Trump pisotea el libre mercado
Trump pisotea el libre mercado
Los plazos establecidos en
la agenda legislativa del Congreso norteamericano para aprobar
eventuales cambios al Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLACAN), se han vencido sin que asome por el horizonte trilateral una
solución alentadora a una renegociación que a lo largo de nueve meses se
ha distinguido por los desplantes y caprichos de Donald Trump,
empecinado en una inflexible defensa de sus empresas y mercado interno
que contradice las reglas elementales del libre mercado y la tesis de la
globalización.
Ante los ojos del mundo resulta insólito
que el principal país capitalista, impulsor en 1989 del Acuerdo de
Washington, condicione a México, en su calidad de socio comercial, las
reglas de un tratado bajo el absurdo de que en más de dos décadas se han
causado daños sensibles a su economía como lo es la pérdida de empleos.
El citado acuerdo, impulsado con todo
vigor por los Estados Unidos a finales de la década de los 80s, proponía
la liberalización del comercio y de las importaciones, estableciendo
con claridad la eliminación de las restricciones cuantitativas así como
cualquier protección comercial a través de aranceles bajos y
relativamente uniformes.
El Acuerdo de Washington alentaba, de
igual forma, la liberalización de las barreras a la inversión extranjera
directa y recomendaba la privatización de las empresas estatales.
Importante recordarle a Trump que en su contenido impulsaba el
aniquilamiento de las regulaciones que impiden el acceso al mercado y
restringen la competencia. De hecho, tales reglas sirvieron para
apuntalar al neoliberalismo y fundamentaron al TLCAN.
Ante el creciente temor de los
funcionarios mexicanos de que el inquilino de la Casa Blanca cancele un
acuerdo que, de facto, no ha beneficiado en mucho a nuestra economía y
al nivel de vida de millones de mexicanos, vale preguntar a los
empresarios nacionales sobre su postura en el entrampado asunto, para
que expliquen al mandatario estadounidense en qué momentos han engañado o
abusado de sus inversionistas y consumidores.
Nuestros empresarios tienen también
mucho que explicar en lo referente a la entrega de concesiones y venta a
precio de remate de muchas empresas públicas que como lo dispuso el
Acuerdo de Washington, fueron privatizadas pero antes saneadas o
rescatadas con recursos públicos para entregárselas en bandeja de plata.
Ha llegado el momento de que estos
empresarios volteen la mirada al mercado nacional para devolver algo de
lo mucho que han obtenido del pueblo de México —vía Fobaproa, rescates
carreteros—, para generar empleos bien pagados que reactiven la economía
y el consumo interno, redirigiendo sus exportaciones a otros mercados
de Centro, Sudamérica y el Caribe, en vez de ponerse a temblar, junto
con los representantes de la comisión negociadora, ante las reiteradas
amenazas de Donald Trump que en una abierta contradicción, viola las
reglas básicas del libre mercado contempladas en las políticas
neoliberales que tanto han beneficiado a las trasnacionales
norteamericanas.
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