Marchan 400 mil en Londres contra recortes presupuestales
Afp y Pl
Periódico La Jornada
Domingo 27 de marzo de 2011, p. 2
Londres, 26 de marzo. Más de 400 mil personas asistieron hoy a una protesta multitudinaria convocada por los sindicatos y partidos de izquierda británicos contra los duros recortes presupuestarios del gobierno.
Según la prensa local, esta concentración es la más importante de las celebradas en la capital británica desde la efectuada contra la guerra en Irak en 2003, la cual reunió a un millón de personas.
Los organizadores de la manifestación destacaron el éxito de la convocatoria dada la respuesta masiva de la ciudadanía, aunque lamentaron algunos enfrentamientos acontecidos al margen del desfile.
Scotland Yard reportó a la cadena británica Sky News que al menos 14 manifestantes resultaron heridos, dos de gravedad, durante enfrentamientos con policías. Los sindicatos denunciaron, por su parte, 157 detenidos y 35 heridos.
Las fuerzas antimotines reprimieron con bombas de humo a grupos de inconformes que se manifestaban en el centro de la capital e intentaban entrar en la sede del grupo bancario HSBC.
Vigilados por unos 4 mil 500 policías, los manifestantes marcharon delante del Parlamento y de la residencia del primer ministro David Cameron, a quien la muchedumbre abucheó.
El desfile concluyó en Hyde Park, donde hubo una gran concentración en la que hablaron representantes de la confederación de sindicatos británicos, el Trades Union Congress.
Los manifestantes rechazaron los ajustes ordenados por el actual Ejecutivo de coalición, que intenta justificar los recortes con la mala situación económica heredada del anterior gobierno.
Exigieron la derogación del impopular plan de austeridad aprobado por Cameron que contempla, entre otras medidas, la congelación de salarios y la eliminación de alrededor de 300 mil empleos públicos.
Alborotadores, a menudo con la cara tapada y ondeando banderas negras y rojas, atacaron con botes de pintura y botellas de vidrio los escaparates de tiendas y bancos en Oxford Street, una de las principales arterias comerciales de la capital británica.
También lanzaron botellas con amoniaco contra las fuerzas de seguridad, según la policía. Las televisoras mostraron alborotadores que arrojaban proyectiles contra el hotel Ritz.
“Desafortunadamente, hemos tenido un grupo de criminales que, al margen de la marcha, han decidido motu proprio atacar edificios en el centro de Londres y atacar a policías”, lamentó el comandante de Scotland Yard, Bob Broadhurst, que dirigió el dispositivo policial, en el que participaron más de 4 mil 500 agentes. La marcha, propiamente dicha, transcurrió sin incidentes.
“Estamos absolutamente satisfechos: hay cientos de miles de personas, probablemente medio millón”, se felicitó Paul Nowak, uno de los responsables de la organización de la protesta. La policía no dio cifras de participación.
Esta concentración es la más importante de cuantas se han realizado en Londres desde la convocada contra la guerra en Irak, que reunió a un millón de personas en 2003, y constituye el movimiento de contestación social más importante desde hace décadas, en concreto, desde las movilizaciones que acabaron provocando la caída de la primera ministra Margaret Thatcher.
Los sindicatos han movilizado a sus integrantes desde el pasado otoño y fletaron cientos de vehículos y decenas de trenes para favorecer el traslado de los manifestantes.
En la marcha participaron muchas familias, así como músicos y bailarines que dieron a la manifestación un aire festivo.
La comitiva pasó delante del Parlamento y de la residencia del primer ministro David Cameron, al que la muchedumbre abucheó, antes de llegar a Hyde Park, donde hubo una gran concentración con la que concluyó la protesta.
“Estoy aquí porque el gobierno quiere hacernos pagar para reparar lo que han hecho los banqueros. Está construyendo una sociedad donde los ricos lo son cada vez más y los más débiles están cada vez más desamparados”, explicó Gillian Siddons, un jubilado de 60 años.
El gobierno ha impuesto al país un plan de austeridad sin precedentes, con la congelación del sueldo de los funcionarios y la eliminación de 300 mil empleos públicos.
“La gente concentrada hoy son los portavoces de la Gran Bretaña profunda”, expresó el jefe de la oposición laborista, Ed Miliband, a modo de advertencia.
El gobierno de Cameron justifica estas medidas por la mala situación económica heredada de la anterior administración y para equilibrar las cuentas públicas.
Fuente
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Domingo 27 de marzo de 2011, p. 2
Londres, 26 de marzo. Más de 400 mil personas asistieron hoy a una protesta multitudinaria convocada por los sindicatos y partidos de izquierda británicos contra los duros recortes presupuestarios del gobierno.
Según la prensa local, esta concentración es la más importante de las celebradas en la capital británica desde la efectuada contra la guerra en Irak en 2003, la cual reunió a un millón de personas.
Los organizadores de la manifestación destacaron el éxito de la convocatoria dada la respuesta masiva de la ciudadanía, aunque lamentaron algunos enfrentamientos acontecidos al margen del desfile.
Scotland Yard reportó a la cadena británica Sky News que al menos 14 manifestantes resultaron heridos, dos de gravedad, durante enfrentamientos con policías. Los sindicatos denunciaron, por su parte, 157 detenidos y 35 heridos.
Las fuerzas antimotines reprimieron con bombas de humo a grupos de inconformes que se manifestaban en el centro de la capital e intentaban entrar en la sede del grupo bancario HSBC.
Vigilados por unos 4 mil 500 policías, los manifestantes marcharon delante del Parlamento y de la residencia del primer ministro David Cameron, a quien la muchedumbre abucheó.
El desfile concluyó en Hyde Park, donde hubo una gran concentración en la que hablaron representantes de la confederación de sindicatos británicos, el Trades Union Congress.
Los manifestantes rechazaron los ajustes ordenados por el actual Ejecutivo de coalición, que intenta justificar los recortes con la mala situación económica heredada del anterior gobierno.
Exigieron la derogación del impopular plan de austeridad aprobado por Cameron que contempla, entre otras medidas, la congelación de salarios y la eliminación de alrededor de 300 mil empleos públicos.
Alborotadores, a menudo con la cara tapada y ondeando banderas negras y rojas, atacaron con botes de pintura y botellas de vidrio los escaparates de tiendas y bancos en Oxford Street, una de las principales arterias comerciales de la capital británica.
También lanzaron botellas con amoniaco contra las fuerzas de seguridad, según la policía. Las televisoras mostraron alborotadores que arrojaban proyectiles contra el hotel Ritz.
“Desafortunadamente, hemos tenido un grupo de criminales que, al margen de la marcha, han decidido motu proprio atacar edificios en el centro de Londres y atacar a policías”, lamentó el comandante de Scotland Yard, Bob Broadhurst, que dirigió el dispositivo policial, en el que participaron más de 4 mil 500 agentes. La marcha, propiamente dicha, transcurrió sin incidentes.
“Estamos absolutamente satisfechos: hay cientos de miles de personas, probablemente medio millón”, se felicitó Paul Nowak, uno de los responsables de la organización de la protesta. La policía no dio cifras de participación.
Esta concentración es la más importante de cuantas se han realizado en Londres desde la convocada contra la guerra en Irak, que reunió a un millón de personas en 2003, y constituye el movimiento de contestación social más importante desde hace décadas, en concreto, desde las movilizaciones que acabaron provocando la caída de la primera ministra Margaret Thatcher.
Los sindicatos han movilizado a sus integrantes desde el pasado otoño y fletaron cientos de vehículos y decenas de trenes para favorecer el traslado de los manifestantes.
En la marcha participaron muchas familias, así como músicos y bailarines que dieron a la manifestación un aire festivo.
La comitiva pasó delante del Parlamento y de la residencia del primer ministro David Cameron, al que la muchedumbre abucheó, antes de llegar a Hyde Park, donde hubo una gran concentración con la que concluyó la protesta.
“Estoy aquí porque el gobierno quiere hacernos pagar para reparar lo que han hecho los banqueros. Está construyendo una sociedad donde los ricos lo son cada vez más y los más débiles están cada vez más desamparados”, explicó Gillian Siddons, un jubilado de 60 años.
El gobierno ha impuesto al país un plan de austeridad sin precedentes, con la congelación del sueldo de los funcionarios y la eliminación de 300 mil empleos públicos.
“La gente concentrada hoy son los portavoces de la Gran Bretaña profunda”, expresó el jefe de la oposición laborista, Ed Miliband, a modo de advertencia.
El gobierno de Cameron justifica estas medidas por la mala situación económica heredada de la anterior administración y para equilibrar las cuentas públicas.
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