Necesario, que próximo gobierno cambie el modelo económico de México
Para reducir y frenar los estragos del neoliberalismo, el próximo gobierno de México debe plantear un cambio de modelo. Sólo así se atacará el deterioro de la economía y la vulnerabilidad en seguridad nacional, derivada de la desigualdad y la pobreza
A casi 4 décadas de vigencia, el
neoliberalismo en México ha generado mayorías extremadamente pobres y
marginadas frente a una minoría excesivamente rica. En el proceso de
acumulación de riqueza se pulverizó a la clase media y se eliminó la
movilidad social por vía del estudio. Y ello debería obligar a un cambio
en el modelo económico del país, consideran especialistas.
“Se requiere otro modelo que, por encima
de la ganancia empresarial, atienda las necesidades sociales, que haga
del mercado interno su centro de atención; que sea productivamente
eficiente y equitativo en materia de distribución; que pague más
salarios y cobre menos impuestos a los pobres, y oriente el gasto
público hacia las necesidades del pueblo”, señala Abel Pérez Zamorano,
doctor en desarrollo económico por la London School of Economics.
Para el investigador, a la par, deben
incentivarse el ahorro y la inversión internos, así como lo que denomina
un uso nacionalista de los recursos naturales, como el petróleo.
También sugiere aumentar el gasto en universidades, para que todos los
jóvenes en edad y con deseos de estudiar puedan hacerlo; y fomentar el
desarrollo científico y tecnológico, entre otras medidas.
En entrevista, Pérez Zamorano destaca
que, a pesar de ser el país con mayor número de tratados de libre
comercio, en México hay “una espantosa polarización en la distribución
del ingreso, cuyo saldo son los más de 85 millones de pobres, y del otro
lado, el hombre más rico del mundo [el magnate Carlos Slim]”.
La creciente pobreza, señala el miembro
del Sistema Nacional de Investigadores, ha debilitado el mercado interno
al impedir a potenciales consumidores adquirir la producción propia,
por lo que ésta debe ser canalizada al mercado externo, del cual se
depende en forma creciente: “Ése es nuestro modelo exportador”, critica.
Pérez Zamorano indica que la crisis
mundial ha reducido los mercados; por eso, México es progresivamente
desplazado de espacios tradicionales. En el mercado estadunidense, por
ejemplo, la competitiva producción china vino a dar la puntilla
al esquema exportador del país. “Así, el debilitamiento de nuestros
mercados externo y doméstico ha abatido la tasa de inversión”.
El investigador agrega que la masiva
migración de trabajadores mexicanos hacia Estados Unidos fue, por
décadas, una válvula de escape: las remesas se convirtieron en la
segunda fuente de divisas y en paliativo a la pobreza, pero ahora, la
migración se ha contraído por la crisis en el país vecino, cuya
necesidad de empleo inmigrante se ha reducido.
En tales condiciones –apunta Pérez
Zamorano–, el bienestar y la armonía social se han deteriorado: ahí
están, por ejemplo, la crisis de hambre en la Sierra Tarahumara y la
creciente ola de delincuencia e inseguridad. Asimismo, se endurece la
política oficial hacia la protesta pública, restringiendo y
estigmatizando este mecanismo legal de reclamo social.
El también catedrático de la Universidad
Autónoma de Chapingo señala que es evidente el carácter sistémico
general de la crisis a escala mundial. “Japón lleva ya 20 años
estancado; la economía estadunidense está frenada desde 2007: sus
principales corporativos quebraron y fueron necesarios multimillonarios
programas de rescate; el desempleo y la crisis de deuda frenan al
imperio”.
En ese contexto mundial se encuadra
México, como una pieza más de ese engranaje. Consecuentemente, si el
problema es una crisis del modelo, no puede resolverse mediante un
emplasto como medida parcial: “los problemas estructurales demandan
soluciones estructurales”, subraya el investigador.
Necesario, el cambio de modelo
Promovido
por los gobiernos priístas –a partir de Miguel de la Madrid– y
panistas, el modelo impuesto desde el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional podría porfundizar aún más la crisis en el país no sólo
en el ámbito económico sino también en el de la seguridad.
“El neoliberalismo ha impactado a países
en desarrollo como México, que a partir de adoptar este modelo ha
alineado su política económica con su consecuente impacto en la
seguridad nacional”, advierte Carlos Eduardo Herrera Avendaño, doctor en
finanzas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En su diagnóstico México, vulnerable en su seguridad económica y seguridad nacional,
publicado por el Centro de Estudios Superiores Navales (Cesnav),
refiere que en la cúpula gubernamental se toman decisiones financieras y
económicas que sólo consideran los efectos en la estabilidad financiera
y económica, dejando a un lado las consideraciones respectivas sobre
seguridad nacional y el bienestar del pueblo.
Advierte que entre los factores que
vulneran la seguridad nacional del país está la “falta de capitalización
del sector público y privado, crecimiento basado en el ahorro externo y
mercado interno débil, subordinación de política monetaria, cambiaria y
fiscal al capital extranjero, carencia de política de Estado que
refiera ámbitos estratégicos de la seguridad económica”.
Indica que México ha supeditado su
política monetaria a políticas macroeconómicas, para dotar de
estabilidad cambiaria al desarrollo de los mercados financieros
internacionales.
El también doctor en ciencias
administrativas por la Universidad Autónoma de Tlaxcala considera que,
al subordinarse a intereses del capital financiero extranjero, “el poder
económico nacional se ha reducido al contar con menos condiciones
productivas y financieras, la pérdida del manejo soberano de la política
económica, para satisfacer las demandas nacionales”.
Apunta que el país carece de una
política económica que impulse un crecimiento menos vulnerable del
exterior, construya un poder económico y garantice la seguridad
económica. Por el contrario, añade, hay una alta dependencia de la
entrada de capitales con creciente vulnerabilidad, lo cual influye en la
seguridad nacional.
De acuerdo con Herrera Avendaño, la
seguridad económica está amenazada por la apropiación de una política
ligada con la liberalización, desregulación, la macroeconomía y la
política de estabilización comprometida para atraer capital extranjero
que compense la falta de inversión nacional pública y privada.
En su análisis México, vulnerable en su seguridad económica y seguridad nacional,
considera que no existe una política de seguridad nacional que defina
para el presente y futuro el rumbo que ha de seguir el Estado. Y
enfatiza que el crecimiento de la economía, sujeto al capital
extranjero, se traduce en “una seria amenaza que impide controlar el
destino de nuestro país, ejerce presión para que la política económica
responda a sus intereses, por lo que el gobierno tiene menos capacidad
para atender los reclamos de su pueblo”.
En ese sentido, considera que son muchas
las tareas que habrá de enfrentar el próximo gobierno si quiere que el
país crezca y se desarrolle, por lo que sugiere que quien gane las
elecciones del próximo 1 de julio “habrá de cuestionarse un cambio al
modelo económico imperante”.
“En vísperas del cambio de gobierno en
nuestro país, la próxima administración deberá fortalecer el mercado
interno, fortalecer el salario y empleo, apoyar el crecimiento
industrial doméstico identificando aéreas estratégicas en las cuales
nuestro país desea posicionarse, mediante una política de sustitución de
importaciones.”
La batalla por la seguridad económica y nacional
El doctor Herrera Avendaño estima que la
batalla en el terreno de la seguridad económica y nacional empieza por
mejorar las condiciones de vida, educación y empleo, que garanticen que
disparidades en la distribución del ingreso disminuyan o desaparezcan.
Para el académico, esto implica
preocuparse por desarrollar una industria nacional que minimice los
déficits con el sector externo, y los impactos que la inestabilidad
internacional tiene sobre la economía nacional.
Aclara que “no se trata de eliminar el
flujo de capitales a nuestro país, ni evitar la inversión extranjera,
sino de administrarla, determinar en qué campos y magnitud pueden
participar, sin menoscabo de la seguridad nacional”.
En su análisis, explica que la apertura y
liberalización comercial y financiera provoca que el gobierno deje de
controlar el movimiento de mercancías y capitales, el funcionamiento de
la banca, lo que deriva en que no haya una política industrial, ni
agrícola, ni crediticia a favor de estos sectores, en detrimento de la
actividad económica y el incremento la dependencia del sector externo.
Herrera Avendaño indica que cuando se
sigue la ruta del libre mercado dejando que sus fuerzas dicten el futuro
económico, se debe tener un Estado fuerte que compense las
desigualdades y que marque el rumbo de la nación. Si esto no se da, y
por el contrario se tiene un Estado cuestionado y constantemente
vulnerado con una creciente presión para alinearse a intereses externos,
entonces la seguridad económica y nacional se ven disminuidas. Y eso es
lo que sucede en México.
Neoliberalismo, a salvo
Mayumi Yasunaga Kumano, catedrático del
Instituto de Investigaciones Estratégicas de España, señala que de cara a
las elecciones en México, el modelo de reformas educativa, fiscal y
energética, junto con una situación de inseguridad y corrupción muy
deteriorada, “ha hundido las expectativas de presidente Enrique Peña
Nieto en las urnas y se ha llevado consigo la valoración del Partido
Revolucionario Institucional”.
Considera que una peculiaridad de las
elecciones mexicanas respecto al resto de comicios latinoamericanos de
este año, es la influencia que actores externos están teniendo en el
discurso electoral, como declaraciones del presidente de Estados Unidos
con la renegociación del Tratado de Libre Comercio, la construcción del
muro o la deportación de inmigrantes ilegales.
“Todo ello tiene la capacidad de marcar
los debates políticos y polarizar a la sociedad mexicana, algo que ha
sido utilizado por Andrés Manuel López Obrador, del partido Movimiento
de Regeneración Nacional, para captar votos de electores descontentos
con la forma en la que el gobierno ha encarado la llegada de Trump a la
Casa Blanca”, sostiene.
En ese contexto, explica Julio García
Pérez, máster de inteligencia por la Universidad Rey Juan Carlos (URJC),
coincide en que las reformas la liberalización en los mercados no se
ven amenazadas en las próximas elecciones, aunque acota que, en caso de
que gane López Obrador, se prevén cambios en las normas que traten de
incentivar la inversión mexicana.
En el diagnóstico La seguridad energética de combustibles en México,
publicado por el IEEE en abril de 2018, el catedrático añade que los
precios de los combustibles se perciben como una parte importante de los
resultados de la reforma energética que impactan al proceso electoral.
Precisa que en este tema, el candidato
del PRI, José Antonio Meade, es señalado como el culpable de los
aumentos, pues era titular de la Secretaría de Hacienda cuando se
decretó el incremento del 20 por ciento en enero de 2017. Por lo que
considera que “un triunfo del PRI significaría la continuación de la
reforma”.
Agrega que el candidato del Frente por
México, Ricardo Anaya, culpa de los aumentos drásticos de la gasolina al
PRI y reconoce que el PAN entorpeció la reforma en los 2 sexenios que
mantuvo la Presidencia. Sin embargo, considera que la reforma energética
“no se ve amenazada en caso de que resulte electo”.
García Pérez considera que la postura
más radical la encabeza López Obrador, quien podría revertir la reforma
energética. Sin embargo, para ello –dice el catedrático– “se requiere
modificar la Constitución, por lo que no es probable que se revierta la
reforma como propone López Obrador en caso de que resulte electo; no
obstante, es posible que se lleven a cabo cambios que modifiquen las
condiciones de los mercados”.
El empresario Alfonso Romo, coordinador
del Programa de Gobierno del candidato de la coalición ‘Juntos Haremos
Historia’, señala que “López Obrador no está planteando cambiar el
modelo económico del país, en caso de ganar la Presidencia de la
República, sino mejorarlo”.
Sostiene que “no estamos para venir a
destruir lo bueno”, “estamos totalmente a favor del Tratado de Libre
Comercio. No estamos diciendo ‘Vamos a parar lo global’ (…) nadie está
hablando de sustitución de importaciones… ¿qué estamos diciendo?,
corrijamos aquello a lo que no le hemos puesto atención, nada más, lo
demás que siga y adelante”.
En entrevista para ADN40, Romo Garza
precisó que el cambio de proyecto al que se ha referido López Obrador
“es el cambio de modelo de comportamiento de corrupción”, pero aclaró
que “es muy importante tener una verdadera economía de mercado”.
José Réyez
[CAPITALES][INVESTIGACIÓN][D][SEMANA]
Contralínea 592 / del 28 de Mayo al 03 de Junio 2018
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