Calderón: "Inmisericorde, cruel y sangriento"
Se
va protegido por Peña y los legisladores que deberían llevarlo a juicio
político, para responder de los 3 mil millones de pesos que excedió
Revista EMET
Aplauden a Calderón los empresarios que
invirtieron poco, pagaron salarios de hambre y se embolsaron ganancias
nunca vistas, porque en nuestro país no han estallado las crisis
europeas… con los “indignados”; palabra delicada frente a la de
“encabronados” que están los mexicanos que padecieron el sexenio de
Calderón. Quien huye al exilio con su fabulosa pensión de por vida, su
escolta de militares y el botín de sus cómplices que, como Salinas,
ordeñará para vivir, si bien escondido, viajando y dizque presidiendo
una fundación (mientras diseña su museo o una escuela “patito” como la
de Fox). Fue uno de los peores presidentes del montón. El segundo
Victoriano Huerta por su militarismo-golpista y su adicción alcohólica.
Se va protegido por Peña y los legisladores que deberían llevarlo a juicio político, para responder de los 3 mil millones de pesos que excedió y del dinero de los fideicomisos. Y deja un país en crisis que le estallará a Peña, a quien no se le ven cualidades para desactivarla. El pueblo, al que los exquisitos intelectuales orgánicos que, como moscas al excremento le revolotean, llaman sociedad civil, pero sin derechos y víctima del autoritarismo, sabe que Calderón sólo gobernó para las élites empresariales, las inversiones españolas; dejando ileso al Chapo Guzmán, el narco protegido también por Fox; para Miguelito Alemán que le ha prometido más inversiones en su línea aérea, ya que Calderón lo benefició quebrando a Mexicana; y por apoyar a Televisa y Azcárraga quiso y no pudo acabar con el multimillonario número uno del mundo, Carlos Slim, porque éste es más poderoso.
“Desde que tengo uso de razón, el más inmisericorde, el más cruel presidente que hemos tenido ha sido este señor, y el más sangriento. Ha hecho las cosas más crueles contra este país, nadie había causado con una acción como la que él decidió para enfrentar al crimen organizado, nadie en los años recientes, ningún presidente en este país había dejado la estela de muerte que dejó… el trato demostrado a los obreros ha sido inmisericorde” (Leopoldo Ramos.- La Jornada: 12/XI/12). Esta merecidísima crítica del obispo católico Raúl Vera López, en la capital de Coahuila, contra un Calderón que va a misa, se confiesa (y el cardenal Rivera le perdona sus pecados) y comulga, lo exhibe como un dos caras: de golpes de pecho y malvado al que debe juzgársele penalmente, porque su guerra deja más de 100 mil homicidios que ni en los pueblos árabes sacudiéndose a sus Calderones.
El obispo Vera se ha distinguido por su defensa de los pobres y desvalidos. Y durante los seis años criticó los abusos del gobierno federal y de la entidad donde oficia su catolicismo. Calderón abusó del poder valiéndose de los militares, para amedrentar a los mexicanos ajenos a las delincuencias. Tras su ilegitimidad, se disfrazó de general de cinco estrellas (incluso a sus hijos los presentó con uniforme de soldados), para mantenerse al estilo de Pinochet. Sangriento, cruel y despiadado son imputaciones que le suscribe el pueblo a quien hizo de la barbarie su mal gobierno antidemocrático.
Se va protegido por Peña y los legisladores que deberían llevarlo a juicio político, para responder de los 3 mil millones de pesos que excedió y del dinero de los fideicomisos. Y deja un país en crisis que le estallará a Peña, a quien no se le ven cualidades para desactivarla. El pueblo, al que los exquisitos intelectuales orgánicos que, como moscas al excremento le revolotean, llaman sociedad civil, pero sin derechos y víctima del autoritarismo, sabe que Calderón sólo gobernó para las élites empresariales, las inversiones españolas; dejando ileso al Chapo Guzmán, el narco protegido también por Fox; para Miguelito Alemán que le ha prometido más inversiones en su línea aérea, ya que Calderón lo benefició quebrando a Mexicana; y por apoyar a Televisa y Azcárraga quiso y no pudo acabar con el multimillonario número uno del mundo, Carlos Slim, porque éste es más poderoso.
“Desde que tengo uso de razón, el más inmisericorde, el más cruel presidente que hemos tenido ha sido este señor, y el más sangriento. Ha hecho las cosas más crueles contra este país, nadie había causado con una acción como la que él decidió para enfrentar al crimen organizado, nadie en los años recientes, ningún presidente en este país había dejado la estela de muerte que dejó… el trato demostrado a los obreros ha sido inmisericorde” (Leopoldo Ramos.- La Jornada: 12/XI/12). Esta merecidísima crítica del obispo católico Raúl Vera López, en la capital de Coahuila, contra un Calderón que va a misa, se confiesa (y el cardenal Rivera le perdona sus pecados) y comulga, lo exhibe como un dos caras: de golpes de pecho y malvado al que debe juzgársele penalmente, porque su guerra deja más de 100 mil homicidios que ni en los pueblos árabes sacudiéndose a sus Calderones.
El obispo Vera se ha distinguido por su defensa de los pobres y desvalidos. Y durante los seis años criticó los abusos del gobierno federal y de la entidad donde oficia su catolicismo. Calderón abusó del poder valiéndose de los militares, para amedrentar a los mexicanos ajenos a las delincuencias. Tras su ilegitimidad, se disfrazó de general de cinco estrellas (incluso a sus hijos los presentó con uniforme de soldados), para mantenerse al estilo de Pinochet. Sangriento, cruel y despiadado son imputaciones que le suscribe el pueblo a quien hizo de la barbarie su mal gobierno antidemocrático.
Álvaro Cepeda Neri - Opinión EMET
Comentarios