México “se guarda” su gas shale; prefiere comprarlo a EU
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El Economista Un tercio de la demanda nacional se abastece con producto obtenido a través del fracking en el vecino país, aunque México tiene vastos yacimientos pues los recursos prospectivos no convencionales son de 141.5 billones de pies cúbicos.
Karol García
Mientras se prolonga la discusión sobre si México debe
aprovechar o no sus vastas reservas de hidrocarburos no convencionales
(shale) —que deben extraerse mediante la técnica de fractura hidráulica
(fracking)—, el país depende cada vez más de este tipo de recursos, pero
importados.
Al
término del 2017, la proporción de la demanda nacional de gas natural
que se abastece con producto importado desde Estados Unidos escaló a 62%
(en el 2010 era 23%), de esta fracción, alrededor de la mitad
corresponde a gas natural shale obtenido a través del fracking, afirmó
Juan Carlos Zepeda, presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos
(CNH).
El presidente del órgano regulador exhortó a priorizar la
producción doméstica de gas natural incluso por encima de la del crudo
para asegurar la seguridad energética y el crecimiento económico
nacionales, objetivo que se puede lograr con la explotación responsable
de los yacimientos no convencionales.
Ante la polémica que genera la técnica de fractura
hidráulica de las rocas lutíferas mediante pozos horizontales —que es la
utilizada en los yacimientos shale—, el titular del regulador explicó
que con más de 10,000 pozos perforados en el mundo a lo largo de una
década se ha alcanzado madurez para que se utilicen las mejores
prácticas posibles.
México tiene recursos prospectivos no convencionales de
141.5 billones de pies cúbicos de gas natural, que equivalen a 1.8 veces
los recursos convencionales y 4.6 veces las reservas totales
documentadas de este hidrocarburo hasta el momento. “No podemos obviar
esta riqueza y mantener o incrementar las importaciones de este
combustible fundamental para la industria y la transición energética
hacia fuentes limpias de generación eléctrica”, dijo Zepeda hace algunos
días en el marco del XIII Congreso Mexicano del Petróleo.
Para ello, antes de lanzar la convocatoria de la Ronda 3.3,
de nueve contratos de licencia en campos shale en Tamaulipas —en la que
hay dos empresas inscritas para el fallo postergado hasta el 14 de
febrero—, la Comisión Nacional del Agua y la Agencia de Seguridad
Energética y Ambiental (ASEA) concluyeron la regulación económica y de
protección al medio ambiente que se requiere y que no sólo aplicará a
los operadores de los campos, sino a todos sus proveedores, modificando
tres leyes y diseñando seis lineamientos y 11 normas con base en las
mejores prácticas que se realizan en Estados Unidos, Canadá y Argentina.
En México no se utilizará agua potable, sino de tratamiento
industrial reutilizable hasta cuatro veces para las perforaciones, por
lo que se buscará que los municipios participen con la proveeduría de
agua residual. Los pozos tendrán distancias de por lo menos 600 metros
verticales en relación con cualquier manto acuífero cercano y de al
menos 1 kilómetro con cualquier masa hídrica, y se obligará a que los
operadores construyan dos barreras impermeables en cada pozo, o tres si
se trata de rocas calizas, junto con un monitoreo permanente de 99
compuestos químicos como línea base.
Otro argumento para prohibir estas prácticas en países como
Alemania y Francia son los sismos que provoca esta actividad, ante lo
que el comisionado de la CNH, Héctor Moreira, explicó al presentar el
documento técnico sobre el gas natural elaborado por el regulador que es
verdad que provocan movimientos telúricos, de alrededor de 3 grados de
magnitud, tales como los más de 300 imperceptibles que se registran cada
año en la Ciudad de México.
Buscan prohibir el fracking
Pero la polémica se mantiene. El 20 de septiembre, los senadores del
partido Movimiento Ciudadano presentaron una iniciativa con proyecto de
decreto que reforma el Artículo 27 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en la que piden que se establezca que “queda
prohibida la extracción de hidrocarburos líquidos y gaseosos a través de
la fractura hidráulica, o de cualquier otro método que menoscabe la
integridad del medio ambiente”.
Además, este miércoles la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) realizará una audiencia informativa para conocer
la situación general de la utilización de fracking y la violación a los
derechos humanos de comunidades y personas defensoras a consecuencia de
esta actividad. La audiencia se realizará en el marco del 169 Periodo
Ordinario de Sesiones de la CIDH, del 1 al 5 de octubre del 2018 en la
Universidad de Colorado. Una delegación integrada por representantes de
comunidades afectadas por esta práctica y organizaciones integrantes de
la Alianza Latinoamericana Frente al Fracking, dará a conocer la
problemática de la región, incluyendo la actividad potencial en México,
ante la CIDH. kgarcia@eleconomista.com.mx
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