El Pasado y ADN Priístas de la Disidencia del SME
Por El Equipo de Análisis de Cananea TV“El que no conoce a Dios, donde quiera se anda hincando”
(Refrán popular)
La agresión perpetrada contra la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), de Insurgentes 98, es un hecho que debe encender las sirenas de alerta del sindicalismo independiente del país, pues así como el gobierno de Felipe Calderón trató de aniquilar a la centenaria organización en la madrugada del 11 de octubre del 2009 con la sorpresiva extinción de la paraestatal Luz y Fuerza del Centro (LyFC), ahora diversos grupos de interés, disfrazados de corrientes depuradoras tratan de golpear nuevamente al SME y a otras organizaciones, con el claro fin de retornarlos a la categoría de rentable negocio de unos cuantos. Asunto del que conoce de pe a pa el ahora supuesto líder interino, Jorge Sánchez García.
Seguramente que para las nuevas generaciones el nombre de Jorge Sánchez les es totalmente ajeno y desconocen el verdadero perfil de un dirigente que hace más de tres décadas pasó de ser un humilde criador de puerquitos en una granja de su natal Tequixquiac allá por el rumbo de Zumpango en el EdoMéx –donde curiosamente morían los animalitos de sus socios, menos los suyos–, a convertirse en unos cuantos años en el dueño de infinidad de propiedades en Lomas de Atizapán y boyante constructor.
En ese entonces, el Secretario General del SME, aprovechó las coyunturas políticas para enriquecerse siendo aliado del PRI, partido que le otorgó a cambio de reverencia y sumisión al entonces presidente, Carlos Salinas de Gortari –el apóstol del neoliberalismo–, la manga ancha para no entregar cuentas a los electricistas y hacer diputado federal por ese partido a su entonces asesor de cabecera, Pablo Casas, al pasar de los años subdirector del ISSSTE en los gobiernos panistas.
El 10 de enero del 1989, apenas a un mes de haber tomado posesión, Carlos Salinas de Gortari decidió quitarse de en medio al incómodo líder de los petroleros, Joaquín Hernández Galicia, que había apoyado en la campaña presidencial de 1988 al candidato del Frente Nacional Democrático (FND), Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Mediante un operativo donde participaron agentes federales y miembros del ejército, le fueron sembradas al entonces poderoso dirigente armas y hasta el cadáver de un ministerio público, para incriminarlo. Al caer en desgracia, muchos de sus prestanombres también fueron objeto de persecución judicial.
LEÑA DEL BOLAÑOS CAÍDO
Uno de ellos era el empresario Sergio Bolaños, propietario de la empresa DUMSA que nada menos tenía tratos con Jorge Sánchez para realizar un programa habitacional de los trabajadores del SME en el municipio mexiquense de Atizapán.
Sería pertinente que el ahora supuesto Secretario General Interino explicara a las nuevas generaciones de mexicanos y de electricistas cómo fue la negociación mediante la cual arrebató al empresario caído Bolaños un convenio por 3 mil millones de viejos pesos (unos 300 actuales), a cambio de “resarcir daños al SME” y no abonarle más cargos en su contra.
El entonces líder supo aprovechar su relación de amistad con Salinas –en cuyo gobierno inició la privatización de la industria eléctrica nacional ante lo cual Sánchez no alzó la voz–, para amedrentar al alicaído prestanombres que no dudó en entregarle esa cantidad al dirigente. Millonario recurso que de acuerdo al archivo histórico del SME, nunca ingresó a las arcas smeitas.
Sus fraudes cometidos en Lomas de Atizapán y el robo de un terreno de más de diez hectáreas conocido como Las Margaritas, hizo a los entonces agraviados electricistas llevar a Sánchez García ante una Asamblea Judicial, la cual determinó el delito de fraude. De igual forma debió salir por la puerta trasera su hermano Juan Manuel (q.e.p.d). Ambos fueron expulsados de la organización. Es decir que en los hechos el hoy resucitado seudolíder ya no es miembro del SME desde hace muchos años.
Hasta dónde se sabe, Jorge Sánchez no reintegró la millonaria suma birlada a los electricistas ni en la gestión de Pedro Castillo, que le sucedió en el cargo, ni de los posteriores Secretarios Generales.
LOS APARECIDOS
En México es un fenómeno sociológico recurrente el llamado oportunismo sindical. Y este el caso que se vive en el SME, pues es indudable que tras la agresión del gobierno de Felipe Calderón a los electricistas, al enviar a la calle a 44 mil de ellos la madrugada del 11 de octubre del 2009, cuando se emitió al sorpresivo Decreto de Extinción de Luz y Fuerza del Centro, ninguno de los ahora aparecidos y resucitados se sumó a la lucha de defensa de su organización y de sus fuentes de trabajo.
¿Dónde estuvo el hoy llamado líder interino? ¿Qué se hicieron entonces Rosendo Flores, Jorge Tapia y otros ahora críticos del movimiento de resistencia smeita?
La lista de oportunistas es larga y de verdaderos traidores a su causa, más. Por supuesto que cual moscas en el arado, resulta muy cómodo ahora que el SME salió del bache y se encamina a ser una próspera cooperativa, apuntarse como beneficiarios y exigir derechos.
Pero hay infinidad de imágenes y videos acumulados en los años de lucha de los que se quedaron al movimiento de resistencia donde no aparecen ni una sola vez, cuando el SME se convirtió además en el baluarte de las luchas sociales de muchos de los movimientos de izquierda que ahora accedieron al poder.
Lo que sí abundan son testimonios de cómo gente como Rosendo o Tapia acudieron a hacer antesala al PRI en el 2006, esperando ser tomados en cuenta en la campaña del fallido candidato, Roberto Madrazo, y en la de Peña Nieto más tarde; o de otros más como Rodolfo Bonilla, buscando por todos los medios llegar a cargos de elección por partidos de derecha como el PAN.
Sí, el mismo que llevó a la presidencia a Felipe Calderón por un fraude electoral contra de Andrés Manuel López Obrador. Ése partido que con su dipsómano mandatario, acuchilló por la espalda al sindicato que ahora dice defender con uñas y dientes.
Son esos partidos con los que hicieron buenas migas estos mesías de probeta, los mismos que ahora tanto critican en su discurso político como impulsores del “neoliberalismo que aniquiló a la industria eléctrica”. Ahora llaman “señor presidente” y tratan de rendir pleitesía a quien encabezó un movimiento social del que nunca formaron parte. Una verdadera incongruencia ideológica e histórica que haría morir de risa al mismísimo Kafka.
Lo lamentable es que ahora están pasando de los discursos demagógicos, cargados de ADN priísta, a las agresiones. Y es momento de que las autoridades pongan atención a lo que está sucediendo en el SME, pues algunos funcionarios que no tienen la menor pizca de ideología de izquierda, pero sí una voraz ambición por adueñarse de lo que en derecho pertenece a los smeitas que lucharon en el agobiante periodo de resistencia, están metiendo las manos de manera delincuencial e irresponsable para agredir a quienes no se liquidaron y tienen legítimamente salvaguardados sus derechos.
Quienes ven al SME como un apetitoso botín, no deben pasar por alto que no está solo; en todos los años de resistencia, la organización ha labrado todo un andamiaje de alianzas con otros sindicatos independientes e innumerables organizaciones sociales en la defensa de causas comunes, desde la lucha de los pueblos indígenas hasta el derecho a la electricidad como un derecho humano de los usuarios de la energía eléctrica aglutinados en la ANUEE. Golpear al SME de la resistencia, es agredir a un movimiento social maduro, consistente y unido.
Por cierto, Jorge Sánchez debe ser cauto en sus palabras cuando aborda el tema de la honestidad y transparencia sindicales, pues tendría que empezar por explicar a sus seguidores y a la opinión pública los motivos por los cuáles fue expulsado de la organización que pretende encabezar, entre ellos, los fraudes habitacionales de Lomas de Atizapán.
Quienes lo conoce en el SME, saben que Jorge Sánchez dista mucho de ser un hombre pobre y ahora que la transparencia sindical es un requisito de ley a todos los dirigentes –si se dice Líder Interino—valdría la pena que haga pública su declaración patrimonial y la de sus familiares.
El país, los funcionarios de la 4T y los smeitas, podrán saber el secreto de cómo un humilde electricista dio un gigantesco brinco de criador de marranitos a próspero hombre de negocios. Cosas del viejo corporativismo sindical y del oportunismo que se niegan a morir.
O como reza el sabio aforismo: “El que no conoce a Dios, donde quiera se anda hincando”.
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