58 Aniversario del voto femenino en México: Reescribir la historia para destacar logros de mujeres políticas
viernes 21 de octubre de 2011
Amaia Aldamiz (CIMAC)
Ante la carencia de estudios sobre la historia de la participación política de las mexicanas, la investigadora del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México Gabriela Cano, se dio a la tarea de rescatar del olvido a una de las mujeres protagónicas para la conquista del voto femenino en 1953: Amalia de Castillo Ledón.
Cano, quien también es doctora en Historia por la UNAM, conversa con CIMACNOTICIAS sobre su libro “Amalia de Castillo Ledón. Mujer de letras, mujer de poder” -a presentarse el próximo lunes en el Centro Cultural Bella Época-, y con el cual busca recuperar la memoria de una de las sufragistas más activas y comprometidas con la lucha por la ciudadanía plena de las mexicanas.
Pero no sólo eso. En su obra, Gabriela Cano recopila los textos de una mujer que no sólo estuvo inmersa en la política, sino que también fue ensayista y dramaturga.
En la historia prevalecen estereotipos de género que dejan fuera, que hacen invisibles a las mujeres. Mi trabajo y el de otras colegas va precisamente en este sentido: ir más allá de estos estereotipos de género que dictan el lugar común de que ellas no hicieron nada para contribuir a que hubiera una historia de las mujeres, aclara la investigadora.
¿Quién fue Amalia de Castillo?
Amalia de Castillo Ledón fue la primera mexicana nombrada embajadora y la primera mujer en integrar un gabinete presidencial, al ocupar durante la gestión de Adolfo López Mateos la subsecretaría de Asuntos Culturales de la SEP.
Fundó y presidió el Ateneo Mexicano de Mujeres y el Club Internacional de Mujeres en 1932. Posteriormente encabezó la Alianza de Mujeres de México y durante el debate por el sufragio femenino se reunió con el entonces candidato a la Presidencia, Adolfo Ruiz Cortines, para solicitarle que impulsara la igualdad de derechos civiles y políticos entre mujeres y hombres.
Al convertirse en presidente, Ruiz Cortines le pidió a Castillo Ledón que recopilara al menos 20 mil firmas de mujeres en todo el país, con el fin de respaldar la propuesta del voto femenino.
Mujeres y poder
-¿Cree que en la historiografía hay una ausencia de la historia de la relación entre las mujeres y el poder?
-Creo que es muy limitada; el tema apenas se empieza a abordar y queda mucho por hacer investigando no sólo la historia de la participación de las mujeres en las elecciones, por ejemplo, sino también el ejercicio del poder de parte de las mujeres.
-¿Hay poca información respecto a las mujeres específicamente en la historia de México?
-No es que no exista información; un mito es que no existen suficientes documentos sobre la historia de las mujeres. Por ejemplo el libro “Amalia Castillo de Ledón. Mujer de letras, mujer de poder” recoge documentos de su archivo personal muy extenso, así como otros documentos publicados. Sí hay documentos de archivo a los que los investigadores pueden acudir para reconstruir esta historia de las mujeres.
-¿Cómo fue posible que en una época en la que tanto la política como la literatura eran mundos tan restringidos para las mujeres existiese un personaje como Amalia de Castillo Ledón?
-Creo que ésa es otra de las concepciones equivocadas que tenemos sobre el pasado. Creo que después de todo no eran condiciones tan restringidas, sino que nuestro poco conocimiento nos lleva a pensar que eran condiciones limitadas.
La historiadora Gabriela Cano apunta que las integrantes del Ateneo Mexicano de Mujeres, entre ellas Amalia de Castillo Ledón, “lograron vencer los prejuicios de la época y por medio de una vida de trabajo y de disciplina llegaron a salir adelante, y a ocupar puestos de relieve tanto en el ámbito internacional como en el nacional”.
Respecto a las diferencias de género y el ejercicio de la política, la experta señala que Castillo Ledón pensaba que la participación de las mujeres en cargos de poder no estaba de ninguna manera reñida con las labores en el hogar y como madres de familia.
Ella “no cuestionaba los parámetros de género vigentes en su época en este aspecto. Aunque en los hechos sí los cuestionaba al promover el sufragio femenino que muchos lo veían mal al promover que las mujeres tuvieran un trabajo fuera del hogar”.
Salir a la luz
Gabriela Cano propone que se debe cambiar la óptica con la que las y los investigadores se acercan a los documentos históricos que existen sobre las mujeres, para rescatarlos, conservarlos y depositarlos en los archivos públicos con el fin de que las y los especialistas los puedan consultar, y puedan escribir obras que den a conocer todas las cosas que las mujeres hicieron en décadas pasadas.
-¿Cuál ha sido la parte que más le ha gustado del proceso para culminar este libro?
-Me ha fascinado la posibilidad de reunir en un solo volumen las facetas literaria y política de Amalia Castillo Ledón. Otros estudios se han referido exclusivamente a su dramaturgia o bien a un episodio particular de su trayectoria política, especialmente a su intervención en el establecimiento del sufragio en 1953.
“Lo que a mí me parece fascinante es relacionar los unos con los otros, una faceta con la otra, porque eran inseparables en la personalidad de Amalia Castillo Ledón. La mujer de letras era también una mujer de poder y viceversa, la mujer de poder era una mujer de letras”.
-¿Revalorizar este tipo de personajes es una forma de terminar con el estereotipo femenino tan presente en la historia mexicana de madres abnegadas, esposas sacrificadas y mujeres victimizadas?
-Las nuevas generaciones se benefician mucho de conocer la historia de las mujeres que hicieron contribuciones significativas a la historia de México y sacarlas de estereotipos como de la madre víctima, de la sufragista histérica o de la mujer seductora.
“La única manera en que podemos superar estos estereotipos es hilando historias finas, con detalles que muestren la complejidad de personalidades individuales y de movimientos colectivos, y de los contextos históricos en los que se desenvolvieron”.
Cano, quien también participó en el libro colectivo “Género, poder y política en el México postrevolucionario”, concluye: “Reescribir la historia desde una óptica de género no es algo que una sola persona pueda hacer; es un esfuerzo de una o varias generaciones que tiene que hurgar en archivos, en biblioteca públicas, en colecciones personales, en fotografías de familia, para reescribir una historia que ponga en el centro del escenario a las mujeres en México”.
Fuente
Amaia Aldamiz (CIMAC)
Ante la carencia de estudios sobre la historia de la participación política de las mexicanas, la investigadora del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México Gabriela Cano, se dio a la tarea de rescatar del olvido a una de las mujeres protagónicas para la conquista del voto femenino en 1953: Amalia de Castillo Ledón.
Cano, quien también es doctora en Historia por la UNAM, conversa con CIMACNOTICIAS sobre su libro “Amalia de Castillo Ledón. Mujer de letras, mujer de poder” -a presentarse el próximo lunes en el Centro Cultural Bella Época-, y con el cual busca recuperar la memoria de una de las sufragistas más activas y comprometidas con la lucha por la ciudadanía plena de las mexicanas.
Pero no sólo eso. En su obra, Gabriela Cano recopila los textos de una mujer que no sólo estuvo inmersa en la política, sino que también fue ensayista y dramaturga.
En la historia prevalecen estereotipos de género que dejan fuera, que hacen invisibles a las mujeres. Mi trabajo y el de otras colegas va precisamente en este sentido: ir más allá de estos estereotipos de género que dictan el lugar común de que ellas no hicieron nada para contribuir a que hubiera una historia de las mujeres, aclara la investigadora.
¿Quién fue Amalia de Castillo?
Amalia de Castillo Ledón fue la primera mexicana nombrada embajadora y la primera mujer en integrar un gabinete presidencial, al ocupar durante la gestión de Adolfo López Mateos la subsecretaría de Asuntos Culturales de la SEP.
Fundó y presidió el Ateneo Mexicano de Mujeres y el Club Internacional de Mujeres en 1932. Posteriormente encabezó la Alianza de Mujeres de México y durante el debate por el sufragio femenino se reunió con el entonces candidato a la Presidencia, Adolfo Ruiz Cortines, para solicitarle que impulsara la igualdad de derechos civiles y políticos entre mujeres y hombres.
Al convertirse en presidente, Ruiz Cortines le pidió a Castillo Ledón que recopilara al menos 20 mil firmas de mujeres en todo el país, con el fin de respaldar la propuesta del voto femenino.
Mujeres y poder
-¿Cree que en la historiografía hay una ausencia de la historia de la relación entre las mujeres y el poder?
-Creo que es muy limitada; el tema apenas se empieza a abordar y queda mucho por hacer investigando no sólo la historia de la participación de las mujeres en las elecciones, por ejemplo, sino también el ejercicio del poder de parte de las mujeres.
-¿Hay poca información respecto a las mujeres específicamente en la historia de México?
-No es que no exista información; un mito es que no existen suficientes documentos sobre la historia de las mujeres. Por ejemplo el libro “Amalia Castillo de Ledón. Mujer de letras, mujer de poder” recoge documentos de su archivo personal muy extenso, así como otros documentos publicados. Sí hay documentos de archivo a los que los investigadores pueden acudir para reconstruir esta historia de las mujeres.
-¿Cómo fue posible que en una época en la que tanto la política como la literatura eran mundos tan restringidos para las mujeres existiese un personaje como Amalia de Castillo Ledón?
-Creo que ésa es otra de las concepciones equivocadas que tenemos sobre el pasado. Creo que después de todo no eran condiciones tan restringidas, sino que nuestro poco conocimiento nos lleva a pensar que eran condiciones limitadas.
La historiadora Gabriela Cano apunta que las integrantes del Ateneo Mexicano de Mujeres, entre ellas Amalia de Castillo Ledón, “lograron vencer los prejuicios de la época y por medio de una vida de trabajo y de disciplina llegaron a salir adelante, y a ocupar puestos de relieve tanto en el ámbito internacional como en el nacional”.
Respecto a las diferencias de género y el ejercicio de la política, la experta señala que Castillo Ledón pensaba que la participación de las mujeres en cargos de poder no estaba de ninguna manera reñida con las labores en el hogar y como madres de familia.
Ella “no cuestionaba los parámetros de género vigentes en su época en este aspecto. Aunque en los hechos sí los cuestionaba al promover el sufragio femenino que muchos lo veían mal al promover que las mujeres tuvieran un trabajo fuera del hogar”.
Salir a la luz
Gabriela Cano propone que se debe cambiar la óptica con la que las y los investigadores se acercan a los documentos históricos que existen sobre las mujeres, para rescatarlos, conservarlos y depositarlos en los archivos públicos con el fin de que las y los especialistas los puedan consultar, y puedan escribir obras que den a conocer todas las cosas que las mujeres hicieron en décadas pasadas.
-¿Cuál ha sido la parte que más le ha gustado del proceso para culminar este libro?
-Me ha fascinado la posibilidad de reunir en un solo volumen las facetas literaria y política de Amalia Castillo Ledón. Otros estudios se han referido exclusivamente a su dramaturgia o bien a un episodio particular de su trayectoria política, especialmente a su intervención en el establecimiento del sufragio en 1953.
“Lo que a mí me parece fascinante es relacionar los unos con los otros, una faceta con la otra, porque eran inseparables en la personalidad de Amalia Castillo Ledón. La mujer de letras era también una mujer de poder y viceversa, la mujer de poder era una mujer de letras”.
-¿Revalorizar este tipo de personajes es una forma de terminar con el estereotipo femenino tan presente en la historia mexicana de madres abnegadas, esposas sacrificadas y mujeres victimizadas?
-Las nuevas generaciones se benefician mucho de conocer la historia de las mujeres que hicieron contribuciones significativas a la historia de México y sacarlas de estereotipos como de la madre víctima, de la sufragista histérica o de la mujer seductora.
“La única manera en que podemos superar estos estereotipos es hilando historias finas, con detalles que muestren la complejidad de personalidades individuales y de movimientos colectivos, y de los contextos históricos en los que se desenvolvieron”.
Cano, quien también participó en el libro colectivo “Género, poder y política en el México postrevolucionario”, concluye: “Reescribir la historia desde una óptica de género no es algo que una sola persona pueda hacer; es un esfuerzo de una o varias generaciones que tiene que hurgar en archivos, en biblioteca públicas, en colecciones personales, en fotografías de familia, para reescribir una historia que ponga en el centro del escenario a las mujeres en México”.
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