En Donietsk rechazan sugerencia de Putin; sí habrá referendo el domingo

Juan Pablo Duch
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 9 de mayo de 2014, p. 28
Moscú, 8 de mayo.

Los separatistas de la autoproclamada República Popular de Donietsk, que representan a la minoría radical de la población rusohablante del este de Ucrania, pusieron en entredicho este jueves la autoridad del presidente de Rusia, Vladimir Putin.
Rechazaron la sorprendente propuesta que formuló ayer el mandatario ruso de posponer el referendo escisionista que quieren llevar a cabo el 11 de mayo en Donietsk y Lugansk, y que cierra las puertas a la negociación de un arreglo político con el gobierno de Kiev.
Al mismo tiempo, la asamblea de 78 miembros que toma las decisiones en nombre de las regiones rebeldes, acordó hoy hacer la consulta en dos etapas: primero preguntar a la población, como estaba previsto el 11 de mayo, si reconoce la República Popular de Donietsk como entidad independiente y después, el 18 de mayo, plantear el respaldo a una eventual adhesión a Rusia.
Pero, en esencia, es una negativa a la recomendación de Putin, acostumbrado a que no se discuta la línea que marca a sus subordinados, y confirma que la sublevación en el este contra el gobierno de Kiev, inicialmente inspirada y apoyada desde Moscú, adquirió ya dinámica propia y las decisiones que toman sus dirigentes no siempre coinciden con los deseos del Kremlin.
Para Rusia, esto conduce a una incómoda dualidad: por un lado, molesta a Putin que no se tome en cuenta su opinión y, por otro, no puede retirar su apoyo a los radicales rusohablantes que se enfrentan a los pro occidentales de Kiev, respaldados a su vez por Estados Unidos y la Unión Europea.
Una situación cada vez más confusa, cuando parecía que Rusia y Occidente, a través de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, habían alcanzado un entendimiento para reducir la tensión en el este de Ucrania.
Trascendió que Moscú está dispuesto a reconocer al presidente de Ucrania que resulte electo el 25 de mayo a cambio de que las regiones del sureste de Ucrania reciban sólidas garantías de autonomía.
Por su parte, el gobierno de Kiev amenazó con intensificar la operación militar contra los insurrectos de Donietsk y Lugansk, a la vez que propuso una mesa de diálogo nacional con políticos moderados del este de Ucrania.
Ahora, habrá que ver si los separatistas tienen realmente capacidad para celebrar un plebiscito en Donietsk y Lugansk, si bien –en la primera etapa de votación– no fuerzan a Moscú a tener que pronunciarse sobre una posible incorporación de esas regiones, que el Kremlin ni estimula ni está en condiciones de absorber en términos económicos.

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