LOS DAMNIFICADOS DEL DECRETO PRESIDENCIAL CONTRA LFC

Los efectos nocivos del decreto que hace un año emitió el presidente Felipe Calderón Hinojosa, extinguiendo a la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC), han sido catastróficos en el municipio de Juan Galindo, ubicado en la Sierra Norte de Puebla, donde se ubica la presa de Nuevo Necaxa, pues 70 por ciento de la economía se encuentra en parálisis.

El resultado inmediato más preocupante de esta errónea decisiónes es, sin duda, la deserción escolar de muchos jóvenes, quienes ante la insolvencia para seguir en las aulas han tenido que incorporarse de manera una forzada al sector laboral, clausurando temporal o tal vez definitivamente su legítimo derecho a una instrucción profesional.

Pero lo que resulta más grave es que a estas alturas ni las autoridades federales –directamente responsables de la eliminación de miles de fuentes de trabajo– ni las estatales, que en su momento prometieron programas de empleo para evitar la crisis de la región, han resuelto la desesperante situación que sufren miles de familias serranas por falta de trabajo.

Una muestra más del desatino presidencial en el caso de la extinción de LFC es que el servicio de suministro de energía eléctrica en la región centro del país no sólo no ha mejorado, como se argumentó en el decreto, sino que, por el contrario, ha empeorado dramáticamente.

Afortunadamente la resistencia del Sindicato Mexicano de Electricistas prosigue y seguramente continuará hasta el sexenio entrante, cuando, tal vez, las nuevas autoridades del país hagan justicia y les devuelvan la empresa que les fue quitada en un arrebato de tozudez.
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