Sobreviviente de guerra sucia recibe disculpas del gobierno

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▲ Pasaron más de cuatro décadas para que la primera víctima pudiera escuchar una disculpa.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Martes 24 de septiembre de 2019, p. 3
En un acto inédito, el Estado mexicano reconoció por primera vez que durante la guerra sucia “se construyó y operó desde el gobierno de la época un aparato de represión que cometió delitos de lesa humanidad” contra los disidentes políticos.
Ayer 23 de septiembre, en una fecha simbólica, el gobierno federal ofreció disculpas públicas a la primera de cientos de víctimas en ese periodo de la historia reciente del país: Martha Alicia Camacho Loaiza, quien junto con su entonces esposo, José Manuel Alapizco Lizárraga (ambos integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre), fue detenida de manera arbitraria el 19 de agosto de 1977 en Culiacán, Sinaloa, por efectivos del Ejército, policías estatales y de la extinta Dirección Federal de Seguridad.
Fue torturada durante 49 días en la novena Zona Militar en Culiacán, estaba embarazada y la hicieron parir en infrahumanas condiciones; además, se le obligó a presenciar la tortura y ejecución extrajudicial de su esposo, cuyo cuerpo jamás se le entregó. Recuperó su libertad gracias a que su familia pagó un rescate y durante 42 años ha luchado por justicia y la reparación del daño.
Con la creación de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado de la PGR, durante el gobierno de Vicente Fox, presentó una denuncia, pero al paso de los años su derecho de acceso a la justicia se le ha negado.
Ayer, en el Centro Universitario Cultural Tlatelolco, en una emotiva ceremonia en la que se congregaron defensores de derechos humanos, víctimas de la guerra sucia, sus familiares y funcionarios, y en la que las consignas de aquella época se escucharon fuerte: ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!, Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, ofreció la disculpa pública a Camacho Loaiza, a su esposo y a su hijo Miguel Alfonso Millán Camacho, quien nació cuando Martha estaba detenida en el cuartel militar y vivió en sus primeros minutos de vida la tortura al ser encañonado con una metralleta como forma de doblegar a su madre.
“A nombre del Estado mexicano les ofrezco una disculpa pública por la transgresión a sus derechos en el marco de las violaciones graves, generalizadas y sistemáticas a derechos humanos ocurridas en un contexto de violencia política del pasado en el periodo histórico conocido como guerra sucia (…) Le ofrezco una disculpa por la violación de su acceso a la justicia y a reconocer la verdad sobre los hechos, así como del paradero del cuerpo del señor Alapizco Lizárraga y la dilación de las instituciones encargadas de impartir justicia.”
Después 42 años de lucha por la verdad y la justicia, Martha Alicia Camacho sentenció que este acto representa una esperanza y un punto de partida para que cientos de víctimas de la guerra sucia puedan alcanzar justicia y reparación del daño, al igual que miles en los años recientes.
Acompañada en todo momento por la fotografía de su esposo, reconoció a su hijo, hijas, nietos, yernos, a su actual compañero de vida, a toda su familia, así como a aquellas otras víctimas y colegas que han estado a su lado. Pidió que se pusieran de pie y el recinto se estremeció con el aplauso. Alguien gritó entre los asistentes: ¡Vivan los valientes de la 23 de Septiembre!. Ella, conmovida, también agradeció el apoyo del Centro Miguel Agustín Pro Juárez. En ese acto no se dejó de lado la exigencia de justicia para los 43 normalistas de Ayotzinapa y para las miles de víctimas de la crisis que vive México.
Camacho criticó la ausencia de representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional: Perdió una gran oportunidad para reconocer las atrocidades que cometieron en esa época, reconocerlo sería avanzar hacia el fortalecimiento de su institución. ¡Qué lamentable! Deberían estar aquí porque fue justamente al interior de las instalaciones de la novena Zona Militar de Culiacán donde se cometieron estas atrocidades que van más allá de la comprensión humana.

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