Otro Pacto, otra tomadura de pelo
3 de noviembre de 2014
Análisis
Peña Nieto, al terminar su mensaje sobre matanza en Iguala. Foto: Octavio Gómez |
MEXICO, D.F. (apro).- Arrogante, insensible, politiquera y
profundamente corrupta, la élite de México no ha comprendido aún la
magnitud de la crisis estructural que padece la nación.
O si la ha entendido, esa élite se exhibe estúpida.
Sólo teniendo esos atributos se puede plantear el nuevo pacto cupular que firmarán Enrique Peña Nieto y sus partidos satélite, que no se les puede llamar de otro modo, para evitar –dicen— que se repitan hechos como los de Iguala.
Hechos, hay que recordárselos, que ocurrieron hace casi seis semanas y que siguen sin resolverse en lo fundamental: La localización con vida de los 43 jóvenes normalistas que supuestamente son buscados “con toda la fuerza del Estado”.
Tal como lo hicieron en 2012 para tramar el Pacto por México, los presidentes de PRI, PAN y PRD se reunieron, en secreto, para dar forma a un nuevo pacto, ahora en materia de seguridad, que desde ahora puede anticiparse que no servirá ni de paliativo.
No es una descalificación gratuita: La solución a la emergencia nacional, a la tragedia humanitaria, a la crisis política, económica y ética que vive México no vendrá de quienes la han provocado.
Otra vez volveremos a ver en el pódium a los mismos partidos, a los mismos representantes de los poderes del Estado, a las mismas asociaciones civiles y a los mismos paleros mediáticos pronunciar y difundir los mismos discursos que precedieron a la tragedia nacional.
Una vez más, como ha ocurrido desde 1994, tras la marcha contra la violencia en 2004, durante y luego de la barbarie en el sexenio de Felipe Calderón y ahora con Iguala –y sus desaparecidos–, se prometerán más y mejores leyes, y más “blindajes”, y más “combate” a la corrupción, y más castigo “tope donde tope”.
Un nuevo pacto, luego de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de liquidar la consulta popular sobre la privatización de los recursos energéticos del país que es una nueva bofetada a los mexicanos, una nueva provocación, porque cancela la vía institucional para hacerse escuchar.
El nuevo pacto no resolverá nada, porque no va a la raíz del problema: El modelo económico y político que se ha instaurado en México y que auspicia el capitalismo de cuates, la corrupción, la impunidad, la justicia a la venta, la simbiosis Estado-crimen organizado, la exclusión, la inequidad, el abuso…
Y todavía hay quienes, serviles, aplauden…
Twitter: @alvaro_delgado
Fuente
O si la ha entendido, esa élite se exhibe estúpida.
Sólo teniendo esos atributos se puede plantear el nuevo pacto cupular que firmarán Enrique Peña Nieto y sus partidos satélite, que no se les puede llamar de otro modo, para evitar –dicen— que se repitan hechos como los de Iguala.
Hechos, hay que recordárselos, que ocurrieron hace casi seis semanas y que siguen sin resolverse en lo fundamental: La localización con vida de los 43 jóvenes normalistas que supuestamente son buscados “con toda la fuerza del Estado”.
Tal como lo hicieron en 2012 para tramar el Pacto por México, los presidentes de PRI, PAN y PRD se reunieron, en secreto, para dar forma a un nuevo pacto, ahora en materia de seguridad, que desde ahora puede anticiparse que no servirá ni de paliativo.
No es una descalificación gratuita: La solución a la emergencia nacional, a la tragedia humanitaria, a la crisis política, económica y ética que vive México no vendrá de quienes la han provocado.
Otra vez volveremos a ver en el pódium a los mismos partidos, a los mismos representantes de los poderes del Estado, a las mismas asociaciones civiles y a los mismos paleros mediáticos pronunciar y difundir los mismos discursos que precedieron a la tragedia nacional.
Una vez más, como ha ocurrido desde 1994, tras la marcha contra la violencia en 2004, durante y luego de la barbarie en el sexenio de Felipe Calderón y ahora con Iguala –y sus desaparecidos–, se prometerán más y mejores leyes, y más “blindajes”, y más “combate” a la corrupción, y más castigo “tope donde tope”.
Un nuevo pacto, luego de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de liquidar la consulta popular sobre la privatización de los recursos energéticos del país que es una nueva bofetada a los mexicanos, una nueva provocación, porque cancela la vía institucional para hacerse escuchar.
El nuevo pacto no resolverá nada, porque no va a la raíz del problema: El modelo económico y político que se ha instaurado en México y que auspicia el capitalismo de cuates, la corrupción, la impunidad, la justicia a la venta, la simbiosis Estado-crimen organizado, la exclusión, la inequidad, el abuso…
Y todavía hay quienes, serviles, aplauden…
Twitter: @alvaro_delgado
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