Estudiantes "clausuran" la sede de la PGR en solidaridad con normalistas

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Aspecto de la protesta ante la PGRFoto José Antonio López
Gustavo Castillo García y Fernando Camacho Servín
 
Periódico La Jornada
Viernes 7 de noviembre de 2014, p. 7
La Procuraduría General de la República (PGR) fue clausurada de manera simbólica por cientos de estudiantes de diversas instituciones que de manera unánime gritaron durante horas que el Estado fue el responsable de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Una protesta similar fue efectuada frente a la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
La reja que resguarda la sede de la PGR se convirtió en un largo tendedero donde se colgaron imágenes de los estudiantes que desde el pasado 26 de septiembre fueron privados ilegalmente de su libertad por policías municipales de Iguala y Cocula, Guerrero, por órdenes del entonces alcalde José Luis Abarca Velázquez, y luego entregados a miembros del grupo criminal Guerreros Unidos.
Estudiantes, profesores y padres de familia comenzaron a manifestarse frente a la PGR a las ocho de la mañana con pancartas y mantas. A gritos pidieron el castigo para los responsables y la entrega con vida de los normalistas.
En la movilización participaron alumnos de escuelas y facultades de la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y Colegio de Bachilleres, así como estudiantes de la Escuela Superior de Educación Física, entre otras. Aunque la protesta fue pacífica, jóvenes encapuchados lanzaron durante unos minutos algunas piedras y botellas llenas de pintura roja contra la fachada de la PGR.
Centenares de jóvenes y adultos entonaron frente a la sede de la procuraduría canciones de Joan Manuel Serrat y otros trovadores. Leyeron poesías, entre ellas Amor, de Jalil Gibrán.
Algunos jóvenes cantaron otras composiciones y lanzaron consignas para exigir las renuncias del presidente Enrique Peña Nieto y del titular de la PGR, Jesús Murillo Karam.
Profesores del Colegio de Bachilleres dijeron al micrófono que a todos los docentes de esa institución les advirtieron que serían sancionados si acudían a la movilización convocada por los estudiantes. Aunque no quisieron revelar su nombre, fueron acogidos por los universitarios. Dijeron que pidieron un día sin goce de sueldo para acompañarlos en la protesta.
Mientras se lanzaban consignas, algunos estudiantes se untaron pintura roja en las palmas de las manos y luego las colocaron en cada barrote de las rejas de la PGR.
Escurrieron un poco de la pintura en la banqueta, como símbolo de la sangre de los miles de desaparecidos que han sido víctimas de autoridades o grupos criminales, sobre todo desde el sexenio de Felipe Calderón.
Sobre la reja que proteje los vidrios de los auditorios de la dependencia los manifestantes escribieron: La justicia se hace en las calles, no en los tribunales; ¡Peña-Murillo, lárguense!; No al Estado que mata, condena y desaparece a toda la gente.
Un largo letrero de papel con la leyenda Clausurado se colocó en la entrada principal de la PGR, sostenido con cinta canela, y permaneció hasta después de que se retiraron los manifestantes, al filo de las dos de la tarde.
Por otra parte, integrantes de organizaciones sociales se reunieron frente a la sede de la CNDH para clausurarla de forma simbólica, debido a su actuación ineficiente en casos como la desaparición forzada de los 43 normalistas.
Poco después de las 13 horas, activistas de colectivos como el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos Hasta Encontrarlos, Eslabones por la Paz, el Comité Cerezo México, el Frente Popular Francisco Villa Independiente y la Coordinadora Nacional Plan de Ayala bloquearon la lateral de Periférico, junto el puente de Luis Cabrera.
Lanzaron consignas como Vivos se los llevaron, vivos los queremos y “Ayotzi vive, la lucha sigue”. Dieron lectura a un comunicado en el que denuncian que la CNDH es actualmente un mecanismo estatal para mantener la impunidad y evitar que los perpetradores de las violaciones de derechos humanos sean juzgados y sancionados.
En los pasados cinco años, ejemplificaron, de las 215 mil 545 quejas recibidas, sólo emitió 413 recomendaciones, (equivalentes a) menos de 0.2 por ciento (del total). Para la CNDH, la militarización, el paramilitarismo, la tortura, el arraigo, las ejecuciones extrajudiciales y la desaparición forzada no existen.
Las fallas y omisiones del organismo no tienen que ver sólo con el trabajo de uno de sus titulares, sino con el actuar institucional planificado para ocultar el sufrimiento de miles de víctimas y limpiar la imagen del Estado mexicano, recalcaron.
Nadin Reyes, integrante del comité Hasta Encontrarlos, subrayó que la CNDH es una entidad que no ayuda a investigar y resolver los casos de violaciones a los derechos humanos, y en esa medida es cómplice de quienes transgreden esas garantías y favorece la impunidad, como lo comprueba el caso de los 43 normalistas desaparecidos.
Héctor Cerezo, del Comité Cerezo México, coincidió en que el organismo aún dirigido por Raúl Plascencia Villanueva ha silenciado los efectos de la política de terrorismo de Estado que genera múltiples violaciones a esos derechos.

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