México: Frases presidenciales vacuas

miércoles 26 de enero de 2011


Eduardo Ibarra Aguirre

Mantener la intensa colaboración entre México y Estados Unidos “en un espíritu de responsabilidad compartida y respeto mutuo”, fue la fórmula que dictó el inquilino principal de Los Pinos para informar a los gobernados, sin importar el divorcio entre las palabras y los hechos tercos y necios como son, de su encuentro fuera de agenda con Hillary Clinton.

La secretaria de Estado estadunidense es la selecta destinataria del “respeto mutuo”, sobre todo después de que el 8 de septiembre de 2010 comparó la difícil situación que padecía y aún padece México con la vivida por Colombia hace 20 años. Abundó entonces Clinton que la dimensión adquirida por el crimen organizado lo asemeja a “una insurgencia” que “controla ciertas partes del país”.

La reacción generada por la irritación presidencial azteca no se hizo esperar: “Los planteamientos son poco serios y descuidados”. Y enseguida Clinton también fue atajada por Barack Hussein Obama en la pretensión de dar ribetes ideológicos a una guerra que ahora es lucha, misma que no se explica sin las exigencias, presiones y asesorías de Estados Unidos, el principal consumidor de narcóticos y vendedor de armas en la aldea global y en México.

Mas ahora, cuatro meses y medios después, la señora secretaria brindó un espaldarazo a la estrategia de Felipe Calderón, de quien está impresionada por “su liderazgo en la lucha contra el crimen organizado”.

Es sabido que el apoyo acrítico es uno de los puntos más fuertes del abogado, economista y administrador público, y que el rencor es otro de los sentimientos que más lo anima. De tal suerte que la jefa de Carlos Pascual, el embajador que perdura en la cuerda floja pese a su abierto intervencionismo en asuntos mexicanos, se fue tranquila porque unas son las frases para el gran público y otras las conductas gubernamentales en privado, en los hechos.

Muy poco tiene que ver con la “responsabilidad compartida” la solicitud de Calderón, hecha el 17 de febrero de 2010 a Janet Napolitano, para que el Centro de Inteligencia de El Paso, Texas, ayudara a someter a las organizaciones criminales, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Ahora conocemos el suceso por un memorando de Pascual que publicó el madrileño El País y divulgado por Wikileaks.

La respuesta de la secretaria de Seguridad Interior muestra en su verdadera dimensión al michoacano de Morelia. Le explicó, según el reporte de Pascual, que el “EPIC puede ayudar”, pero “México se debe mover más allá de los desplazamientos militares y establecer una policía en Ciudad Juárez capaz de inspeccionar todas las calles y manzanas”, pero “los servicios sociales y el estado de derecho debe también extenderse a toda la ciudad”. Justamente lo que en todos los tonos y días reclaman numerosos especialistas, opinadores, ciudadanos.

La subordinación de Calderón Hinojosa muy poco tiene que ver con “la cooperación soberana entre dos Estados con más de 3 mil kilómetros de frontera”, como pretendió justificar Leonardo Curzio en Primer Plano, del oficialista Oncetvméxico.

Menos todavía puede identificarse con “el respeto mutuo” la subordinación del Centro de Investigación y Seguridad Nacional que permitió a elementos de la Oficina Federal de Investigación que “entrevistaran” a extranjeros detenidos por el corrompido Instituto Nacional de Migración.

Con fraseología no se construye ninguna relación “en un espíritu de responsabilidad compartida y respeto mutuo” con Estados Unidos ni con nadie, si acaso se abdica de la soberanía y de las obligaciones de jefe de Estado, papel que como se observa le queda grande. Tanto que optó por soñar “con ese México que vendrá”. Y por el que tanto luchó don Samuel Ruiz García.

Fuente

Comentarios