“Tenemos que formar un gran frente continental de medios populares”
14 de febrero de 2017
Un mes después del ataque sufrido por Resumen Latinoamericano, dialogamos con el director del medio, Carlos Aznárez, sobre la situación de la comunicación popular en tiempos de avance de proyectos neoliberales.
Venimos de varios ataques a los medios populares, entre ellos a Resumen Latinoamericano. ¿Cómo caracterizas lo que se viene en cuanto a protegerse frente a esto tipo de situaciones?
Bueno, primero, construir mayores niveles de unidad. Con el Frente de Comunicadores Populares y también con otras organizaciones hicimos una primera Asamblea, para empezar a plantearnos esto de unirnos, encadenar las redes, dar respuestas rápidas. En el caso del ataque a Resumen Latinoamericano hubo respuesta rápida, nosotros lo denunciamos y enseguida empezó a preocuparse la gente. Así tiene que ser. Y a la vez no descartar ningún tipo de estrategia para defendernos, por ejemplo organizar charlas, actividades culturales y otras actividades que pongan sobre la mesa lo que le está pasando a los medios de prensa y también a las iniciativas culturales.
Ahí está el caso reciente de la obra de Vicente Zito Lema, “Eva Perón Resucitada”, donde al día siguiente de estrenarla en Mar del Plata entró un grupo policial al teatro con la intención de clausurarlo. También se han cerrado centros culturales, se han quitado subsidios a un montón de gente que hacía cultura popular, se está tratando de echar a la gente que hace música en los subtes… O sea, la embestida va para muchos y como dije en la conferencia de prensa del Bauen, acá nadie puede imaginarse salvarse solo, esa cosa individualista que Argentina tiene todavía. Evidentemente eso hay que combatirlo con unión, ser más, ser un colectivo, porque es la mejor manera de defenderse.
En el caso de los últimos ataques contra medios, estos mensajes que vienen de un grupo operativo, clandestino, ilegal, que entra a un lugar donde se trabaja habitualmente con información, evidentemente tienen una característica mafiosa de advertencia disciplinadora, en el sentido de “vas por mal camino, este no es”. Y también: “No es para vos, sino para advertirle a otros” que también practican este tipo de periodismo como el nuestro. Eso a mí me parece grave en democracia. Podés poner todas las comillas que quieras a esa democracia, pero es democracia: no estás en una época donde están Videla, Masera y Agosti. Aunque hay algunos simpatizantes de ellos, seguro.
Esto hay que analizarlo en el contexto de escalada que se está sufriendo a nivel regional, a nivel local, de avance neoliberal, de avance derechista y también de avance contra los medios comunitarios, alternativos o de contrainformación, porque de alguna manera lo que se quiere es que perdure un discurso único, el discurso de los medios hegemónicos y entonces los medios contrahegemónicos molestan. Molestan porque además hemos crecido mucho, somos muchos más de los que éramos antes, estamos más avispados de lo que éramos antes. Podemos dar información rápida, las redes y la nueva tecnología ayuda mucho en eso. A ellos le molesta y estas son demostraciones de advertencia, ante lo que tenemos que unirnos.
Pareciera que ese crecimiento de la comunicación popular no tiene una expresión de unidad organizativa que pueda confrontar la representación simbólica que se adjudican los medios empresarios o incluso periodistas reconocidos, prestigiados por esos mismos medios. ¿Cuál es tu opinión sobre la posibilidad de avanzar en mayores niveles de unidad orgánica?
Yo creo que el gran desafío está ahí. No se está pidiendo que nadie termine con su sigla, con su logo o con su actividad, sino que la refuerce uniéndose con otros, ayudando al otro en lo que no está capacitado o no tiene los medios para hacerlo. No sufrir porque crece otro medio al lado tuyo, sino que al contrario, alegrarte.
En tiempos como los que está viviendo América Latina, ojalá crecieran como flores miles de medios, porque va a ser la única manera. Nosotros no tenemos ni aparato económico ni la posibilidad de esa súper exhibición y visibilización que tienen los medios hegemónicos. La televisión, por ejemplo, nosotros tenemos algunos programas, algún canal comunitario como Barricada TV, pero muy poco. Entonces el desafío es abandonar las individualidades. Sin diluirse en el conjunto, sino uniéndose al conjunto para reforzarlo. A esto hay que tomarlo muy en serio.
Lo ideal sería que formemos un gran frente continental de medios populares. Ya hay algunos. Bueno, empezar por unir esos tres, cuatro o cinco que ya están, uniendo a un montón de gente y dar un ejemplo. Eso sería una idea, ¿verdad? Dar un ejemplo desde tres o cuatro plataformas que ya tienen un montón de medios, que decidan trabajar juntos y después atraer a otros para que se vayan sumando. ¿Que logramos con esto? Logramos que cuando ataquen a una compañera en Honduras, o en cualquier lugar, seamos miles de canales para difundirlo.
Y esto no es poca cosa, porque contrarresta al discurso hegemónico que tiene una pantalla todo el tiempo, tiene una web todo el tiempo, y que no va a hablar de eso. O que va a decir que se caotizó el tránsito cuando los campesinos cortan una ruta, no va a hablar que mataron a un campesino: el problema es el caos de tránsito. Me parece que por ahí tiene que caminar la cosa. Para eso hay que cambiar de chip, concientizarse de los tiempos que tenemos, ponerse a la altura de las circunstancias y aportar entre todos.
En España se está haciendo una experiencia a través del periódico Diagonal, se han unido varios medios con la idea de trabajar juntos. Tenemos un montón de diferencias, pero tenemos una mirada común respecto a quiénes son nuestros enemigos. Bueno, si lo tenemos, avancemos sobre eso, no estemos chicaneándonos sobre cosas que nos dividen, porque la verdad es que va a haber muchos temas para la división.
Si se pone el cielo negro, empieza a soplar el viento y después se crea un tsunami, ¿qué vas a estar diciendo? “Ah, mi problema con aquel es que está en tal lista, o que no tiene lista”, o lo que sea, el tsunami te lleva a vos, al otro y al que está más atrás tuyo. Creo que el tsunami se llama imperialismo norteamericano y las multinacionales; y de alguna manera tenemos que hacerle frente a eso. No dejar solos a los mapuches, estar peleando contra eso, no dejar solos a los que venden en la calle, trabajadores de la economía popular. Los medios pueden servir mucho para eso y de hecho lo estamos practicando, como podemos, pero lo estamos haciendo.
¿Cómo pensar esa articulación entre la comunicación y el resto de los planos de la política, en este contexto nacional y continental?
Yo creo que cada organización del campo popular tiene que tener una plataforma de comunicación. Es fundamental para sus integrantes, también es fundamental para el resto, para saber cómo piensa esa organización a través del punto de vista comunicacional. Partiendo de ese hecho que se está dando naturalmente, porque todos tienen una radio, o una web, o un periódico o esas tres cosas, me parece que todo lo que hacemos en comunicación es política, todo tiene un discurso político.
Nosotros nos situamos abajo y a la izquierda, otros en el nacionalismo revolucionario, otros se sitúan en la ultra izquierda, lo que sea, pero de alguna manera sus medios de comunicación y todo lo que comunicamos tienen un claro contenido ideológico. No somos objetivos, tenemos la parcialidad del lado del pueblo, no del lado de los poderosos. Me parece que los comunicadores también podemos ayudar a acercar posiciones de las organizaciones, que también están divididas, que también tienen sus pro y sus contra, sus mañas, cada una y cada uno.
Desde el mensaje de que podemos construir plataformas comunicacionales donde participen compañeros de distintas organizaciones, podemos dar una mano también a acercar, a unificar el campo de la lucha popular. Es perentorio, te diría, por el momento que estamos viviendo.
Fernando Vicente Prieto
Fuente
Un mes después del ataque sufrido por Resumen Latinoamericano, dialogamos con el director del medio, Carlos Aznárez, sobre la situación de la comunicación popular en tiempos de avance de proyectos neoliberales.
Venimos de varios ataques a los medios populares, entre ellos a Resumen Latinoamericano. ¿Cómo caracterizas lo que se viene en cuanto a protegerse frente a esto tipo de situaciones?
Bueno, primero, construir mayores niveles de unidad. Con el Frente de Comunicadores Populares y también con otras organizaciones hicimos una primera Asamblea, para empezar a plantearnos esto de unirnos, encadenar las redes, dar respuestas rápidas. En el caso del ataque a Resumen Latinoamericano hubo respuesta rápida, nosotros lo denunciamos y enseguida empezó a preocuparse la gente. Así tiene que ser. Y a la vez no descartar ningún tipo de estrategia para defendernos, por ejemplo organizar charlas, actividades culturales y otras actividades que pongan sobre la mesa lo que le está pasando a los medios de prensa y también a las iniciativas culturales.
Ahí está el caso reciente de la obra de Vicente Zito Lema, “Eva Perón Resucitada”, donde al día siguiente de estrenarla en Mar del Plata entró un grupo policial al teatro con la intención de clausurarlo. También se han cerrado centros culturales, se han quitado subsidios a un montón de gente que hacía cultura popular, se está tratando de echar a la gente que hace música en los subtes… O sea, la embestida va para muchos y como dije en la conferencia de prensa del Bauen, acá nadie puede imaginarse salvarse solo, esa cosa individualista que Argentina tiene todavía. Evidentemente eso hay que combatirlo con unión, ser más, ser un colectivo, porque es la mejor manera de defenderse.
En el caso de los últimos ataques contra medios, estos mensajes que vienen de un grupo operativo, clandestino, ilegal, que entra a un lugar donde se trabaja habitualmente con información, evidentemente tienen una característica mafiosa de advertencia disciplinadora, en el sentido de “vas por mal camino, este no es”. Y también: “No es para vos, sino para advertirle a otros” que también practican este tipo de periodismo como el nuestro. Eso a mí me parece grave en democracia. Podés poner todas las comillas que quieras a esa democracia, pero es democracia: no estás en una época donde están Videla, Masera y Agosti. Aunque hay algunos simpatizantes de ellos, seguro.
Esto hay que analizarlo en el contexto de escalada que se está sufriendo a nivel regional, a nivel local, de avance neoliberal, de avance derechista y también de avance contra los medios comunitarios, alternativos o de contrainformación, porque de alguna manera lo que se quiere es que perdure un discurso único, el discurso de los medios hegemónicos y entonces los medios contrahegemónicos molestan. Molestan porque además hemos crecido mucho, somos muchos más de los que éramos antes, estamos más avispados de lo que éramos antes. Podemos dar información rápida, las redes y la nueva tecnología ayuda mucho en eso. A ellos le molesta y estas son demostraciones de advertencia, ante lo que tenemos que unirnos.
Pareciera que ese crecimiento de la comunicación popular no tiene una expresión de unidad organizativa que pueda confrontar la representación simbólica que se adjudican los medios empresarios o incluso periodistas reconocidos, prestigiados por esos mismos medios. ¿Cuál es tu opinión sobre la posibilidad de avanzar en mayores niveles de unidad orgánica?
Yo creo que el gran desafío está ahí. No se está pidiendo que nadie termine con su sigla, con su logo o con su actividad, sino que la refuerce uniéndose con otros, ayudando al otro en lo que no está capacitado o no tiene los medios para hacerlo. No sufrir porque crece otro medio al lado tuyo, sino que al contrario, alegrarte.
En tiempos como los que está viviendo América Latina, ojalá crecieran como flores miles de medios, porque va a ser la única manera. Nosotros no tenemos ni aparato económico ni la posibilidad de esa súper exhibición y visibilización que tienen los medios hegemónicos. La televisión, por ejemplo, nosotros tenemos algunos programas, algún canal comunitario como Barricada TV, pero muy poco. Entonces el desafío es abandonar las individualidades. Sin diluirse en el conjunto, sino uniéndose al conjunto para reforzarlo. A esto hay que tomarlo muy en serio.
Lo ideal sería que formemos un gran frente continental de medios populares. Ya hay algunos. Bueno, empezar por unir esos tres, cuatro o cinco que ya están, uniendo a un montón de gente y dar un ejemplo. Eso sería una idea, ¿verdad? Dar un ejemplo desde tres o cuatro plataformas que ya tienen un montón de medios, que decidan trabajar juntos y después atraer a otros para que se vayan sumando. ¿Que logramos con esto? Logramos que cuando ataquen a una compañera en Honduras, o en cualquier lugar, seamos miles de canales para difundirlo.
Y esto no es poca cosa, porque contrarresta al discurso hegemónico que tiene una pantalla todo el tiempo, tiene una web todo el tiempo, y que no va a hablar de eso. O que va a decir que se caotizó el tránsito cuando los campesinos cortan una ruta, no va a hablar que mataron a un campesino: el problema es el caos de tránsito. Me parece que por ahí tiene que caminar la cosa. Para eso hay que cambiar de chip, concientizarse de los tiempos que tenemos, ponerse a la altura de las circunstancias y aportar entre todos.
En España se está haciendo una experiencia a través del periódico Diagonal, se han unido varios medios con la idea de trabajar juntos. Tenemos un montón de diferencias, pero tenemos una mirada común respecto a quiénes son nuestros enemigos. Bueno, si lo tenemos, avancemos sobre eso, no estemos chicaneándonos sobre cosas que nos dividen, porque la verdad es que va a haber muchos temas para la división.
Si se pone el cielo negro, empieza a soplar el viento y después se crea un tsunami, ¿qué vas a estar diciendo? “Ah, mi problema con aquel es que está en tal lista, o que no tiene lista”, o lo que sea, el tsunami te lleva a vos, al otro y al que está más atrás tuyo. Creo que el tsunami se llama imperialismo norteamericano y las multinacionales; y de alguna manera tenemos que hacerle frente a eso. No dejar solos a los mapuches, estar peleando contra eso, no dejar solos a los que venden en la calle, trabajadores de la economía popular. Los medios pueden servir mucho para eso y de hecho lo estamos practicando, como podemos, pero lo estamos haciendo.
¿Cómo pensar esa articulación entre la comunicación y el resto de los planos de la política, en este contexto nacional y continental?
Yo creo que cada organización del campo popular tiene que tener una plataforma de comunicación. Es fundamental para sus integrantes, también es fundamental para el resto, para saber cómo piensa esa organización a través del punto de vista comunicacional. Partiendo de ese hecho que se está dando naturalmente, porque todos tienen una radio, o una web, o un periódico o esas tres cosas, me parece que todo lo que hacemos en comunicación es política, todo tiene un discurso político.
Nosotros nos situamos abajo y a la izquierda, otros en el nacionalismo revolucionario, otros se sitúan en la ultra izquierda, lo que sea, pero de alguna manera sus medios de comunicación y todo lo que comunicamos tienen un claro contenido ideológico. No somos objetivos, tenemos la parcialidad del lado del pueblo, no del lado de los poderosos. Me parece que los comunicadores también podemos ayudar a acercar posiciones de las organizaciones, que también están divididas, que también tienen sus pro y sus contra, sus mañas, cada una y cada uno.
Desde el mensaje de que podemos construir plataformas comunicacionales donde participen compañeros de distintas organizaciones, podemos dar una mano también a acercar, a unificar el campo de la lucha popular. Es perentorio, te diría, por el momento que estamos viviendo.
Fernando Vicente Prieto
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