Pemex asignará a la IP convenios por hasta 30 años para explotar 40 campos
Susana González G.
Periódico La Jornada
Domingo 19 de diciembre de 2010, p. 29
Rebautizados como contratos integrales de servicios para exploración y producción (contratos integrales EP), los primeros contratos incentivados por 20 o 30 años que Petróleos Mexicanos (Pemex) pretende suscribir con el sector privado son para explotar 40 campos petroleros, ubicados en ocho áreas del sur del país y con una reserva calculada en 420 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
Fueron seleccionados porque son campos maduros y ya probados que tuvieron picos de producción antes de declinar, además de que se tomaron en cuenta por su rentabilidad, infraestructura y localizaciones a perforar.
De las ocho áreas consideradas, Pemex ya tiene los análisis de las tres primeras: Magallanes, Santuario y Carrizo, ubicados en 312 kilómetros cuadrados, con una producción actual de 14 millones de barriles por día y una reserva de 195 millones.
En una segunda etapa estos contratos también se licitarán para extraer crudo de Chicontepec, donde se concentra 56 por ciento de las reservas probables del país, e incluso se aspira tener una tercera etapa para utilizarlos en la explotación de aguas profundas donde el gobierno federal ha insistido que se encuentra una importante proporción de la plataforma de producción de largo plazo, según el plan de negocios de Pemex.
Así la paraestatal contratará empresas privadas que presten sus “servicios para obtener producción (petrolera)” y les pagará en función de la tarifa que fijen por barril, misma que se ajustará cada seis meses. A ello se agrega que Pemex otorgará estímulos o incentivos a las empresas, previamente establecidos en los contratos (por eso se les llamó incentivados), si su desempeño le genera ahorros o más utilidades, como por ejemplo cuando ejecuten sus servicios en menor tiempo del previsto.
Los contratos integrales de servicios no implican, según Pemex, que tenga que compartir la producción ya que el contratista será remunerado con pagos en efectivo y la paraestatal mantendrá la propiedad de los pozos, líneas, ductos y demás instalaciones.
Pemex pondera la “flexibilidad” de los contratos frente a las licitaciones tradicionales y rechaza que sean “concesiones o contratos de producción compartida o que comprometan los porcentajes de la producción o de las ventas de hidrocarburos o sus derivados, ni tampoco las utilidades de Pemex, ni incluyen como prestación un porcentaje de los productos, participación en los resultados de las explotaciones o en la propiedad de los hidrocarburos”.
Pemex creó una página electrónica (www.pep.pemex.com:8080/contratos/) ex profeso para explicar en qué consisten y convocar al sector privado a “complementar sus esfuerzos para la reactivación de campos y desarrollo de proyectos complejos”.
Aprobados desde el 24 de noviembre de este año por su consejo de administración, los contratos de Pemex fueron avalados un par de semanas después por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) frente a una controversia constitucional del Congreso de la Unión.
Son resultado de la reforma energética de 2008 y su objetivo, indica, es expandir y fortalecer las operaciones de la subsidiaria Pemex Exploración y Producción (PEP) con un “modelo competitivo que representa una nueva forma de colaboración” con la industria petrolera.
Fuente
Periódico La Jornada
Domingo 19 de diciembre de 2010, p. 29
Rebautizados como contratos integrales de servicios para exploración y producción (contratos integrales EP), los primeros contratos incentivados por 20 o 30 años que Petróleos Mexicanos (Pemex) pretende suscribir con el sector privado son para explotar 40 campos petroleros, ubicados en ocho áreas del sur del país y con una reserva calculada en 420 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.
Fueron seleccionados porque son campos maduros y ya probados que tuvieron picos de producción antes de declinar, además de que se tomaron en cuenta por su rentabilidad, infraestructura y localizaciones a perforar.
De las ocho áreas consideradas, Pemex ya tiene los análisis de las tres primeras: Magallanes, Santuario y Carrizo, ubicados en 312 kilómetros cuadrados, con una producción actual de 14 millones de barriles por día y una reserva de 195 millones.
En una segunda etapa estos contratos también se licitarán para extraer crudo de Chicontepec, donde se concentra 56 por ciento de las reservas probables del país, e incluso se aspira tener una tercera etapa para utilizarlos en la explotación de aguas profundas donde el gobierno federal ha insistido que se encuentra una importante proporción de la plataforma de producción de largo plazo, según el plan de negocios de Pemex.
Así la paraestatal contratará empresas privadas que presten sus “servicios para obtener producción (petrolera)” y les pagará en función de la tarifa que fijen por barril, misma que se ajustará cada seis meses. A ello se agrega que Pemex otorgará estímulos o incentivos a las empresas, previamente establecidos en los contratos (por eso se les llamó incentivados), si su desempeño le genera ahorros o más utilidades, como por ejemplo cuando ejecuten sus servicios en menor tiempo del previsto.
Los contratos integrales de servicios no implican, según Pemex, que tenga que compartir la producción ya que el contratista será remunerado con pagos en efectivo y la paraestatal mantendrá la propiedad de los pozos, líneas, ductos y demás instalaciones.
Pemex pondera la “flexibilidad” de los contratos frente a las licitaciones tradicionales y rechaza que sean “concesiones o contratos de producción compartida o que comprometan los porcentajes de la producción o de las ventas de hidrocarburos o sus derivados, ni tampoco las utilidades de Pemex, ni incluyen como prestación un porcentaje de los productos, participación en los resultados de las explotaciones o en la propiedad de los hidrocarburos”.
Pemex creó una página electrónica (www.pep.pemex.com:8080/contratos/) ex profeso para explicar en qué consisten y convocar al sector privado a “complementar sus esfuerzos para la reactivación de campos y desarrollo de proyectos complejos”.
Aprobados desde el 24 de noviembre de este año por su consejo de administración, los contratos de Pemex fueron avalados un par de semanas después por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) frente a una controversia constitucional del Congreso de la Unión.
Son resultado de la reforma energética de 2008 y su objetivo, indica, es expandir y fortalecer las operaciones de la subsidiaria Pemex Exploración y Producción (PEP) con un “modelo competitivo que representa una nueva forma de colaboración” con la industria petrolera.
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