La crisis inducida de los medicamentos oncológicos
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Autor:
Claudia Villegas
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador
está lleno de símbolos. El Presidente adora la semiótica. Todos los
días, a cada momento, envía mensajes y señales sobre el diseño
institucional en el que trabajó durante décadas para su plan de
gobierno. Adolece, sin embargo, de la necesaria instrumentación de políticas públicas. Sabe, sin embargo, que no tiene mucho tiempo. Por ello, el episodio del medicamento para integrar quimioterapias dedicadas al tratamiento del cáncer debería analizarse más allá de una simple riña para bajar el costo de la compra gubernamental.
Las compras del Metotrexate inyectable a Francia a la trasnacional Maylan,
uno de los grandes jugadores en este mercado, representa simplemente un
desafío del gobierno lopezobradorista a los laboratorios que, gracias
al esquema de compras consolidadas durante los gobiernos priístas y
panistas, se convirtieron prácticamente en monopolios. La Comisión
Federal de Competencia Económica (Cofece), a cargo de Alejandra Palacios, tendría que investigar si la creación de jugadores monopólicos
se presentó ante las condiciones masivas de compra y distribución que
exigieron las adquisiciones consolidadas así como el eventual reparto de
otros mercados entre otros laboratorios farmacéuticos. Todo un caso.
El problema con la Cofece es que el
organismo antimonopolios debe cumplir con procesos de investigación muy
complejos; debe blindar sus indagatorias porque se enfrenta a gigantes
corporativos que vigilarán hasta el último detalle que atente contra sus
estructuras. Detrás de este capítulo, en el que se involucraron a niños
que padecen cáncer, a sus padres, sus familias y, por supuesto, a los
médicos que los atienden, se encuentra una red de intereses legítimos pero también ilegítimos vinculados con cumplimientos de normas.
Más allá de un tema administrativo, el
incumplimiento de procesos y normas por parte de los laboratorios que ha
dado a conocer la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos
Sanitarios (Cofepris) se encuentra la salud de
pacientes mexicanos que recibirán los medicamentos que fabrican esas
empresas. Es público que para abastecer los medicamentos para
estabilizar las quimioterapias para los pacientes con cáncer, varios
laboratorios solicitaron que la Cofepris que levantara las suspensiones a sus líneas de producción sin que se realizaran las inversiones necesarias para garantizar la operación sanitaria adecuada.
Por ello, usando el suministro de un medicamento extremadamente
sensible para la población, los laboratorios que vendieron durante los
últimos años Metotrexate quisieron poner de rodillas al régimen lopezobradorista.
¿Crisis inducida?
La crisis de abasto,
sin embargo, no tenía fondo porque al 31 de diciembre de 2019 se tienen
vigentes contratos para que los laboratorios suministren el producto. La
presión se hizo presente cuando frente a la nueva licitación
consolidada de medicamentos para 2020, los laboratorios mexicanos –que,
por cierto, sólo importan el medicamento– enfrentarían problemas en sus
líneas de producción para participar en la compra consolidada y volver a
controlar un mercado en el que durante décadas tuvieron exclusividad en
el suministro.
El negocio fue tan bueno que ante la desaparición de compañías que distribuían medicamentos, como Casa Saba,
los laboratorios empezaron sus propias compañías logísticas con
unidades propias y subcontratando a pequeños transportistas. Tenían, en
resumen, muy buenos márgenes.
Otra línea de investigación para la
Cofece es la decisión de los grandes jugadores internacionales de dejar
mercados completos a los laboratorios mexicanos. Me explicaron quienes
conocen del tema que la política pública de impulsar la venta nacional
de medicamentos genéricos impuso candados que condicionaban la venta de
fármacos a compañías con plantas e inversiones en México. Ahora, sin
embargo, la adjudicación fue directa y no se exigió que Mylan tuviera manufactura en el país. La decisión se sustenta en el apartado de seguridad nacional
y los laboratorios que controlaron en el pasado las compras
consolidadas de medicamentos tendrán que trabajar con las nuevas reglas
del juego.
Claudia VillegasFuente
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