Aumentan a 29 los muertos por la explosión en planta de Pemex

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Centro Receptor de Gas y Condensados de Pemex en Reynosa, TamaulipasFoto Xinhua
Martín Sánchez Treviño y Víctor Cardoso
Corresponsal y reportero
Periódico La Jornada
Jueves 20 de septiembre de 2012, p. 25
Al tiempo de que Petróleos Mexicanos (Pemex) informó que hasta ayer se había elevado a 29 el saldo de muertos a causa del incendio ocurrido en el Centro Receptor de Gas y Condensados en Reynosa, Tamaulipas, el secretario de Energía, Jordy Herrera Flores, autorizó que la infraestructura de importación de gas se utilice al máximo posible para garantizar el abasto del combustible y mitigar los efectos que pudiera causar el percance.
Luego de esa decisión, el funcionario viajó a Reynosa para realizar una visita al sitió del accidente, llevar a cabo una reunión de evaluación de los daños y visitar a los trabajadores heridos que se encuentran hospitalizados.
Pemex informó en un breve comunicado que había aumentado el número de muertes, pero fuentes no oficiales cercanas a las labores de rescate mencionaron que habrían sido localizados al menos otros 10 cadáveres de obreros que perdieron la vida durante la conflagración. De ser así, sumarían 39 las bajas derivadas del siniestro ocurrido el pasado martes. Algunos medios informativos incluso dieron versiones de que serían 41 las personas que perdieron la vida.
Pero el hecho es que la gravedad del accidente se tornó de tales dimensiones que la Secretaría de Energía conformó dos nuevas comisiones, una de las cuales estará encargada de determinar el tamaño de la afectación potencial en la provisión de gas natural para la industria del país y su alcance a escala regional y nacional. El otro grupo de trabajo estará encargado de dar puntual seguimiento a las investigaciones sobre las causas del accidente.
Poco antes de su viaje al lugar del accidente, Herrera Flores instruyó a Pemex para que realice las gestiones necesarias y se utilice al máximo posible la infraestructura de importación de gas natural, a fin de mitigar los posibles efectos provocados por este accidente en el suministro del combustible.
Aumento de víctimas
Ayer Pemex divulgó un comunicado en el que informó: Lamentablemente el número de fallecidos por el accidente registrado en el Centro Receptor de Gas y Condensados, ubicado en la carretera Reynosa-Monterrey, ascendió a 29. De éstos, cuatro trabajadores estaban adscritos a la paraestatal y el resto a las cinco empresas contratistas Lansa, Galcor del Norte, Inorcosa, Merco y Apolo. Otras 17 víctimas se encuentran internadas en los hospitales del Seguro Social, el Materno Infantil y cuatro fueron trasladados al número 3 del IMSS en Monterrey, Nuevo León.
Por la noche Pemex rechazó que hubiera cambios en las cifras de víctimas.
Crónica de la realidad
¡Son chingaderas! Fíjate nada más, no hay médicos ni bomberos en cada estación de Petróleos Mexicanos!, suelta un empleado, amigo de uno de los fallecidos durante la explosión.
En las instalaciones donde ocurrió el desastre debería haber por lo menos seis bomberos, y durante un simulacro practicado hace una semana solamente había dos, revela. Y dicen los compañeros que en la explosión del martes murió uno de ellos. Y claro que Pemex no quiere que se sepa la verdad.
En su dolor, el trabajador revela a La Jornada que las herramientas que usan las empresas privadas no son de bronce, como establece la norma para evitar chispazos en áreas de alto riesgo, de otra forma no hubiera ocurrido el desastre. Los empleados de Pemex, dijo, sí las utilizan.
La PGR entregó a dos empresas funerarias de esta ciudad una lista de 16 de los 19 fallecidos –según la cifra actualizada por Pemex–, entre ellos: Víctor Jesús Sánchez Hernández, Andrés Gerónimo Díaz, Víctor Chávez, Rosario Gerónimo Díaz, Fernando Ángel Zamora, Ricardo Mercado Rodríguez, Ángel Rafael Marine Velázquez, Jaime Cruz Hernández, Nelson Gómez Bermudes, Eduardo Calle.
Asimismo, José Luis Zamora González, Nelson Eduardo Gómez Bermúdez, Víctor Jesús Sánchez Fernández e Ignacio Cedillo Aguilar, quien murió atropellado cuando huía de la planta para ponerse a salvo. Solamente el cuerpo de este último ha sido entregado a su familia.
En la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR), familiares de los fallecidos reclaman los cuerpos y algunos amenazan con recurrir al consulado estadunidense ante la falta de atención en la dependencia.
Desde las nueve de la mañana, hombres y mujeres, consternados, comenzaron a ingresar a una sala fría de la dependencia, donde esperaban que concluyera el protocolo judicial de entrega de sus muertos.
Lesbi Flores, de 22 años de edad, con un niño de 10 meses, esposa de Ángel Rafael Marine Velázquez –acompañada de su suegra Ana Lilia Ponce, quien también perdió a su esposo en la explosión–, exigía acelerar el proceso de entrega.
Padre e hijo habían sido contratados un mes antes por la empresa Apolo para realizar trabajos en la planta de gas: Nos dijeron que tengamos paciencia, pero tenemos dolor, porque no sabemos lo que nos espera; somos originarios de Weslaco, Texas, Estados Unidos, y por ese motivo solicitaremos la intervención del consulado estadunidense en Matamoros.
De gafas oscuras, falda negra con un recuadro de la imagen de su marido, Angélica no alcanzó una butaca en la sala de espera de la PGR, mientras se hace remolino y sujeta la imagen de su esposo entre las manos y el busto.
En un rincón de la sala triangular, Gregorio, de unos 30 años, narra a una de sus hijas que los compañeros de su padre, Fernando, le dijeron que de la camisa solamente le quedó prendido un pedazo en el hombro izquierdo.
La espera se prolongó: una jovencita dejó la sala y un escalón fue su descanso, metió la cabeza entre las manos y soltó en llanto, los guardias le pedían que ingresara al salón. Otra rompió a llorar en la silla de la entrada del edificio.
Maribel Gómez Vargas, originaria de Villahermosa, Tabasco, vestida de mezclilla esperaba a su madre que pedía agilizar el trámite para que les fuera entregado el cuerpo de su hermano Víctor Manuel, de oficio soldador y de 24 años de edad.
En el servicio médico forense de la Procuraduría de Justicia del Estado, un grupo de militares con cubrebocas resguarda el sitio, ubicado al costado del hospital general José María Cantú Garza. Se respiran olores desagradables, porque los refrigeradores están al máximo de su capacidad.
Un hombre de unos 30 años, corte de pelo mohicano, revela que no cabe un cuerpo más en los refrigeradores y que en ese lugar solamente había 28 cuerpos, porque uno fue entregado por la mañana a sus familiares.
Junto a un pedestal con la silueta de Jesucristo, un hombre descansa sobre dos sillas, cansado de maniobrar los muertos que son ingresados al edificio, de 10 por 10 metros lineales, aproximadamente.
Una fuente de la PGR reveló que el trámite de identificar y entregar los cuerpos podría tardar una semana; por ese motivo dijo que es importante que la procuraduría estatal colabore en los trabajos de medicina forense.
En el kilómetro 19 de la carretera Reynosa-Monterrey, donde ocurrió la explosión, hubo sobrevuelos de helicópteros con funcionario de Pemex a bordo, lo mismo en la casa de visitas de Pemex, al igual que el hospital de la empresa paraestatal, pero no se informó oficialmente de ello.
Desde las primeras horas de este miércoles circuló la versión de que Felipe Calderón Hinojosa visitaría a los deudos; más tarde se filtró que el secretario de Energía Jordi Herrera y el director de Pemex, Juan José Flores Coppel, llenarían la ausencia presidencial.
Por la noche se informó que José Roberto Ortiz Márquez, uno de los heridos, de 57 años de edad, será trasladado al Centro de Hospital Central de Alta Especialidad de Pemex, ubicado en la ciudad de México.
Otros heridos graves son Marco Antonio Duarte Medellín, Guadalupe Mendiola Barbosa, Javier Álvarez del Castillo, Melesio Marquez Mena y Guillermo López Flores.

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