo prometido.
“El empleo temporal crece, pero es difícil predecir si se va a ir a otros pueblos”, señala Woodrum.
Esas localidades quedan dentro del espectro de las cuencas Marcellus y Utica, ricas en gas shale o de lutitas.
Los cuatro condados presentan una pobreza superior a 15%.
Carroll cuenta con una población de más de 28 mil personas, cuyo ingreso promedio supera los 41 mil dólares. En 2013 fueron perforados 138 pozos.
En Greene viven aproximadamente 38 mil habitantes, con una renta media de 42 mil dólares. Entre 2006 y 2012 fueron taladrados 517 pozos.
Tioga tiene una población de 42 mil habitantes y un ingreso promedio de 42 mil dólares. Entre 2006 y 2012 fueron trepanados 811 pozos. Y Wetzel está poblado por 16 mil personas, cuya renta media asciende a 37 mil dólares. Los pozos taladrados sumaron 997 en 2012.
Insostenible
En noviembre de 2013, el Colectivo de Investigación publicó el estudio Exagerando los impactos en el empleo de la perforación de shale: cómo y por qué, enfocado en Pennsylvania, Virginia, Virginia Occidental, Ohio, Maryland y Nueva York.
“El empleo regional vinculado al shale equivale a 33 mil plazas, una por cada 794 puestos de trabajo. En contraste, los sectores educativo y sanitario representan cuatro millones 500 mil empleos, uno por cada seis”, cita el documento.
Entre 2005 y 2012 menos de cuatro empleos vinculados al shale han sido creados por cada pozo nuevo en la zona. Esta estadística contradice los argumentos de algunos estudios patrocinados por la industria, que han llegado a estimar hasta 31 para el número de plazas creadas por pozo perforado.
Desde 2005 el empleo relacionado con el shale ha aumentado en Estados Unidos a más de 283 mil puestos de trabajo. En Pennsylvania creció en 22 mil 441 plazas; en Virginia Occidental, 6 mil 22; en Ohio, 2 mil 791; en Virginia, 563; en Maryland, 324, y en Nueva York, 648.
En Virginia Occidental, las actividades de extracción del gas de esquisto representaron uno de cada 118 puestos de trabajo en 2012. En Pennsylvania esa relación fue de uno por cada 249, en Ohio equivalió a uno por cada mil 809.
El reporte subraya que los avances en el empleo en algunos condados ya han sido revertidos, pues la actividad perforadora, altamente sensible al precio de las materias primas, mudó a campos de aceite shale más lucrativos.
“Mostramos como los empleos relacionados con el shale están en el rango de miles a algunas decenas de miles, en el mejor de los casos. No están en los cientos de miles de trabajos, como claman la industria y sus defensores”, concluye el informe.
Los hallazgos muestran cómo el desarrollo de shale no es un motor significativo de crecimiento de empleo o de las economías de los seis estados analizados.
Adicionalmente, se documenta el inicio de un retiro de la industria que plantea preguntas sobre la estabilidad y permanencia de incluso la pequeña cantidad de trabajos que han sido creados.
A inicios de 2013, trabajadores sindicalizados y no sindicalizados protestaron por los procedimientos de contratación de las empresas de petróleo y gas en Carrollton (en Carroll), porque los laborantes locales no estaban obteniendo plazas.
La mayor demanda de trabajadores locales se ha concentrado en la conducción de camiones, mensajería, alquileres y limpieza.
La exploración y explotación de gas shale también presentan otras facetas negativas.
“Los alquileres se han disparado. Los locales luchan para poder pagarlas, pues no ganan lo mismo que los trabajadores de la industria petrolera. A los camiones les cuesta transitar, ha habido muchos accidentes, daños a carreteras. Los empleos industriales son peligrosos, son jornadas largas y los trabajadores no tienen seguridad social”, explica Woodrum.
En Carroll, los representantes petroleros han ofrecido a los propietarios locales bonos de incentivos y un porcentaje de las regalías, a cambio de los derechos de propiedad de los minerales del subsuelo.
La oficina de Registros de Carroll County inscribió un mil 781 arrendamientos en 2011, comparados con 495 de 2010.
Aproximadamente 95% de los derechos subterráneos del condado ha sido comprado o alquilado por las empresas de petróleo y gas.
El tamaño de los bonos y las regalías, así como otros términos del acuerdo, son mayoritariamente establecidos en las negociaciones entre esos representantes y los dueños de la tierra.
Pero la ley federal estipula que al menos 12.5% de las regalías de la venta de hidrocarburos queden en manos del propietario del terreno.
Las empresas pasaron de ofrecer bonos de cinco dólares por 0.4 hectáreas –un acre–, luego subieron a mil 500 dólares, después a 3 mil 800 y hasta 5 mil 800, más 20% en regalías brutas.
Los reportes consigan que todo el impacto económico del shale en Ohio será determinado por cómo muchos de los dólares permanecen en la comunidad, quién obtiene los empleos y si son temporales o permanentes, si los salarios y las regalías se gastan dentro del estado, si los negocios locales proveen de productos y servicios, si el gas es consumido localmente y cuáles son los costos de infraestructura, sanitarios, servicios personales y ambientales.
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