La brutal e irracional violencia de Calderón

La brutal e irracional violencia de  Calderón
Puntualizó Plascencia que de 2005 a la fecha, la comisión que preside recibió 34 mil 385 quejas contra servidores públicos adscritos a las áreas de seguridad en el ámbito federal

Revista EMET


En reunión de trabajo con senadores, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, dio a conocer una realidad espeluznante sobre la realidad que se vive en México sobre un tema que preocupa profundamente a la sociedad. Esta contrasta con la visión absurdamente triunfalista de Felipe Calderón, quien a unos cuantos días de dejar el cargo que jamás debió ocupar, muestra su verdadera catadura.

Su inconciencia superlativa queda demostrada con los datos a los que hizo mención el “ombudsman” Plascencia, pues no dejan dudas sobre un monumental fracaso del programa de “gobierno” estelar de Calderón. La CNDH cuenta con un registro de 46 mil ejecutados, 15 mil 921 cuerpos no identificados y mil 421 inhumaciones clandestinas, cifras que patentizan el horror que se ha vivido en este sexenio sangriento.

Puntualizó Plascencia que de 2005 a la fecha, la comisión que preside recibió 34 mil 385 quejas contra servidores públicos adscritos a las áreas de seguridad en el ámbito federal. Pero si en el primer año del sexenio recibió sólo una queja por tortura, para 2011 tal cifra se había elevado a 2 mil 040. Añadió que se investigan  2 mil 126 casos de desapariciones forzadas y se tiene registro de 24 mil 091 personas reportadas como extraviadas o no localizables.

Plascencia solicitó a los senadores que llamen a comparecer al titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García Luna, para que explique los casos de tortura y desapariciones forzadas. Afirmó que varias veces habló con Calderón sobre la tendencia que se venía dando en materia de violaciones a derechos humanos, “pero tal parece que los funcionarios no hacían caso. Aquí vemos al secretario de Seguridad Pública que no le hace caso ni al Senado”.

Los hechos son muy claros al respecto, lo que patentiza el desprecio del “gobierno” calderonista a la sociedad, actitud demostrativa del concepto monárquico del poder que tiene la ultraderecha mexicana. No sólo eso, pues hay ejemplos de sobra de que su único propósito al buscar el poder fue gozar de privilegios inalcanzables por otro camino. Tan es así que considera que su única obligación es inaugurar obras, muchas de ellas a medias, cuya ejecución es  un deber del Ejecutivo, no una dádiva a la población.

Cabe subrayar que aun cuando Calderón considera que su estrategia de combate al crimen organizado fue por demás exitosa, lo cierto es que 80 por ciento de mexicanos considera que la violencia es peor ahora que al comenzar el sexenio, de acuerdo con la decimoprimera Encuesta Nacional sobre la Percepción de Seguridad Ciudadana, cuyos resultados fueron dados a conocer el miércoles por la organización México Unido contra la Delincuencia y por la empresa encuestadora Consulta Mitofsky.

Precisa la muestra, que las opiniones que consideran un fracaso los operativos para combatir a los grupos delictivos, subieron de 23 a 46 por ciento en el último año; y ocho de cada diez personas perciben que la inseguridad aumentó con relación al año 2011. El secretario de México Unido contra la Delincuencia, Juan Francisco Torres Landa, afirmó que “la política pública de seguridad  aplicada en este sexenio no fue la adecuada”. Sin embargo, Calderón sigue afirmando lo contrario y se regodea ante las cámaras para demostrar su satisfacción.

Luego de un sexenio contrario al interés público, queda la convicción de que la ultraderecha no tiene capacidad para gobernar, debido a su estrecha y mezquina concepción del mundo y de la vida. Llevamos tres décadas de retroceso social y estancamiento económico que tiene empantanado el mercado interno y en franco deterioro la capacidad productiva del país. Con todo, Calderón sigue justificándose echando a otros la culpa de su fracaso.

Según él, debió enfrentar la peor crisis económica contemporánea, lo que no es cierto porque tuvo ingresos superiores a cinco billones de pesos por concepto de ventas de Pemex. Que los haya malgastado es otro problema. También enfrentó, dijo, la emergencia sanitaria de la influenza, problema ficticio creado en el exterior con el fin de ensayar una situación como esa en un país periférico. Y por último, “la brutal e irracional violencia del crimen organizado”, problema que como demuestran las cada vez más abundantes evidencias, fue creado por intereses ajenos al país con fines de control político por parte de grupos de poder trasnacional, como los encubiertos en la Iniciativa Mérida.

Un estadista con sensibilidad social y patriotismo no habría tenido esos problemas, pues no hubiera permitido que se presentaran, pues  afectarían no sólo a su gobierno, sino al país en su conjunto, como quedó plenamente comprobado. Sin embargo, lo más preocupante no es el terrible fracaso del régimen de la “alternancia”, sino el continuismo que todo indica será la consigna en los próximos años, con diferencias sólo de grupo de interés, no de estrategias de gobierno.
Guillermo Fabela - Opinión EMET
 

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