Esclavitud moderna: el caso Mazda en México

La Izquierda, diario México 

Las extenuantes jornadas laborales en la planta de Mazda, ubicada en Salamanca, estado de Guanajuato, han provocado que obreros convulsionen en la línea de producción. Los obreros son arrastrados fuera de su área de trabajo por órdenes del supervisor Samuel López para no interrumpir la línea de producción.



En conferencia de prensa obreros despedidos han denunciado las atroces condiciones en las que se trabaja en la planta de Mazda, una de las más grandes fábricas de la automotriz japonesa en territorio mexicano.
Debido a las arduas jornadas laborales, que en ocasiones llegan a las 10 horas, varios trabajadores han tenido que ser operados de los tendones de las manos, otros presentan complicaciones en la columna vertebral y en casos extremos, obreros han convulsionado en la línea de producción. Aunado a esto los trabajadores han presentado quejas por acoso sexual a sus compañeras.
Frente a esta situación, el 18 de marzo veinte trabajadores de la línea TSF de ensamble final decidieron ir a expresar su inconformidad con las condiciones en las que laboran frente a la patronal y el sindicato.
Pese a la promesa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Automotriz (sindicato incorporado a la Confederación de Trabajadores de México) y la patronal de Mazda de no tomar represalias, el lunes 6 de abril los veinte trabajadores son llamados uno por uno, despojados de su celular y pertenencias y obligados a firmar su renuncia con la excusa de haber parado la línea TSF de ensamble final.
Esclavitud moderna y precarización laboral
Las atroces condiciones en las que los obreros de Mazda describen recuerdan la situación descrita en el libro Las condiciones de la clase obrera en Inglaterra de Federico Engels escrito en 1845. Hoy, en 2015, a ciento setenta años de la publicación de esa obra y en el marco de la crisis capitalista en curso desde el 2008, las condiciones de vida del conjunto de la clase obrera se precarizan brutalmente, las desigualdades entre “ricos y pobres” se agudizan.
Con la explosión de la burbuja inmobiliaria los gobiernos del primer mundo en la Unión Europea se dedicaron a rescatar bancos y a aplicar recortes a la salud, educación y a descargar la crisis sobre los trabajadores y el pueblo pobre. En Grecia y España, los índices de desocupación alcanzan porcentajes históricos.
Frente al desarrollo de la crisis aún existente, hay una contradicción, más allá del duro golpe que representa la crisis del 2008: la acumulación de riquezas por un puñados de burgueses a nivel internacional sigue en aumento y por el contrario, las condiciones de vida de la clase obrera se pauperizan.
Incluso economistas burgueses como Emmanuel Saez y Gabriel Zucman sostienen que la desigualdad social se acerca a niveles récord y que de seguir con esa tendencia, se alcanzarían niveles similares a los del siglo XIX.
Casos como el de Mazda, recuerdan las brutales condiciones laborales de los trabajadores de Lear en Centroamérica, a los que la empresa obliga a usar pañales para ahorrar tiempo y se exprima hasta el último segundo de la jornada laboral; el derrumbe de un edificio de nueve pisos en Bangladesh que albergaba varios talleres textiles, donde murieron cientos de trabajadoras y trabajadores; los cientos de talleres en Indonesia donde Nike utiliza mano de obra infantil para producir mercancías que generan ganancias millonarias.
México, las reformas estructurales en acción
Hoy, gracias al pacto por México, en el que confluyeron los principales partidos del régimen (PRI, PAN, PRD), las reformas estructurales avanzaron. Vemos los primeros rasgos de su aplicación en conjunto con la reforma laboral, aprobada a finales del sexenio de Felipe Calderón.
Hoy la reforma educativa ataca las condiciones laborales de miles de profesores y descarga las problemáticas de una educación precarizada a los que menos tienen, dejando que los costos de un plantel incompleto recaigan en profesores y padres de familia.
La reforma energética da sus primeros pasos amenazando el puesto de trabajo de miles de petroleros, además de la entrega de los recursos energéticos a las grandes trasnacionales.
La reforma laboral aprueba de tajo la subcontratación y la explotación brutal de millones de trabajadores, se pierden conquistas históricas de la clase obrera. Ni hablar de las condiciones laborales de la juventud mexicana (que representa un tercio de la población del país).
El conjunto de las reformas estructurales hacen que México avance, para constituirse como el paraíso de las grandes trasnacionales en busca de mano de obra barata. La inversión en el sector automotriz por parte de grandes trasnacionales es anunciado con bombo y platillo.
El presidente Enrique Peña Nieto ha estado presente en varias inauguraciones de plantas enormes de distintas trasnacionales. Audi, Mazda, Toyota, Honda, son algunas de las empresas con nuevas inversiones en el país.
Frente a esto, el presidente declara: "La industria automotriz es ejemplo de dinamismo, competitividad y creación de empleos en el México del siglo veintiuno", y añade "el crecimiento de la industria automotriz sintetiza las oportunidades que hoy ofrece México para producir".
La planta de Salamanca, donde hoy los trabajadores sufren explotación barbárica, tiene una superficie de 260 hectáreas y requirió de una inversión de 770 millones de dólares.
En el marco de la denuncia que hacen los trabajadores de las condiciones laborales, Carlos Monroy, representante de la firma japonesa en el país, declara que debido a la experiencia en Salamanca, que ha sido “más que positiva”, Mazda prevé nuevas inversiones en el país.
Las inversiones en México son un negocio totalmente rentable para los capitalistas que aprovechan la flexibilización laboral y la complicidad de gremios como la Confederación de Trabajadores de México, central que se encarga de subordinar totalmente al conjunto de trabajadores industriales para que no representen ninguna problemática que entorpezca las ganancias millonarias.
Frente al llamado de los trabajadores despedidos, centrales como la Unión Nacional de Trabajadores han acudido, el representante del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana en Guanajuato ha anunciado su total respaldo y llama en común a movilizaciones en el estado, además de apoyar con despensas y un fondo de lucha para los trabajadores despedidos.
Iniciativa que se debe de secundar: los sindicatos democráticos a nivel nacional deben abrazar la lucha de los trabajadores de Mazda. La Nueva Central de Trabajadores que recientemente hizo un mitin en apoyo a los trabajadores de San Quintin, debe brindar su incondicional apoyo.
Levantemos una gran campaña por redes sociales de solidaridad activa con la lucha de los trabajadores de Mazda, mándanos tu foto con la consigna Yo apoyo la lucha de los trabajadores de Mazda.


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