Acá tenían prisa... para declararlos muertos
Carolina Gómez Mena
Periódico La Jornada
Viernes 15 de octubre de 2010, p. 17
Luego de lo ocurrido en Chile con los 33 mineros rescatados, el gobierno mexicano tiene sólo una opción: recuperar los cuerpos de los 63 mineros que permanecen sepultados en Pasta de Conchos, aseguró el sacerdote jesuita Carlos Rodríguez, quien oficia la misa mensual en recuerdo de los 65 mineros que perecieron el 19 de febrero de 2006.
En entrevista aseguró que, a diferencia de lo sucedido en el país sudamericano, en México lo que prevaleció en la determinación de no realizar un rescate fue el interés económico, la “falta de sensibilidad y compasión y el desprecio por la vida”, pues consideró que antes de emprender el salvamento hubo prisa por declarar muertos a todos los mineros sin tener certeza.
Señaló que el pasado 27 de septiembre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emplazó al gobierno mexicano a responder por lo sucedido en Pasta de Conchos, lo cual –aseguró– es la “oportunidad de Felipe Calderón para ponerse a la altura del presidente de Chile, Sebastián Piñera. Tras lo ocurrido, el gobierno mexicano no tiene escapatoria: o se pone a ese nivel e inicia la recuperación de los restos de los 63 mineros, o les sigue dando la espalda a los deudos y se mantiene en su pequeñez. Este rescate evidencia sin duda la ridícula respuesta del gobierno” cuando descartó un rescate.
Detalló que México tiene dos meses para responder a la CIDH y añadió que también la Organización Internacional del Trabajo lo emplazó a explicar lo que sucede en la minería informal del carbón, porque desde lo acaecido en Pasta de Conchos nada ha cambiado, ya que siguen las muertes.
Aparte, el obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez, expresó su “regocijo” por el rescate de los mineros en Chile y señaló que esto es un “canto a la vida” que pone de manifiesto la importancia de enfrentar las situaciones adversas con “serenidad y valentía”.
También subrayó que “la actitud ante situaciones límite ayuda a definir y forjar el carácter del ser humano y su sentido de trascendencia” y llamó a dar “gracias a Dios por todos los que han sido rescatados, por sus familias, por todos los que de diferentes maneras participaron” en el salvamento.
Destacó la importancia de la “esperanza” y de “luchar unidos en gran labor de compañerismo”, pues pese a que estuvieron 17 días incomunicados y se llegó a pensar que no había posibilidad de rescate, no perdieron la ilusión de ser salvados y hubo entre ellos y quienes estaban en la superficie “unión de conocimientos, experiencia y destreza de agencias y personas, no sólo de Chile sino también de otras naciones, y tenemos ahora el fruto del salvamento de todos los mineros”.
Rodríguez, del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), lamentó que en México se haya optado por “abandonar” a los 65 mineros porque si los salvaban iba a haber constancia de las inseguras condiciones en que laboraban.
“Si los hubiesen rescatado vivos nos iban a venir a decir que la empresa no cumplía con los mínimos requerimientos para tener esa mina trabajando. La diferencia con Chile es que aquí prevaleció la impunidad hacia Grupo México.”
El sacerdote aseguró que para que los mineros mexicanos tengan mejores condiciones de trabajo deben aplicarse “políticas de Estado en relación con las minas que eviten la corrupción de los inspectores laborales y pongan más dientes a las sanciones por incumplir las normas de seguridad, pues a los empresarios les sale más barato pagar multas que mejorar la seguridad”.
Fuente
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Viernes 15 de octubre de 2010, p. 17
Luego de lo ocurrido en Chile con los 33 mineros rescatados, el gobierno mexicano tiene sólo una opción: recuperar los cuerpos de los 63 mineros que permanecen sepultados en Pasta de Conchos, aseguró el sacerdote jesuita Carlos Rodríguez, quien oficia la misa mensual en recuerdo de los 65 mineros que perecieron el 19 de febrero de 2006.
En entrevista aseguró que, a diferencia de lo sucedido en el país sudamericano, en México lo que prevaleció en la determinación de no realizar un rescate fue el interés económico, la “falta de sensibilidad y compasión y el desprecio por la vida”, pues consideró que antes de emprender el salvamento hubo prisa por declarar muertos a todos los mineros sin tener certeza.
Señaló que el pasado 27 de septiembre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emplazó al gobierno mexicano a responder por lo sucedido en Pasta de Conchos, lo cual –aseguró– es la “oportunidad de Felipe Calderón para ponerse a la altura del presidente de Chile, Sebastián Piñera. Tras lo ocurrido, el gobierno mexicano no tiene escapatoria: o se pone a ese nivel e inicia la recuperación de los restos de los 63 mineros, o les sigue dando la espalda a los deudos y se mantiene en su pequeñez. Este rescate evidencia sin duda la ridícula respuesta del gobierno” cuando descartó un rescate.
Detalló que México tiene dos meses para responder a la CIDH y añadió que también la Organización Internacional del Trabajo lo emplazó a explicar lo que sucede en la minería informal del carbón, porque desde lo acaecido en Pasta de Conchos nada ha cambiado, ya que siguen las muertes.
Aparte, el obispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar Martínez, expresó su “regocijo” por el rescate de los mineros en Chile y señaló que esto es un “canto a la vida” que pone de manifiesto la importancia de enfrentar las situaciones adversas con “serenidad y valentía”.
También subrayó que “la actitud ante situaciones límite ayuda a definir y forjar el carácter del ser humano y su sentido de trascendencia” y llamó a dar “gracias a Dios por todos los que han sido rescatados, por sus familias, por todos los que de diferentes maneras participaron” en el salvamento.
Destacó la importancia de la “esperanza” y de “luchar unidos en gran labor de compañerismo”, pues pese a que estuvieron 17 días incomunicados y se llegó a pensar que no había posibilidad de rescate, no perdieron la ilusión de ser salvados y hubo entre ellos y quienes estaban en la superficie “unión de conocimientos, experiencia y destreza de agencias y personas, no sólo de Chile sino también de otras naciones, y tenemos ahora el fruto del salvamento de todos los mineros”.
Rodríguez, del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), lamentó que en México se haya optado por “abandonar” a los 65 mineros porque si los salvaban iba a haber constancia de las inseguras condiciones en que laboraban.
“Si los hubiesen rescatado vivos nos iban a venir a decir que la empresa no cumplía con los mínimos requerimientos para tener esa mina trabajando. La diferencia con Chile es que aquí prevaleció la impunidad hacia Grupo México.”
El sacerdote aseguró que para que los mineros mexicanos tengan mejores condiciones de trabajo deben aplicarse “políticas de Estado en relación con las minas que eviten la corrupción de los inspectores laborales y pongan más dientes a las sanciones por incumplir las normas de seguridad, pues a los empresarios les sale más barato pagar multas que mejorar la seguridad”.
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