Hablando de Traiciones

 JORNADA DE ORIENTE

Hablando de traiciones

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Hace 158 años una delegación de once mexicanos, conservadores todos, encabezados por José María Gutiérrez de Estrada, llegaron al Castillo de Miramar, morada del Archiduque Maximiliano y su esposa Carlota, para ofrecerle y suplicarle, aceptara la corona del imperio mexicano. Nació así una traición y guerra sostenida a sangre y fuego durante cuatro años por las bayonetas del ejército francés.

Siglo y medio después, tres hombres de esa misma estirpe de traidores; Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto se arrodillaron ante Odebrecht, Iberdrola y otras empresas extranjeras para entregarles los bienes de la nación. Tres sexenios les tomó acabar, a punta de sobornos y de engaños, con la soberanía energética de México y consumar, así, una nueva traición recurriendo a la mentira de manera sistemática, cínica y masiva. Con la corrupción millonaria para legisladores, intelectuales y líderes de opinión, que comenzaron a vender profusamente la idea de que “nada sería mejor para el país y para los mexicanos”, entregar a la empresa privada nacional y extranjera, sus recursos naturales.

Fox, aprovechándose de los incautos que por él votaron y de los medios que les sirvieron de caja de resonancia hasta para la más insulsa de sus ocurrencias, comenzó la labor de demolición de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad. Miles de millones de pesos de los excedentes petroleros, desaparecieron durante su sexenio.

Luego Felipe Calderón, después de robarse la Presidencia, continuó la labor de zapa e intentó sin éxito una primera reforma, aprovechando la guerra que impuso a México como coartada, dio rienda suelta a la corrupción y entregó los recursos del país a Repsol, Iberdrola y Odebrecht. Llegando al extremo de ofrecer la residencia presidencial, para que esta última corporación celebrará allí una sesión de su Consejo de Administración. Además, Calderón acabó violentamente con la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y de la nueva refinería que prometió en Tula, sólo entregó una incompleta barda perimetral.

Enrique Peña Nieto, llevado a la Presidencia por la televisión, hermanado con Fox y Calderón en la traición, impuso en 2013, con el apoyo de la televisión, y de todos los medios de comunicación, así como del PRIAN–PRD, la reforma energética. Esperando solo el puntillazo de otro gobernante de su misma calaña para privatizarla en su totalidad. Así dejó Peña a Petróleos Mexicanos y a la Comisión Federal de Electricidad. Un sexenio marcado por la banalidad, la corrupción y la violencia.

Hoy en el Congreso y en las calles, democrática y pacíficamente damos la batalla con la Reforma Eléctrica para poner fin a la traición y recuperar lo que es de todas y todos los mexicanos. Sabemos bien que el poder corruptor de la derecha conservadora y toda su formidable fuerza mediática, habrán de desatarse para impedir que se apruebe a cualquier costo la Reforma Eléctrica. Los legisladores tendrán que votar bajo esta ofensiva derechista; los ciudadanos, conscientes de este acontecimiento histórico, debemos movilizarnos en defensa de la soberanía.

Las tropas de Napoleón III fueron expulsadas, en 1867, por los patriotas liberales en una lucha que duró poco menos de cuatro años. Vale recordar lo qué Juárez le escribió Maximiliano: “Existe, le digo, una cosa que no puede alcanzar ni la falsedad ni la perfidia y qué es la tremenda sentencia de la historia. Ella nos juzgará”.

 

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