México: Pequeños gigantes
miércoles, 30 de mayo de 2012
“Porque
#Televisa, escucha transmitiremos el segundo debate presidencial por
canal 2. Primera emisión de un debate por este canal” (El Universal) o
“Porque #Televisateescucha, transmitiremos el segundo debate
presidencial por el 2, primera emisión de un debate por este canal” (La
Jornada), fue el escueto aviso, vía Twitter, con el cual el presidente
del Consejo de Administración de Televisa anunció la importante
concesión del consorcio televisivo más importante de habla hispana, en
la aldea global, al movimiento de los estudiantes de las universidades
públicas y privadas que se movilizan desde el 11 de mayo en las redes
sociales y las calles por la democratización de los medios de
comunicación.
Y
en el IFE no faltaron los consejeros que calificaron de “extraordinaria
noticia el anuncio de Televisa, porque implicará llegar a una mayor
audiencia”. Esperan, además, “un gesto similar de Tv Azteca”, pero son
incapaces como Consejo General de mover un dedo que lastime la presunta
“libertad de expresión” –los gigantescos intereses mercantiles y
políticos del oprobioso duopolio de la televisión–, aunque no faltó
conductor del canal de Olegario Vázquez Raña que para burlarse de su
audiencia supone, en pleno 2012, que la “libertad del televidente está
en el control” para cambiar de canal.
Fuente
Eduardo Ibarra Aguirre (FORUMENLINEA)
Apenas
17 días fueron suficientes para que la columna vertebral del duopolio
televisivo con todo y la incontenible soberbia que distingue a socios y
directivos, incluso a intelectuales y conductores a su servicio –cada
día más impugnados por voces independientes–, metieran reversa en su
inicial linchamiento de los jóvenes de la Universidad Iberoamericana,
abrieran cámaras y micrófonos para cubrir los hechos, hasta llegar a la
que pretenden mostrar como una decisión de Emilio Azcárraga Jean. Omiten
la importancia política inocultable que tiene, porque fue arrancada por
los estudiantes muchísimo más temprano de lo previsible.
Sin
concluir aún la tercera semana de movilizaciones, creativas y
cotidianas, el estudiantado cuenta con una incidencia más que
significativa en los medios –televisivos, radiofónicos e impresos–,
abiertos a fuerza de un eficaz uso de las redes sociales, simpatía
popular en ampliación y mayor consenso entre los alumnos de una veintena
de centros de educación superior, en torno a sus demandas impugnadoras
de la manipulación informativa y los contenidos de la programación con
los que “administran la ignorancia” (Andrés Manuel López Obrador dixit),
ahora expresadas en “Compra un libro, apaga Televisa” y la retadora y
festiva “¿Y dónde está, y dónde está, la Televisa que nos iba a callar?”
No
sólo no pudieron callarlos los dueños de Televisa –13 de los cuales lo
son también del país– ni convencerlos sus sólidos intelectuales a
sueldo, sino que los universitarios están concentrados en la exigencia
de la cadena nacional para el debate del 10 de junio, apoyados en el
artículo 62 de la Ley Federal de Radio y Televisión que a la letra dice:
“Todas las estaciones de radio y televisión en el país estarán
obligadas a encadenarse cuando se trate de transmitir informaciones de
trascendencia para la nación a juicio de la Secretaría de Gobernación”.
En
primera instancia Gobernación les cerró el acceso a los universitarios
con elementos de la Policía Federal, ésa que se supone es para combatir
al crimen organizado pero dedica miles de efectivos a contener los
movimientos sociales. Los jóvenes acabaron dialogando, todos, no la
acostumbrada comisión que exigen los funcionarios, y en plena calle con
Obdulio Ávila. El panista los remitió al Instituto Federal Electoral
porque “Gobernación sólo es coadyuvante del proceso electoral”.
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