Con promesas de obras, Calderón intenta calmar temores

Claudia Herrera Beltrán, enviada

Periódico La Jornada
Martes 6 de abril de 2010, p. 25

Mexicali, BC, 5 de abril. Conmocionados porque no cesan las réplicas del temblor ocurrido ayer, cientos de habitantes se reunieron en un llano y dijeron reiteradamente al presidente Felipe Calderón que tienen "mucho miedo" de vivir aquí.

Una mujer aprovecha para hacer una prédica religiosa en presencia del mandatario. "Y si están mirando lo que está pasando, ni aunque esté el señor Presidente ni esté la justicia ni esté el mundo entero aquí, si el Señor nos avienta esa agua y nos inunda, ni el Presidente nos va a poder salvar."

Mostrando una biblia, insistió: "Esto es lo que nos va a poder salvar. ¿Qué quieren, creer en el Presidente, que les dice que tiene todo bajo control? No, aquí está el control". La señora recibe aplausos y nadie la cuestiona, ni Calderón.

"No depende de nosotros el que haya temblores. Eso depende de la naturaleza, de Dios, de lo que ustedes juzguen y vean, pero lo que sí está en nuestras manos es ayudar a minimizar los efectos del temblor", exclamó el mandatario, que no lograba dar alivio a la población afectada.

La visita se dio a menos de 24 horas del sismo de 7.2 grados, en un ambiente de desasosiego, aunque la evaluación oficial es que todo está "bajo control". En una junta de autoridades federales y locales presentó su balance: dos muertos, uno más por confirmar, 100 lesionados y pérdidas aún no cuantificadas.

El mandatario dijo que el terremoto fue "tan intenso" como el que destruyó Puerto Príncipe, Haití, y el más grave en esta zona desde el ocurrido en 1940, de 7.1 grados.

El hospital general tiene daños estructurales. El Presidente prometió que se construirá uno nuevo. Reconoce que "no contamos con recursos, pero de algún lado deberán salir". Una rápida caminata por las salas permite constatar que los muros están agrietados y los pacientes, recostados en camillas, se hacinan en el patio y en otras áreas.

Ésa fue una de las numerosas ofertas de apoyo que hizo Calderón a las familias desesperadas porque perdieron sus casas y cosechas por este sismo. Los afectados se concentran en cuatro ejidos: Oaxaca, Nayarit, Cucupah y Durango.

Programada a última hora, la gira por Baja California se inició en el valle de Mexicali, donde el gobernador José Guadalupe Osuna Millán celebró que el Ejecutivo llegara con "los más chipocludos" de su equipo: los secretarios de la Defensa Nacional, Guillermo Galván; de Marina, Mariano Francisco Saynez; de Desarrollo Social, Heriberto Félix; de Salud, José Angel Córdova, y de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas.

El propio Calderón vivió una de estas réplicas a las 15:05 horas. "¡Está temblando!", gritó una mujer, y el mandatario repuso: "Se ve que la tierra se está acomodando un poquito".

Una señora del ejido Reacomodo fue la primera que llamó la atención del Ejecutivo: "Tenemos mucho miedo. Que sea verdad que nos pongan drenaje y unas carreteras". De 700 kilómetros de caminos vecinales, 150 necesitan reparación.

Una mujer que padece epilepsia, con un bebé en brazos, cuenta que no tiene medicamento suficiente y que su casa está inundada. Alguien más dice que desfogar la presa empeorará la situación. El director de la Comisión Nacional del Agua, José Luis Luege, promete que no lo harán, pero advierte que los canales de riego Reforma y Nuevo Vallarta se rompieron y los expertos investigan por qué brotó tal cantidad de agua y se formaron géiseres que tienen atrapadas a algunas familias dentro de sus hogares.

Otra mujer se queja de que "hay muchas casas de personas humildes que se cayeron y ni siquiera la iglesia quedó en pie".

Al inicio de su estancia de tres horas, Calderón aclaró que no es experto en sismos, pero se comprometió a instalar albergues "cómodos y seguros" y repartió despensas y cobijas. La gente se arremolinó y en el altavoz se escuchó la petición de que permanecieran en sus lugares, porque trabajadores sociales pasarían a entregar la ayuda.
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