Fallas en la costosa nueva sede colapsan la sesión de trabajo

Andrea Becerril y Víctor Ballinas

Periódico La Jornada
Jueves 14 de abril de 2011, p. 14

Apenas inaugurado ayer, el moderno, costoso y automatizado conjunto arquitectónico del Senado en Reforma a Insurgentes presentó varias deficiencias, que impidieron a los legisladores concluir la agenda de la primera sesión que ayer realizaron en esa que es su nueva sede.

El sofisticado sistema electrónico de votación, que la empresa Indi, constructora del edificio, promociona como mejor que el de la Organización de Naciones Unidas (ONU) falló y los legisladores debieron repetir dos veces el recuento y al final hacerlo a mano alzada, porque en la pantalla gigantesca aparecían votando senadores que ya se habían retirado.

Por la mañana, el presidente del Senado, Manlio Fabio Beltrones, oprimió un botón de un tablero electrónico para izar la bandera gigantesca que se encuentra arriba del salón de plenos, inaugurando con ello el nuevo recinto. Hubo después una sesión solemne que congregó a buena parte de la clase política, que reunió a varios aspirantes presidenciales, entre ellos el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, y el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto.

Pero, una vez que despidieron a los invitados y se quedaron a sesionar, comenzaron los problemas para los senadores.

El sonido tuvo serias deficiencias, faltan aún muchos detalles, entre ellos terminar los sanitarios, por lo que los legisladores debieron hacer cola para usar los dos únicos en servicio. En el área de prensa, la situación es peor.

El martes por la noche se inundó el sótano uno, cuando se realizaban pruebas de los dispositivos contra incendios. Sin embargo, lo más problemático fue sin duda el sistema electrónico de votación, el que, según el director técnico de la obra, el arquitecto Óscar Gonsenheim, es de tecnología de última generación.

La mesa del escaño de cada senador es prácticamente una computadora que enlaza con la pantalla electrónica. Los legisladores insertan una tarjeta que abre el sistema y oprimen el botón para votar, pero ayer no funcionó.

Era la primera votación y el coordinador del Partido del Trabajo (PT), Ricardo Monreal, se dio cuenta que en la pantalla aparecía el nombre de uno de sus compañeros de bancada, el senador Francisco Javier Obregón, que ya se había retirado de la sesión.

"¡Se está cometiendo el primer fraude!", exclamó, y el presidente en funciones de la mesa directiva, el panista Ricardo García Cervantes, decidió que dada la gravedad de la acusación, se repitiera la votación. Se hizo y otra vez la pantalla registró el voto de legisladores ausentes, entre ellos el de Rosario Ibarra.

El petista Alejandro González Yáñez y el perredista Tomás Torres advirtieron sobre el riesgo de que la situación se repita y con el sistema abierto se pueda votar a nombre de algún senador que no esté presente. Se votó por tercera vez las modificaciones a la Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar, pero esta vez a la antigua, es decir a mano alzada. Se dio por terminada la sesión.

Antes, Diego Fernández de Cevallos y Enrique Jackson asistieron a la inauguración de la obra que ellos, como coordinadores de los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) en la pasada legislatura, contrataron e impulsaron.

Sin la larga barba que lució al reaparecer hace unos meses, Fernández de Cevallos sostuvo que no tiene elementos para juzgar si el costo de la obra, de cerca de 2 mil 600 millones de pesos, es excesivo. "Lo que sí puedo decir es que es conveniente para el Senado".

El jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, en cambio, consideró que se trata de instalaciones muy grandes "y la inversión es muy cuantiosa".

Algo falló también ayer en la seguridad, porque pese a los controles, se coló al recinto Rafael Acosta, alias Juanito, y cuanto vio bajar al patio a Ebrard, se colocó entre los reportero y comenzó a gritar que le devolviera la delegación Iztapalapa, que le había robado.

Hoy los senadores sesionan en su nueva sede y confían en que la constructora, que tantos problemas les ha causado, haya solucionado el problema con el sistema electrónico de votación y que ya puedan ocupar sus oficinas, a las que faltan detalles.


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