Debate sindical en México

José Luis Hernández Ayala

19/09/2019


Respuesta a Gilberto Enrique Ramírez Toledano
Luego de la contundente derrota, política y moral, de Alfredo Arenas Pluma (y por ende, de su alter ego Mario Benítez Chávez), candidato de la planilla “Para Todos Todo” a la Secretaría del Interior del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)[1], sus aliados externos a la organización, han desatado una andanada de artículos, en diferentes medios de comunicación alternativos, para intentar desacreditar el proceso electoral y calumniar a la dirección sindical.
Gilberto Enrique Ramírez Toledano pretende sorprender a las y los lectores de, sinpermiso (8/09/2019), para dar cobertura al intento de la planilla perdedora de obtener, por medio de los tribunales del Estado, lo que no pudieron mediante el voto libre, directo y secreto: la representación sindical. Procediendo de esta manera están abriendo las puertas del sindicato para que el gobierno intervenga en nuestros asuntos internos, es decir, están violando nuestra autonomía sindical.
Aunque el peso de los opositores a la actual dirección del SME, representada por su secretario General, Martín Esparza Flores, es prácticamente irrelevante y no hay forma de revertir la legalidad del voto mayoritario, daremos puntual respuesta a sus más infames calumnias.
De cómo el SME sobrevivió a un golpe mortal
El problema del señor Ramírez, radica en su incomprensión del triunfo de los trabajadores electricistas al intento de liquidar nuestra organización sindical y de privatizar la industria eléctrica.
El señor Ramírez ignora que la actual dirección del SME fue el ala radical de la lucha que en 1999 derrotó el intento del Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León de reformar la Constitución para permitir la privatización de la industria eléctrica y que, en el 2003, derrotó el intento del Presidente Vicente Fox Quesada de volver a intentarlo.
Conscientes de que la base y la dirección del SME no se someterían pasivamente a otro intento de reforma constitucional, los neoliberales concluyeron que la primera tarea era dividir a la organización sindical y luego decretar, inconstitucionalmente, la extinción de la empresa Luz y Fuerza del Centro. En consecuencia, durante el proceso electoral de abril-mayo del 2009, para renovar la secretaría general del SME, impulsaron la candidatura del corrupto Alejandro Muñoz Reséndiz, suministrándole inmensos recursos económicos y apoyo mediático para denostar la figura de Martín Esparza. A pesar de este patrocinio, Alejandro Muñoz fue derrotado. Luego vino una acción inédita en la historia democrática e independiente del SME, Alejandro Muñoz demandó ante el tribunal laboral desconocer el proceso electoral y ser reconocido como secretario general, exactamente lo que ahora hace el dueto Benítez-Arenas de la planilla “Para Todos Todo”. La mano del gobierno estaba detrás de esa maniobra para descabezar a la dirección electa. El jueves 8 de octubre del 2009 se realizó una manifestación de cerca de 40 mil electricistas para exigir al gobierno el reconocimiento del liderazgo de Martín Esparza como legítimo secretario general. Era claro que el sindicato estaba cerrando filas para enfrentar al gobierno. El sábado 10 de octubre, a las 10 pm, el gobierno respondió con la toma militar de las instalaciones de la empresa y en horas de la madrugada del domingo 11, emitió el decreto de extinción de la empresa.
Mientras la actual dirección sindical se mantuvo firme para enfrentar el golpe de mano del gobierno, y la Asamblea General emitió la orden de no liquidarse, la gran mayoría de los ex dirigentes sindicales, actualmente entusiastas apoyadores de la Planilla “Para Todos Todo”, se sumaron al intento de liquidar al SME incitando a los trabajadores a aceptar su liquidación. Su labor de esquirolaje fue determinante para que una mayoría de trabajadores aceptara el despido, sólo 16,599 trabajadores bajo el liderazgo de Martín Esparza, de cerca de 44 mil, nos mantuvimos en resistencia y solamente alrededor de 9 mil jubilados y jubiladas continuaron pagando sus cuotas voluntariamente de un total de 22 mil.
Enfrentar a todo el poder del Estado es una tarea titánica para cualquier sindicato, aún tratándose de una organización tan combativa como el SME. A pesar de estar contra las cuerdas, como espartanos decidimos iniciar la resistencia. Recurrirnos a toda forma de lucha a nuestro alcance: infinidad de movilizaciones, huelgas de hambre, plantones en la plaza principal de la Ciudad de México, desarrollamos diversas iniciativas políticas, legislativas y una estrategia jurídica nacional e internacional e incluso organizamos una exitosa huelga de pagos con la creación de la Asamblea Nacional de Usuarios de la Energía Eléctrica (ANUEE). La respuesta del gobierno patronal del Partido Acción Nacional (PAN) fue brutal: sufrimos el asesinato de un compañero, encarcelamiento de trabajadores, ordenes de aprensión en contra de Martín Esparza y de otros dirigentes y muchas otras formas de violencia y acoso político, mediático y jurídico.
Nuestra resistencia obtuvo una primera victoria en septiembre de 2012 cuando el máximo tribunal laboral emitió una sentencia que reconocía nuestro derecho a ser recontratados por la otra empresa estatal, Comisión Federal de Electricidad. Para desacatar esta sentencia, el gobierno federal recurrió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyos ministros, el 30 de enero del 2013, la revocaron de forma ilegal. Se impuso la “razón de Estado”.
A pesar de toda su infamia, la maquinaria estatal no pudo negarnos nuestro derecho a una indemnización proporcional del pasivo laboral, cuyo monto total ascendía a 80 mil millones de pesos. A cambio de este fondo y por la presión ejercida, el gobierno de Enrique Peña Nieto se vio obligado, en el marco de una nueva Ley privatizadora del sector eléctrico que finalmente se aprobó en diciembre de 2013, a otorgarnos una concesión por treinta años para explotar las plantas de generación de la extinta empresa y la propiedad de terrenos, fábricas y talleres. Por acuerdo de Asamblea General se acordó formar la empresa de generación eléctrica Grupo Fenix, en sociedad con la empresa Mota Engil-México (que posee el 51 por ciento del paquete accionario, es decir que quedan como patrones), y crear la Cooperativa Luz y Fuerza para impulsar diversos proyectos productivos en los terrenos y edificaciones obtenidas.
No se trata del acuerdo que hubiéramos querido, pero solo los ciegos y dogmáticos no se dan cuenta de que este acuerdo es mil veces mejor que habernos quedado en la calle y sin organización sindical.
Los hechos son contundentes y no se pueden falsificar. Hemos logrado que cientos de trabajadores se estén reinsertado a laborar en el sector eléctrico y en otros emprendimientos; miles de empleos adicionales están por crearse; el ejercicio fiscal del 2018 permitió importantes beneficios que se entregaron, en tiempo y forma, a trabajadores en resistencia y pensionados; todo ello sin olvidar que logramos una liquidación conforme al Contrato Colectivo de Trabajo y con beneficios adicionales muy por encima de lo que obtuvieron quienes se liquidaron bajo la presión del gobierno panista, como la condonación de los préstamos hipotecarios que beneficiaron a más de 4 mil trabajadores.
Lo obtenido en la mesa de negociación no fue fruto de maniobras oscuras, fue resultado de una movilización histórica. Insistimos en que la solución del conflicto del SME se dio en el marco de leyes laborales y del sector eléctrico que nos fueron impuestas, ante las cuales siempre nos opusimos, pero que contaron con el aval de una Asamblea General y de una intensa discusión interna. Este acuerdo es reconocido y respetado por el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador. No hay nada que ocultar.
En caso de que el actual gobierno, que dice pretender recuperar el sector energético, decida impulsar su renacionalización, el SME no tiene ningún problema en sumarse a este objetivo.
Un proceso electoral transparente y contundente
Los argumentos del señor Ramírez para descalificar el reciente proceso electoral del SME son de pena ajena. Confirma la ignorancia supina de nuestro Estatuto cuando afirma que: “Se imprimieron más de 35 mil boletas, pero el padrón electoral que se entregó a la Secretaría del Trabajo sólo tenía poco más de 15 mil electores. Pero lo impensable, así como en las peores épocas del PRI votaban los muertos, acá, hubo más del 100% de votación, pues se tienen registrados más de 17 mil votantes efectivos.”
Debemos informarle al señor Ramírez que en el SME no solo votan los trabajadores activos, también lo hacen las y los jubilados (cuyo número actualmente ronda los 18 mil), siempre y cuando hayan cumplido con su obligación estatutaria de pagar sus cuotas sindicales (Artículos 131 y 97), ello explica el número de boletas y votos emitidos. También le informamos que los trabajadores en resistencia no pagamos cuotas ni muchos otros beneficios.
Para mejor conocimiento de las y los lectores de sinpermiso, les informamos que en este proceso electoral participaron 17 mil 498 votantes –aproximadamente 12 mil 500 miembros activos y 5 mil jubilados y pensionados-, el voto fue libre, directo y secreto, como lo pueden constatar diversas organizaciones sindicales independientes que actuaron como observadoras (como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación o el Sindicato de la Universidad Autónoma Metropolitana) y Cooperativas destacadas como Refrescos Pascual y la llantera TRADOC. El compañero Fernando Muñoz Ponce obtuvo 12 mil 161 votos (71.41%), frente al opositor Alfredo Arenas Pluma que obtuvo 4 mil 868 (28.58%).
Nuevos retos para el SME
La lucha del SME no se cierra con haber obtenido el mencionado acuerdo para la solución del conflicto. Aún existen diversos pendientes de solucionar con el actual gobierno. Pero lo más importantes es que el SME, junto con otras decenas de sindicatos independientes y cooperativas, estamos tratando de aprovechar la coyuntura abierta por el cambio de régimen, para impulsar la recomposición del sindicalismo mexicano.
El pasado jueves 12 de septiembre, el local del SME fue sede de una Asamblea Histórica para constituir, legalmente, una auténtica representación de un parte importante del sindicalismo independiente y democrático de México: la Nueva Central de Trabajadores.
La asamblea acordó elegir un Comité Ejecutivo provisional integrado por el compañero Martín Esparza Flores (SME) como Secretario General, Victoria Carrillo Velázquez (de la Federación Nacional de Sindicatos Democráticos) como Secretaria de Organización, Jorge Dorantes Silva (del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana) como Tesorero y Rubén Jiménez Reyes (Sindicato Nacional de Docenes del CONALEP) como Secretario de Actas y Acuerdos.
Para el SME uno de los grandes pendientes para lograr una auténtica transformación de nuestro país, consiste en democratizar el mundo del trabajo, limpiarlo del falso sindicalismo corrupto y gansteril, eliminar los contratos de protección patronal, unificar al movimiento obrero y recuperar mejores condiciones de vida y de trabajo cruelmente deteriorados por más de 30 años de neoliberalismo.
El siguiente paso de la NCT es realizar nuestro Tercer Congreso Nacional Ordinario que ocurrirá los días 22, 23 y 24 de noviembre, donde se debatirá la nueva situación política y la aprobación de un nuevo Estatuto.
Estos son nuestros verdaderos objetivos y los aullidos sectarios, cargados de calificativos y calumnias como la del señor Ramírez, no podrán distraernos de lo realmente importante.


[1] En el SME se elige, alternadamente cada 5 años, una mitad del Comité Central, compuesto por 26 integrantes (https://www.sme.org.mx/estatutos.html ). Este año correspondió al puesto de secretario del Interior, segundo en el mando, como lo marca el Estatuto.


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