A mitad del sexenio sólo “daños colaterales”, ¿los principales estarán por venir?
WULFRANO TORRES PÉREZ
Tres años no son suficientes para convencernos de las limitaciones, la incompetencia, la falta de experiencia y la incapacidad del actual grupo en el poder encabezado por Calderón?; a pesar de lo cual, son de los funcionarios mejor retribuidos en el mundo. ¿Es tan difícil, gracias a la televisión, reconocer los costos (sociales, económicos, políticos, de inseguridad, violencia, desempleo, etc.) que estamos pagando la mayoría de los mexicanos por sus malas decisiones? ¿Alguna empresa aguantaría mantener esta situación tan absurda como costosa?, ¿los ciudadanos tendríamos que pedirles su renuncia?, ¿o ellos, en un acto de vergüenza pública, lucidez moral e intelectual, y por el bien de todos, tendrían que hacerlo? ¿Estamos condenados, por la imperfección de nuestro sistema democrático, y nuestra escasa participación, a aceptar el inminente fracaso que se avecina en la siguiente mitad del sexenio?, ¿otra década perdida? ¿Cuál será el tamaño del desastre nacional que en los próximos tres años acabará por heredarnos este gobierno panista?
A continuación se describen sólo algunos de los daños colaterales del fraude electoral consumado “haya sido como haya sido”, entre el IFE, el Tribunal Federal Electoral, la maestra, algunos gobernadores priistas, los grandes empresarios y la alta jerarquía católica (santa patrona de los pederastas), para imponernos a Calderón, cuyo principal atributo para autodescribirse no era su inteligencia sino “las manos limpias” que ha usado, entre otras cosas, para gastar millones de pesos en tratar de convencernos a punta de masivos mensajes publicitarios, que gobierna “para vivir mejor”, aunque la realidad lo desmienta todos los días: En estos tres años su principal objetivo como “estadista” militar ha sido su guerra contra el narcotráfico.
Como candidato nunca mencionó que militarizaría al país, tampoco que declararía una guerra que nos ha colocado como uno de los países más inseguros y violentos en el mundo. El saldo: miles de personas asesinadas, el mayor número en la historia reciente del país, que ha cobrado la vida particularmente de niños y jóvenes en manos de la delincuencia organizada y de las fuerzas gubernamentales.
A pesar de la grave situación a la que Calderón ha llevado al país con su guerra, paradójicamente según la PGR, el consumo de drogas entre jóvenes mexicanos ha aumentado 127 por ciento durante su administración. Ahora son miles los niños y jóvenes que alimentan diariamente las páginas de la nota roja en los periódicos, sea como víctimas o como victimarios.
Otro de los “daños colaterales” de su incapacidad para gobernar, tiene que ver con la economía del país. El diagnóstico del tristemente famoso “catarrito”, nos ha costado entre otras cosas: que el año pasado hayamos sido el país con el peor índice de crecimiento en América Latina; además de 6 millones de nuevos pobres (dos por cada año), ¿a este ritmo logrará alcanzar 12 millones a final de su sexenio? Junto con el PRI, en un arreglo vergonzante, nos incrementó el IVA del 15 al 16 por ciento; y en estos tres años fatídicos ha hecho posible un aumento acumulado de más de 60 por ciento a los precios de los productos de la canasta básica; así como el permanente aumento a los energéticos (contraviniendo a lo que prometió en campaña).
La promesa de empleos es la otra gran mentira de un gobierno que no sólo resultó del fraude, sino que eso mismo ha sido desde que se adueñó del poder.
El saldo de los “daños colaterales” en este renglón es dramáticamente negativo: más de 12 millones de personas laboran en la informalidad, según la Encuesta Nacional de la Juventud 58.3 por ciento de los jóvenes que tiene un trabajo no cuentan con un contrato laboral, a pesar de trabajar más de 40 horas, y reciben un pago que en promedio no supera los tres salarios mínimos; además de millones de jóvenes que ni trabajan ni estudian; más de 4 millones de mujeres que laboran fuera de casa no recibe ninguna remuneración.
En el colmo de la incoherencia y el doble lenguaje entre lo que dice y lo que hace, el “presidente del empleo” decidió arbitrariamente despedir a más de 40 mil trabajadores del SME, y ahora amenaza con imponernos una nueva Ley Federal del Trabajo para institucionalizar la política laboral depredadora a favor de los empresarios, que en los hechos ya ha venido aplicando.
Hay otro tipo de “costos colaterales” que suelen ser poco visibles porque los medios no hablan de ellos, pero cuyos efectos son todavía más graves porque condicionan la solución de los problemas anteriormente señalados, me refiero a la generación, y el desarrollo de emociones negativas que vulneran la salud mental de un buen sector de la población, especialmente de los niños, los jóvenes y las mujeres, tales como el miedo, la desesperanza, la desconfianza, la indiferencia, el enojo, la frustración, la depresión, la angustia, la ansiedad y el estrés, entre otros; emociones o estados de ánimo que suelen acompañar a ciertos comportamientos psicosociales sintomáticos como las adicciones, la violencia, el suicidio, la pobre orientación al logro, la conformidad y una tendencia a la sumisión que nos aleja cada vez más de una participación ciudadana.
¿A este incompleto, pero grave balance de la situación en la que está nuestro país, se le puede llamar “daños colaterales” como lo nombra irresponsablemente el gobierno panista? ¿Esta realidad no representa en sí misma “un peligro para México”? ¿Son necesarios otros tres años para suponer que las cosas pueden mejorar con los mismos actores, sus mismos aliados y sus mismas decisiones?, ¿no será demasiado tarde? Sabemos quiénes estamos pagando estos altos “costos colaterales” de la incompetencia e irresponsabilidad de los gobernantes, lo que no sabemos es si algún día podremos juzgar y castigar a los responsables del desastre, mientras el país se nos va de las manos. ¿Será posible evitar esta catástrofe anunciada sin la participación de nosotros los ciudadanos?
torresw55@hotmail.com
Fuente
Tres años no son suficientes para convencernos de las limitaciones, la incompetencia, la falta de experiencia y la incapacidad del actual grupo en el poder encabezado por Calderón?; a pesar de lo cual, son de los funcionarios mejor retribuidos en el mundo. ¿Es tan difícil, gracias a la televisión, reconocer los costos (sociales, económicos, políticos, de inseguridad, violencia, desempleo, etc.) que estamos pagando la mayoría de los mexicanos por sus malas decisiones? ¿Alguna empresa aguantaría mantener esta situación tan absurda como costosa?, ¿los ciudadanos tendríamos que pedirles su renuncia?, ¿o ellos, en un acto de vergüenza pública, lucidez moral e intelectual, y por el bien de todos, tendrían que hacerlo? ¿Estamos condenados, por la imperfección de nuestro sistema democrático, y nuestra escasa participación, a aceptar el inminente fracaso que se avecina en la siguiente mitad del sexenio?, ¿otra década perdida? ¿Cuál será el tamaño del desastre nacional que en los próximos tres años acabará por heredarnos este gobierno panista?
A continuación se describen sólo algunos de los daños colaterales del fraude electoral consumado “haya sido como haya sido”, entre el IFE, el Tribunal Federal Electoral, la maestra, algunos gobernadores priistas, los grandes empresarios y la alta jerarquía católica (santa patrona de los pederastas), para imponernos a Calderón, cuyo principal atributo para autodescribirse no era su inteligencia sino “las manos limpias” que ha usado, entre otras cosas, para gastar millones de pesos en tratar de convencernos a punta de masivos mensajes publicitarios, que gobierna “para vivir mejor”, aunque la realidad lo desmienta todos los días: En estos tres años su principal objetivo como “estadista” militar ha sido su guerra contra el narcotráfico.
Como candidato nunca mencionó que militarizaría al país, tampoco que declararía una guerra que nos ha colocado como uno de los países más inseguros y violentos en el mundo. El saldo: miles de personas asesinadas, el mayor número en la historia reciente del país, que ha cobrado la vida particularmente de niños y jóvenes en manos de la delincuencia organizada y de las fuerzas gubernamentales.
A pesar de la grave situación a la que Calderón ha llevado al país con su guerra, paradójicamente según la PGR, el consumo de drogas entre jóvenes mexicanos ha aumentado 127 por ciento durante su administración. Ahora son miles los niños y jóvenes que alimentan diariamente las páginas de la nota roja en los periódicos, sea como víctimas o como victimarios.
Otro de los “daños colaterales” de su incapacidad para gobernar, tiene que ver con la economía del país. El diagnóstico del tristemente famoso “catarrito”, nos ha costado entre otras cosas: que el año pasado hayamos sido el país con el peor índice de crecimiento en América Latina; además de 6 millones de nuevos pobres (dos por cada año), ¿a este ritmo logrará alcanzar 12 millones a final de su sexenio? Junto con el PRI, en un arreglo vergonzante, nos incrementó el IVA del 15 al 16 por ciento; y en estos tres años fatídicos ha hecho posible un aumento acumulado de más de 60 por ciento a los precios de los productos de la canasta básica; así como el permanente aumento a los energéticos (contraviniendo a lo que prometió en campaña).
La promesa de empleos es la otra gran mentira de un gobierno que no sólo resultó del fraude, sino que eso mismo ha sido desde que se adueñó del poder.
El saldo de los “daños colaterales” en este renglón es dramáticamente negativo: más de 12 millones de personas laboran en la informalidad, según la Encuesta Nacional de la Juventud 58.3 por ciento de los jóvenes que tiene un trabajo no cuentan con un contrato laboral, a pesar de trabajar más de 40 horas, y reciben un pago que en promedio no supera los tres salarios mínimos; además de millones de jóvenes que ni trabajan ni estudian; más de 4 millones de mujeres que laboran fuera de casa no recibe ninguna remuneración.
En el colmo de la incoherencia y el doble lenguaje entre lo que dice y lo que hace, el “presidente del empleo” decidió arbitrariamente despedir a más de 40 mil trabajadores del SME, y ahora amenaza con imponernos una nueva Ley Federal del Trabajo para institucionalizar la política laboral depredadora a favor de los empresarios, que en los hechos ya ha venido aplicando.
Hay otro tipo de “costos colaterales” que suelen ser poco visibles porque los medios no hablan de ellos, pero cuyos efectos son todavía más graves porque condicionan la solución de los problemas anteriormente señalados, me refiero a la generación, y el desarrollo de emociones negativas que vulneran la salud mental de un buen sector de la población, especialmente de los niños, los jóvenes y las mujeres, tales como el miedo, la desesperanza, la desconfianza, la indiferencia, el enojo, la frustración, la depresión, la angustia, la ansiedad y el estrés, entre otros; emociones o estados de ánimo que suelen acompañar a ciertos comportamientos psicosociales sintomáticos como las adicciones, la violencia, el suicidio, la pobre orientación al logro, la conformidad y una tendencia a la sumisión que nos aleja cada vez más de una participación ciudadana.
¿A este incompleto, pero grave balance de la situación en la que está nuestro país, se le puede llamar “daños colaterales” como lo nombra irresponsablemente el gobierno panista? ¿Esta realidad no representa en sí misma “un peligro para México”? ¿Son necesarios otros tres años para suponer que las cosas pueden mejorar con los mismos actores, sus mismos aliados y sus mismas decisiones?, ¿no será demasiado tarde? Sabemos quiénes estamos pagando estos altos “costos colaterales” de la incompetencia e irresponsabilidad de los gobernantes, lo que no sabemos es si algún día podremos juzgar y castigar a los responsables del desastre, mientras el país se nos va de las manos. ¿Será posible evitar esta catástrofe anunciada sin la participación de nosotros los ciudadanos?
torresw55@hotmail.com
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