No Más Sangre, las reacciones
miércoles, 19 de enero de 2011
Los Medios
Un segmento de la sociedad que ha sido condicionada al silencio como parte de un comportamiento ejemplar tomará de manera ofensiva toda expresión que se sale de los lineamientos de la sumisión. Esto es sabido por los encargados de la propaganda oficial y sus reacciones, ante el escenario donde la sociedad ha superado a la voz de los comunicadores del gobierno, son típicas: simplificando la realidad a meras expresiones que sólo pueden darse, según ellos, en una república demócrata y un estado sensible a sus demandas. Es decir: aquí no pasa nada grave.
Sin embargo la estrategia de los comunicadores está cambiando a una semana del inicio de la campaña ciudadana llamada “No Más Sangre”. La aparición de las mesas redondas de “analistas” y los espacios televisivos y radiales para los “expertos en el tema” han saturado las frecuencias y páginas de los diarios de todo el país, con el propósito de explicarle, bajo sus propios términos, a la sociedad que esta exigencia es legítima por principio pero está contaminada por “ingenuidad” además de una carencia de estructura en la propuesta y diálogo con el gobierno. ¿Se dan cuenta de la trampa?
Bajo eufemismos catalogan a “No Más Sangre” como una propuesta débil mientras no sea esta colaborativa con el gobierno. Pero también tenemos un antecedente para hacer una comparativa con la cual podemos hacernos una idea fiel de lo que obtendríamos en el hipotético caso de dialogar con esos personajes: los llamados “Diálogos por la seguridad” son el caso de estudio donde el gobierno (el cual finge que escucha) y hombres que han presionado debido a su poder económico (como Alejandro Martí) se reúnen en fastuosos foros donde unos niegan haber dicho la palabra “Guerra” y otros firman pliegos petitorios que son destinados al archivo muerto de Gobernación. ¿Para eso quieren que dialoguemos con ellos? Gracias, pero no.
Retomando el actuar de los medios. El evidente desconcierto y nerviosismos de los propagandistas oficiales ante las masivas manifestaciones (la cuales llegan a las mismas puertas de los palacios de gobierno) terminan siendo minimizadas con sentencias como “Debe prevalecer la unidad de los mexicanos” o la última que comienza a popularizarse en los discursos de los conservadores: “Así es la democracia”. Pero estos empeños por manejar un doble discurso en el cual por una parte dan mendrugos de legitimidad mediante pequeñas pero hipócritas concesiones (“Sí, hay inseguridad”) mientras que por otra hacen de la demanda una súplica de nuestra parte (“Ojalá el Gobierno los escuche”).
La Sociedad Civil
El pasado 17 de Enero el Obispo de Chihuahua, Raúl Vera, encabezó una marcha de manifestantes hacia el palacio de gobierno. Frente a las puertas de dicho edificio el Obispo ofició misa estando en el preciso sitio donde Marisela Escobedo fue asesinada. Los asistentes al evento portaban pancartas con la leyenda “No Más Sangre”. En el Distrito Federal las marchas hacia la representación del estado y en las oficinas de la Procuraduría General de la República la consigna se repitió. Sin duda la sociedad comienza a movilizarse como consecuencia directa del hartazgo por esta barbarie que representa la “Guerra” personal de Felipe Calderón.
El éxito de esta campaña es tangible y comprobable, como lo mencioné anteriormente, mediante la reacción de los medios de comunicación al servicio del estado junto con las expresiones que han emitido algunos secretarios federales que desestiman tanto el método como la forma en que se ha convocado “No Más Sangre”. Sin embargo falta mucho camino por recorrer. Algunos tienen preguntas que reflejan reflexión y participación en el tema pues tienen la inquietud por saber si lo que se está haciendo tendrá consecuencias en la realidad. Evidentemente esas consecuencias existen y pueden verse en la misma interrogante: una sociedad que se cuestiona así misma es el germen para que comience a cuestionar un sinfín de temas en distintos ámbitos. Por lo tanto estamos viendo la transición entre una sociedad pasiva a una sociedad que cuestiona, indaga, busca respuestas en sí misma y no en aquellos que distribuyen mentiras por encargo.
También es de mencionar a los oportunistas que surgen casualmente con “propuestas” paralelas que pretenden “unir esfuerzos” siempre y cuando que sea bajo sus propios términos: en silencio, diciendo repetidamente que todo es “Por México”, proponiendo veladoras, marchas en silencio; aún no sé si es requisito vestirse de blanco y no criticar al gobierno. Tal como los adeptos a una expresión que le han llamado “16Enero”.
Lo interesante de ese “movimiento” es precisamente el separatismo, la discriminación por otras propuestas que integran a toda la sociedad en una misma demanda; por el contrario estos “activistas exprés “(quienes pululan cuando menos se les necesitan) creen que “sacando a la gente a las calles”(así, a secas) es la forma de lograr un cambio. Este punto de vista es defendido por personas como Manuel García, columnista de Milenio, quien tuvo la amabilidad de llamar a este servidor por teléfono para puntualizar que su intención no es tomar a la sociedad por idiota (cosa que yo sugerí que hace su “movimiento”). Sin que me quedara claro si su opinión era la suya propia o la del medio para el que trabaja, le hice saber que no era necesario documentarme sobre su intentona activista ya que tiene cierto tufo oficialista del cual la sociedad civil debe alejarse para seguir un camino congruente.
Y es que hay que considerar que la protesta civil muchas veces sirve a los propósitos de los regímenes que están siendo señalados. Ya que una protesta generalizada que es dividida y administrada termina siendo una válvula de escape para la catarsis de las masas, es decir: hacen creer estos “activistas” que sacando a la gente “a la calle” e ir mentando madres ya se logró algo. Nada más falso.
Resistir los embates de un mal gobierno es una tarea constante en la que se asume que los cambios demandados quizás tomen mucho tiempo; no es cosa de un fin de semana, ni de un nombre en una pancarta, ni de qué “movimiento” tiene más o menos adeptos, se trata en todo caso de asumir la mentalidad de ciudadano crítico, en constante observación, movilizado pero sobre todo enterado. Resulta curioso que estos “activistas” al vapor insistan en movilizar a una masa crédula en vez de informarles qué es lo que exigen, en vez de hacerles saber los nombres de los responsables de la debacle del país, en vez de enterarlos de la realidad.
Aún con todo lo anterior podemos decir que estamos conscientes de los farsantes y que la tienen muy difícil ahora.
Pero lo importante aquí es el logro de la campaña “No Más Sangre”. Cuando los conservadores se mimetizan en pseudo activistas presumiendo consciencia social es señal de éxito a las causas legítimas. Vamos bien.
Comentarios: immorfo@gmail.com
Twitter: http://twitter.com/Morf0
Fuente de información, Morf0 - Opinión EMET
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Los Medios
Un segmento de la sociedad que ha sido condicionada al silencio como parte de un comportamiento ejemplar tomará de manera ofensiva toda expresión que se sale de los lineamientos de la sumisión. Esto es sabido por los encargados de la propaganda oficial y sus reacciones, ante el escenario donde la sociedad ha superado a la voz de los comunicadores del gobierno, son típicas: simplificando la realidad a meras expresiones que sólo pueden darse, según ellos, en una república demócrata y un estado sensible a sus demandas. Es decir: aquí no pasa nada grave.
Sin embargo la estrategia de los comunicadores está cambiando a una semana del inicio de la campaña ciudadana llamada “No Más Sangre”. La aparición de las mesas redondas de “analistas” y los espacios televisivos y radiales para los “expertos en el tema” han saturado las frecuencias y páginas de los diarios de todo el país, con el propósito de explicarle, bajo sus propios términos, a la sociedad que esta exigencia es legítima por principio pero está contaminada por “ingenuidad” además de una carencia de estructura en la propuesta y diálogo con el gobierno. ¿Se dan cuenta de la trampa?
Bajo eufemismos catalogan a “No Más Sangre” como una propuesta débil mientras no sea esta colaborativa con el gobierno. Pero también tenemos un antecedente para hacer una comparativa con la cual podemos hacernos una idea fiel de lo que obtendríamos en el hipotético caso de dialogar con esos personajes: los llamados “Diálogos por la seguridad” son el caso de estudio donde el gobierno (el cual finge que escucha) y hombres que han presionado debido a su poder económico (como Alejandro Martí) se reúnen en fastuosos foros donde unos niegan haber dicho la palabra “Guerra” y otros firman pliegos petitorios que son destinados al archivo muerto de Gobernación. ¿Para eso quieren que dialoguemos con ellos? Gracias, pero no.
Retomando el actuar de los medios. El evidente desconcierto y nerviosismos de los propagandistas oficiales ante las masivas manifestaciones (la cuales llegan a las mismas puertas de los palacios de gobierno) terminan siendo minimizadas con sentencias como “Debe prevalecer la unidad de los mexicanos” o la última que comienza a popularizarse en los discursos de los conservadores: “Así es la democracia”. Pero estos empeños por manejar un doble discurso en el cual por una parte dan mendrugos de legitimidad mediante pequeñas pero hipócritas concesiones (“Sí, hay inseguridad”) mientras que por otra hacen de la demanda una súplica de nuestra parte (“Ojalá el Gobierno los escuche”).
La Sociedad Civil
El pasado 17 de Enero el Obispo de Chihuahua, Raúl Vera, encabezó una marcha de manifestantes hacia el palacio de gobierno. Frente a las puertas de dicho edificio el Obispo ofició misa estando en el preciso sitio donde Marisela Escobedo fue asesinada. Los asistentes al evento portaban pancartas con la leyenda “No Más Sangre”. En el Distrito Federal las marchas hacia la representación del estado y en las oficinas de la Procuraduría General de la República la consigna se repitió. Sin duda la sociedad comienza a movilizarse como consecuencia directa del hartazgo por esta barbarie que representa la “Guerra” personal de Felipe Calderón.
El éxito de esta campaña es tangible y comprobable, como lo mencioné anteriormente, mediante la reacción de los medios de comunicación al servicio del estado junto con las expresiones que han emitido algunos secretarios federales que desestiman tanto el método como la forma en que se ha convocado “No Más Sangre”. Sin embargo falta mucho camino por recorrer. Algunos tienen preguntas que reflejan reflexión y participación en el tema pues tienen la inquietud por saber si lo que se está haciendo tendrá consecuencias en la realidad. Evidentemente esas consecuencias existen y pueden verse en la misma interrogante: una sociedad que se cuestiona así misma es el germen para que comience a cuestionar un sinfín de temas en distintos ámbitos. Por lo tanto estamos viendo la transición entre una sociedad pasiva a una sociedad que cuestiona, indaga, busca respuestas en sí misma y no en aquellos que distribuyen mentiras por encargo.
También es de mencionar a los oportunistas que surgen casualmente con “propuestas” paralelas que pretenden “unir esfuerzos” siempre y cuando que sea bajo sus propios términos: en silencio, diciendo repetidamente que todo es “Por México”, proponiendo veladoras, marchas en silencio; aún no sé si es requisito vestirse de blanco y no criticar al gobierno. Tal como los adeptos a una expresión que le han llamado “16Enero”.
Lo interesante de ese “movimiento” es precisamente el separatismo, la discriminación por otras propuestas que integran a toda la sociedad en una misma demanda; por el contrario estos “activistas exprés “(quienes pululan cuando menos se les necesitan) creen que “sacando a la gente a las calles”(así, a secas) es la forma de lograr un cambio. Este punto de vista es defendido por personas como Manuel García, columnista de Milenio, quien tuvo la amabilidad de llamar a este servidor por teléfono para puntualizar que su intención no es tomar a la sociedad por idiota (cosa que yo sugerí que hace su “movimiento”). Sin que me quedara claro si su opinión era la suya propia o la del medio para el que trabaja, le hice saber que no era necesario documentarme sobre su intentona activista ya que tiene cierto tufo oficialista del cual la sociedad civil debe alejarse para seguir un camino congruente.
Y es que hay que considerar que la protesta civil muchas veces sirve a los propósitos de los regímenes que están siendo señalados. Ya que una protesta generalizada que es dividida y administrada termina siendo una válvula de escape para la catarsis de las masas, es decir: hacen creer estos “activistas” que sacando a la gente “a la calle” e ir mentando madres ya se logró algo. Nada más falso.
Resistir los embates de un mal gobierno es una tarea constante en la que se asume que los cambios demandados quizás tomen mucho tiempo; no es cosa de un fin de semana, ni de un nombre en una pancarta, ni de qué “movimiento” tiene más o menos adeptos, se trata en todo caso de asumir la mentalidad de ciudadano crítico, en constante observación, movilizado pero sobre todo enterado. Resulta curioso que estos “activistas” al vapor insistan en movilizar a una masa crédula en vez de informarles qué es lo que exigen, en vez de hacerles saber los nombres de los responsables de la debacle del país, en vez de enterarlos de la realidad.
Aún con todo lo anterior podemos decir que estamos conscientes de los farsantes y que la tienen muy difícil ahora.
Pero lo importante aquí es el logro de la campaña “No Más Sangre”. Cuando los conservadores se mimetizan en pseudo activistas presumiendo consciencia social es señal de éxito a las causas legítimas. Vamos bien.
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Fuente de información, Morf0 - Opinión EMET
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