Obama deja la presidencia tras ocho años de guerra continua e injerencismo

12 de enero de 2017

Este martes el presidente saliente de los Estados Unidos (EE.UU), Barack Obama, pronunció su último discurso oficial desde la ciudad de Chicago, para culminar su segunda gestión presidencial, que deja un legado de más de siete invasiones militares en el oriente próximo, el fortalecimiento de una guerra fría contra países como Rusia y China, así como la injerencia en asuntos internos de naciones soberanas como Venezuela.
Durante su campaña para ser electo Presidente por primera vez en el año 2008, Obama prometió terminar con las guerras que había comenzado su antecesor, George W. Bush, quien mantenía tropas estadounidenses en Irak y Afganistán. Sin embargo, en el transcurso de su mandato intensificó la presencia militar en estos países, e implementó una nueva modalidad de bombardeos mediante aviones no tripulados.
Asimismo, durante los ocho años de gestión del presidente Obama, las fuerzas armadas de EE.UU han bombardeado directamente los territorios de Afganistán, Libia, Somalia, Pakistán, Yemen, Irak y Siria, y el Departamento de Estado ha financiado y formado ejércitos de mercenarios que fueron utilizados para suscitar la llamada “primavera árabe”, con la que el Gobierno estadounidense derrocó gobernantes y destruyó naciones en beneficio propio, para tomar el control de sus riquezas naturales, sin intervenir de forma directa.
En el caso de Siria, donde igual que en Túnez, Libia y Egipto, el Departamento de Estado financió ejércitos de mercenarios para suscitar supuestas rebeliones en contra de sus gobiernos, Obama rechazó en diversas oportunidades la ayuda militar ofrecida por Rusia para combatir el terrorismo, por la posición de esta nación en defensa del presidente legítimo de Siria, Bashar al-Ássad.
Asimismo la gestión de Obama le dio continuidad a la agenda injerencista que promueve el derrocamiento del Gobierno Bolivariano de Venezuela, impulsada en principio por su antecesor republicano, George Bush, contra el líder de la Revolución, Hugo Chávez, y continuada contra el Gobierno constitucional presidido por Nicolás Maduro.
Durante el año 2014 el Departamento de Estado financió y entrenó grupos violentos de extrema derecha que sometieron al pueblo venezolano a una situación de zozobra, con acciones de violencia de calle conocidas como las “guarimbas”, como parte del plan golpista denominado La salida.
Tras el fracaso de este intento de golpe de Estado, que dejó 43 venezolanos fallecidos y más de 900 heridos, el presidente Obama emitió, en marzo del 2015, un decreto de “emergencia nacional” en el que declara a la República Bolivariana de Venezuela como “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de EE.UU”, por supuestas violaciones a los derechos humanos cometidas por el Gobierno venezolano.
AVN 

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