Los cómplices del caso Colosio, Salinas y Zedillo, asesorarán a Peña Nieto

Los cómplices del caso Colosio, Salinas y Zedillo, asesorarán a Peña  Nieto
Antes cómplices (¿Colosio?), Salinas y Zedillo terminaron como enemigos a muerte. Con lujos (¿financiados por su compadre Carlos Slim, si recordamos la privatización-regalo de Telmex?) y el Atlántico de por medio

Revista EMET

Antes cómplices (¿Colosio?), Salinas y Zedillo terminaron como enemigos a muerte. Con lujos (¿financiados por su compadre Carlos Slim, si recordamos la privatización-regalo de Telmex?) y el Atlántico de por medio, Salinas se escondió en Irlanda casi seis años, aunque de vez en vez entraba de incógnito a nuestro país. Como Calderón a López Obrador, en 1988 le “hizo de chivo los tamales” a Cárdenas; luego, “tutti contenti”, se entendieron en secreto y Cuauhtémoc consumó la traición a los que sufragamos por él. Hoy, ya tiene su biografía en la película: El ingeniero.

Zedillo se fugó a territorio estadounidense, becado como asesor por cuatro de las empresas que privatizó, y para “taparle el ojo al macho” consiguió en la universidad de Yale, un seminario para “enseñar” a combatir globalifóbicos y una chamba efímera en la ONU. También apoyó cuanto pudo la victoria del PAN y dándoselas de “gran demócrata”, navegó en foros internacionales donde nunca dijo que para esa “hazaña”, puso en ridículo al mediocre Labastida (“Lavestida”, le apodó Fox), y ordenó al entonces priísta y su secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco (hoy panista a las órdenes de la señora Gordillo), negar dinero y facilidades a los del PRI y a los gobernadores. Sin “cash”, el PRI se fue a pique. Fox asaltó Los Pinos con su actitud cocacolera… y llegó Mart(h)a con sus depredadores hijos que, como creyentes de golpe de pecho entraron a la corrupción como su Dios manda.

Siempre estuvo en contacto con Calderón ya que a ambos les da por andar en bicicleta. Zedillo usaba los helicópteros para que lo llevaran a lugares montañosos a practicar su deporte, otro de los cuales fue andar con su computadora mientras su secretario particular Liébano Sáenz, a quien ponía como palo de gallinero gobernaba y sigue siendo su fiel escudero.
Entraba y salía del país con cualquier pretexto y se entrevistaba con Calderón, los empresarios y con Peña, para que Salinas no ocupe todo el espacio. Vino a la sesión del banco Banorte-Ixe a soltar su “sabiduría” econometrista (le fascinan la matemáticas para hacer recomendaciones). Y como desde que era secretario de Educación (cuando en vivo y directo lo escuché), no suelta el tema del “Estado de Derecho”, que no pudo ni quiso poner en práctica y gobernó echando madres contra la libertad de prensa y coleccionando figuras de Benito Juárez (éste era su hobby, pero de juarista nada tuvo).

Hoy se apunta para asesorar a Peña por la oreja derecha. Salinas por la izquierda. Dijo que le tengamos miedo a China y que debemos dar “brincos” para realizar cambios estructurales, como aumentar el IVA en todo el consumo (como pregona su compinche José Angel Gurría, quien con recomendación de estos dos, aspira ser secretario de Hacienda por segunda vez). No quieren los Zedillo, los Salinas, los Fox y va que vuela Calderón, alejarse de las mieles del poder presidencial para ver qué obtienen… aunque sea la foto con Peña. No importa si como moscas sobre el excremento a cambio de una migaja del pastel. Zedillo faltaba y se hizo presente. Faltaba más.
Álvaro Cepeda - Opinión EMET
 

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