Nueva huelga en Francia contra la reforma a pensiones
Reuters, Dpa y Afp
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de octubre de 2010, p. 32
París, 12 de octubre. Estudiantes y trabajadores del sector privado lanzaron una nueva serie de huelgas contra la reforma al sistema de pensiones, con lo cual ponen a prueba la determinación del gobierno del presidente Nicolás Sarkozy, mientras la iniciativa se acerca a convertirse en ley. La indignación por la prevista reforma del sistema de pensiones del gobierno es cada vez mayor. Pese a que la ley ya está prácticamente aprobada, los sindicatos llamaron a protestar en la mejor tradición de su país: en las calles.
Las huelgas cuentan esta vez con gran participación de escolares y estudiantes. Las protestas callejeras fueron las cuartas de ese tipo desde comienzos de septiembre, mientras los paros laborales en el transporte público y en las refinerías apuntan a paralizar al país por más tiempo. Casi 70 por ciento de los franceses apoya las protestas, y poco menos de dos tercios ve con buenos ojos la opción de una huelga indefinida.
“No toquen nuestras pensiones”, es la consigna de los manifestantes, mientras el gobierno afirma que “ya no hay margen para negociaciones”. En prácticamente ningún país los trabajadores se jubilan tan temprano como en Francia.
En las cajas del sistema de pensiones estatal faltan hoy ya 32 mil millones de euros (44 mil millones de dólares). Si la situación sigue así, el déficit podría haberse duplicado en 20 años.
El plan de pensiones de Sarkozy se está convirtiendo en una de las mayores batallas de su presidencia, enfrentándolo a sindicatos que en 1995 frustraron un intento de reforma. Su gobierno se niega a ceder ante la presión: “Hemos alcanzado el límite (de las concesiones) posibles”, informó el primer ministro galo, Francois Fillon, a miembros del partido UMP de Sarkozy.
Trenes, aeropuertos y puertos mostraban un movimiento menor al habitual, en un nuevo intento de los sindicatos por redoblar la apuesta en su larga batalla contra un proyecto cuyo punto principal es elevar la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años. La reforma apunta en parte a reducir el creciente déficit previsional y salvaguardar la codiciada calificación soberana AAA de Francia.
El ausentismo laboral de los operarios redujo los vuelos desde los principales aeropuertos de París hasta en 50 por ciento. Funcionaba uno de cada tres trenes de alta velocidad TGV, aunque los servicios internacionales operaban con mayor frecuencia. El metro de París operaba con servicios limitados y la Torre Eiffel estaba cerrada por falta de personal.
Familias y estudiantes de universidades y escuelas secundarias salieron a protestar. Muchos se reunieron fuera de las escuelas y 300 colegios se vieron afectados.
Los sindicatos reivindicaron la presencia de 3.5 millones de personas en las 244 manifestaciones convocadas en todo el país, cifra que triplica a la estimación del gobierno, de 1.2 millones de personas en las calles. A mitad del día, el Ministerio del Interior indicó que los manifestantes sumaban alrededor 30 por ciento más que los que salieron a las calles el 2 de octubre.
Pero en cualquier caso esas evaluaciones superan a las hechas por ambas partes en las tres jornadas previas convocadas desde comienzos de septiembre (que iban de 2.5 millones a 3 millones para los sindicatos, y de 900 mil a un millón para la policía).
No hay marcha atrás
El Senado aprobó el lunes elevar la edad en la que los trabajadores pueden retirarse y gozar de pensión completa de 65 a 67 años. Sarkozy ya ha hecho pequeñas concesiones, pero asegura que no dará marcha atrás en los puntos clave del proyecto de ley.
El gobierno quiere que la legislación sea aprobada a fines de octubre y apuesta a que las manifestaciones perderán fuerza, especialmente entre quienes pierden parte de su salario cuando faltan al trabajo durante las huelgas.
Sin embargo, líderes sindicales prometen mantener la presión con la cuarta protesta de pensiones en poco más de un mes.
En Eslovaquia también se esperaban protestas contra el paquete de austeridad del gobierno, la última acción en Europa en momentos en que sindicatos buscan convocar la oposición a recortes de gastos. Los sindicatos franceses han llamado a una nueva protesta el 16 de octubre.
En el sur de Francia las huelgas portuarias ingresaron en su decimosexta jornada. Además de su oposición a la reforma del sistema de pensiones, los trabajadores protestan contra un cambio a las operaciones portuarias y obligaron al cierre parcial de una refinería.
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Periódico La Jornada
Miércoles 13 de octubre de 2010, p. 32
París, 12 de octubre. Estudiantes y trabajadores del sector privado lanzaron una nueva serie de huelgas contra la reforma al sistema de pensiones, con lo cual ponen a prueba la determinación del gobierno del presidente Nicolás Sarkozy, mientras la iniciativa se acerca a convertirse en ley. La indignación por la prevista reforma del sistema de pensiones del gobierno es cada vez mayor. Pese a que la ley ya está prácticamente aprobada, los sindicatos llamaron a protestar en la mejor tradición de su país: en las calles.
Las huelgas cuentan esta vez con gran participación de escolares y estudiantes. Las protestas callejeras fueron las cuartas de ese tipo desde comienzos de septiembre, mientras los paros laborales en el transporte público y en las refinerías apuntan a paralizar al país por más tiempo. Casi 70 por ciento de los franceses apoya las protestas, y poco menos de dos tercios ve con buenos ojos la opción de una huelga indefinida.
“No toquen nuestras pensiones”, es la consigna de los manifestantes, mientras el gobierno afirma que “ya no hay margen para negociaciones”. En prácticamente ningún país los trabajadores se jubilan tan temprano como en Francia.
En las cajas del sistema de pensiones estatal faltan hoy ya 32 mil millones de euros (44 mil millones de dólares). Si la situación sigue así, el déficit podría haberse duplicado en 20 años.
El plan de pensiones de Sarkozy se está convirtiendo en una de las mayores batallas de su presidencia, enfrentándolo a sindicatos que en 1995 frustraron un intento de reforma. Su gobierno se niega a ceder ante la presión: “Hemos alcanzado el límite (de las concesiones) posibles”, informó el primer ministro galo, Francois Fillon, a miembros del partido UMP de Sarkozy.
Trenes, aeropuertos y puertos mostraban un movimiento menor al habitual, en un nuevo intento de los sindicatos por redoblar la apuesta en su larga batalla contra un proyecto cuyo punto principal es elevar la edad mínima de jubilación de 60 a 62 años. La reforma apunta en parte a reducir el creciente déficit previsional y salvaguardar la codiciada calificación soberana AAA de Francia.
El ausentismo laboral de los operarios redujo los vuelos desde los principales aeropuertos de París hasta en 50 por ciento. Funcionaba uno de cada tres trenes de alta velocidad TGV, aunque los servicios internacionales operaban con mayor frecuencia. El metro de París operaba con servicios limitados y la Torre Eiffel estaba cerrada por falta de personal.
Familias y estudiantes de universidades y escuelas secundarias salieron a protestar. Muchos se reunieron fuera de las escuelas y 300 colegios se vieron afectados.
Los sindicatos reivindicaron la presencia de 3.5 millones de personas en las 244 manifestaciones convocadas en todo el país, cifra que triplica a la estimación del gobierno, de 1.2 millones de personas en las calles. A mitad del día, el Ministerio del Interior indicó que los manifestantes sumaban alrededor 30 por ciento más que los que salieron a las calles el 2 de octubre.
Pero en cualquier caso esas evaluaciones superan a las hechas por ambas partes en las tres jornadas previas convocadas desde comienzos de septiembre (que iban de 2.5 millones a 3 millones para los sindicatos, y de 900 mil a un millón para la policía).
No hay marcha atrás
El Senado aprobó el lunes elevar la edad en la que los trabajadores pueden retirarse y gozar de pensión completa de 65 a 67 años. Sarkozy ya ha hecho pequeñas concesiones, pero asegura que no dará marcha atrás en los puntos clave del proyecto de ley.
El gobierno quiere que la legislación sea aprobada a fines de octubre y apuesta a que las manifestaciones perderán fuerza, especialmente entre quienes pierden parte de su salario cuando faltan al trabajo durante las huelgas.
Sin embargo, líderes sindicales prometen mantener la presión con la cuarta protesta de pensiones en poco más de un mes.
En Eslovaquia también se esperaban protestas contra el paquete de austeridad del gobierno, la última acción en Europa en momentos en que sindicatos buscan convocar la oposición a recortes de gastos. Los sindicatos franceses han llamado a una nueva protesta el 16 de octubre.
En el sur de Francia las huelgas portuarias ingresaron en su decimosexta jornada. Además de su oposición a la reforma del sistema de pensiones, los trabajadores protestan contra un cambio a las operaciones portuarias y obligaron al cierre parcial de una refinería.
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