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Regulación del trabajo en aplicaciones reconocerá nuevas formas de empleo en LFT

 

Legisladores y especialistas anticipan un diálogo complejo en torno al reconocimiento de los derechos laborales de conductores y repartidores de aplicaciones. Pero lo ven como la oportunidad de incorporar nuevas modalidades de trabajo en la legislación mexicana.

Foto: Cuartoscuro

Con seis iniciativas en el Congreso de la Unión para regular el trabajo en plataformas digitales, los legisladores se encuentran en el escenario perfecto para trabajar con las propuestas actuales y diseñar la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) para reconocer los derechos laborales de conductores y repartidores por aplicaciones. Aunque se anticipa un escenario complejo para la reforma, también puede ser la oportunidad de incorporar nuevos modelos laborales en la legislación mexicana.

“Va a ser un proceso complejo como sucedió con el outsourcing. Me parece que esto va a ser complejo, pero será la puerta de entrada a muchísimos otros modelos laborales que aparecerán de la mano de la revolución tecnológica en el presente y el futuro del trabajo. El camino lo van a abrir los trabajadores de plataformas de por dónde tenemos que trabajar y generar la justicia laboral”, expuso la senadora Patricia Marcado (MC) durante una mesa de análisis de la organización Nosotrxs.

De acuerdo con la Encuesta nacional de conductores y repartidores de aplicaciones en México de Uber, el 90% de los conductores y repartidores valora el control sobre su propio horario y el 66% dejaría la actividad si se pierde la flexibilidad. Esta condición de trabajo será una de las claves en la regulación laboral de las plataformas digitales.

“Tenemos que llegar a un equilibrio donde los trabajadores repartidores puedan tener seguridad social y estén protegidos, pero que también puedan mantener la flexibilidad en el empleo como hoy la tienen, que puedan trabajar por horas, por tiempo extra, que puedan trabajar con diferentes patrones, pero que esto no los lleve a la precariedad”, apuntó la senadora Xóchitl Gálvez (PAN).

En ese sentido, la legisladora opinó que es posible reconocer a los repartidores y conductores como trabajadores subordinados, pero la continuidad de una relación de trabajo flexible dependerá el diseño de un nuevo perfil de empleado en la Ley Federal del Trabajo, que al mismo tiempo permita regular nuevas formas de trabajo que se generen con el avance de la tecnología.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) estima que en México hay 500,000 personas que se dedican a conducir o hacer entregas a través de aplicaciones como Uber, Didi, Beat o Rappi. La discusión por reconocer sus derechos laborales no es nueva en nuestro país, desde 2019 se observan esfuerzos legislativos por reformar la LFT para regular la relación de trabajo de los también denominados jornaleros digitales.

Sólo por citar algunos ejemplos, a nivel global países como Reino Unido, España o Italia ya han regulado el trabajo en plataformas digitales, algunos a través de la legislación y otros mediante sentencias judiciales. Recientemente la Comisión Europea presentó un proyecto para normar la actividad de conducción y reparto en la Unión Europea, la propuesta incluye cinco criterios, de los cuales, si la plataforma cumple con al menos dos, se califica como empleador.

“Creemos que el legislador debe adoptar una concepción dinámica e innovadora sobre el concepto de relación de trabajo que compatibilice esta innovación organizacional y tecnológica de las plataformas con los derechos laborales de los trabajadores. La razón teórica es que el control y la subordinación se transforman, pero siguen presentes y tienen que generar obligaciones”, opinó Graciela Bensusán, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La investigadora subrayó que uno de los argumentos de las plataformas digitales para calificar a conductores y repartidores como trabajadores independientes son las ventajas que tienen para realizar la actividad. Sin embargo, “no hay ninguna razón para que un trabajo ventajoso anule el carácter de trabajador asalariado”.

A través de diversos estudios, tanto la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) han señalado que el trabajo en plataformas tiene más condiciones de trabajo subordinado que independiente en la práctica. Esto es así, porque las aplicaciones controlan todo, desde el costo del viaje hasta el cobro del mismo, también hay penalizaciones por rechazar servicios y conductores y repartidores están sujetos a un sistema de calificación y a reglas con las que deben prestar el servicio, entre otros elementos.

¿Qué expresan los trabajadores?

Durante el foro de las mesas de análisis de la organización Nosotrxs, Sergio Guerrero, secretario general de la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA), señaló que la reforma que regule el trabajo en aplicaciones no debe dejar espacio a evasión de responsabilidades y se tiene que considerar aspectos como la jornada discontinua que permita cumplir con un horario a lo largo del día, entre otros elementos, como las herramientas e insumos de trabajo a cargo de las plataformas.

“Poder utilizar las 24 horas del día para desarrollar nuestra jornada y que no existan trabajos con intervalos definidos, sino que podamos utilizar las 24 horas del día para desarrollar una jornada común. Además de tomar en cuenta este tipo de condiciones de trabajo que son irrenunciables, que llegaron con la gig economy, ya no hay forma de dar pasos atrás, los mismos trabajadores no van a ceder esas concesiones que ya tienen. Hay que tomar en cuenta eso e innovar en la redacción de las diferentes propuestas”, acotó.

Por su parte, Saúl Gómez, integrante del colectivo Ni un Repartidor Menos, subrayó la necesidad de implementar un diálogo tripartito para diseñar una reforma que evite un escenario en el que las aplicaciones mantengan su modelo de negocio y no acaten la regulación, o bien se vayan de México y se pierdan las oportunidades de ingresos.

El repartidor afirmó que estas modalidades de trabajo han sido un refugio ante el desempleo generado durante la pandemia y han ayudado a cubrir necesidades básicas en hogares con bajos ingresos. “Ésas son las partes que tenemos que ver, analizar y sobretodo no descuidar”.

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