Distractores para ocultar graves problemas del país
Desde
 los hilos del poder que controlan a los medios de comunicación en el 
país se polariza a una confundida sociedad con temas como el matrimonio 
entre personas del mismo sexo, dando profusa difusión a marchas, 
acciones y posiciones de sectores sociales y clericales en favor o en 
contra de esta reforma emanada a propuesta del Ejecutivo, mientras que 
la clase política gobernante y los partidos en el Congreso continúan 
desdibujando al país y  ocultando a las mayorías los graves problemas 
que aquejan a la nación.
Como ya es costumbre, se coloca en la 
agenda informativa asuntos que son empleados como distractores de 
coyunturas de gran calado como la terrible crisis económica por la que 
atraviesa México y que se agudizará con mayor fuerza el año entrante, 
afectando a las clases de menores ingresos. Otro caso sumado a esta 
estrategia de intencionales omisiones e irrelevantes banalidades, es la 
expulsión de su partido del aún gobernador de Veracruz, Javier Duarte.
En este escenario de colapso nacional 
poco o nada se habla de los nocivos efectos que traerá el recorte 
presupuestal de 2017 a sectores como el educativo, el de salud y el 
campo. Y queda segregada en los temas de análisis la estratosférica 
deuda pública de 8 billones de pesos que tiene de rodillas a las 
finanzas públicas ante los organismos financieros internacionales, y 
estancada a la economía nacional.
Por increíble que parezca, a los miembros
 de la Arquidiócesis les interesa más bregar en contra de la nueva 
modalidad matrimonial que velar por la seguridad de sus sacerdotes, tres
 de los cuales fueron brutalmente asesinados en las pasadas semanas en 
los estados de Veracruz y Michoacán, como parte de la escalada de 
violencia que azota a todo el territorio nacional y que ha impactado por
 igual a turistas extranjeros que a migrantes, de éstos últimos su 
número de desaparecidos en lo que va del sexenio llega a 222, sumándose a
 la cifra negra de más de 28 mil connacionales que son buscados por sus 
familias  en todo el país.
Bajo esta manipulación y ocultamiento 
informativos se ponderan los efectos cotidianos de la desatada violencia
 del crimen organizado, pero no se analizan sus causas ni las 
responsabilidades de autoridades de todos los niveles en la impunidad 
con que operan muchos de los cárteles de la droga y sus grupos 
delincuenciales. Se sigue masacrando y encarcelando a maestros, 
estudiantes y  luchadores sociales, acumulando nuevos agravios a los no 
resueltos con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y los 
saldos rojos de la represión en Nochixtlán, Oaxaca.
Los despojos y el saqueo a los recursos 
naturales de comunidades indígenas y campesinas tienen encendidas las 
luces rojas de la violencia social por el avasallamiento de imponer 
proyectos de infraestructura carretera, hidroeléctricos y otros más sin 
tomar opinión a los directamente afectados, fortaleciendo un inevitable y
 contradictorio punto de choque entre el decir de las autoridades y su 
 proceder en los hechos.
Gran parte de los 15 millones que 
conforman la población indígena y sus pueblos originarios siguen 
esperando que se respete, por ejemplo, lo establecido en el Plan 
Nacional de Desarrollo 2013-2018, que establecía como una de las 
prioridades para ese sector impulsar un Acuerdo Nacional para el 
Bienestar, el Respeto y el Progreso de los Pueblos Indígenas, a través 
del diálogo y el derecho a la libre determinación como derecho 
fundamental y a la consulta previa, libre e informada de estos 
mexicanos.
La lista de movimientos de lucha emanados
 por no llevar a la práctica tales compromisos es profusa: en Puebla, 
Tlaxcala y Morelos la imposición de un  gasoducto ha buscado suplir a la
 razón amparo de la fuerza pública; el proyecto carretero en el Estado 
de México que ha puesto en guardia a poblados indígenas como 
Xochicuatla; la defensa de la autonomía de los zapotecos por  la 
invasión de las eólicas en Oaxaca; el Frente de Pueblos en Defensa de la
 Tierra de Atenco que ha retomado la batalla; en Sonora la defensa del 
agua, la lucha por la vida y la cultura yaqui, son sólo algunos de esta 
cadena de atrocidades que de acuerdo a la Declaración de la ONU sobre 
los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada para su aplicación por 
nuestro país, debería cancelar la imposición de estos proyectos.
Tales asuntos donde miles de mexicanos 
pelean por sus ancestrales derechos, son invisibles a esta manipulación y
 control de los medios que tampoco hablan de las consecuencias que 
acarreará el recorte presupuestal al sector salud, dejando a millones de
 mexicanos, derechohabientes o no, sin el acceso a los servicios 
médicos, a medicamentos o a una intervención quirúrgica oportuna que les
 pueda salvar la vida.
La tijera presupuestal que no aplica para
 las canonjías de la alta burocracia amenaza con descarrillar la tan 
vanagloriada Reforma Educativa, al dejar sin recursos a 19 de los 23 
programas donde se incluye el equipamiento de escuelas y hasta los 
programas de capacitación de los mentores y las escuelas de tiempo 
completo: son 5 mil 466 millones menos para este sector. En contraparte,
 el Presupuesto de Egresos contempla recursos extras por 5 mil  645 
millones de pesos para incrementar los sueldos, bonos y gratificaciones 
de los funcionarios de primer nivel para el año entrante.
En esta maquillada y desigual austeridad,
 en el agro las cosas tampoco pintan bien, razón por la que su 
problemática tampoco aparece en la agenda informativa de los medios 
masivos; el recorte del 2017 dejará prácticamente en ceros a 31 rubros 
del sector agropecuario, en su mayoría proyectos de inversión. 
Igualmente, los fideicomisos rurales, forestales, pesqueros y programas a
 mujeres rurales serán reducidos en un 50 por ciento, lo que 
prácticamente impactará en el ya de por sí deteriorado nivel de vida de 
las familias del campo y anulará sus actividades primarias básicas.
Y mientras la pirotecnia informativa 
busca distraer la atención de la opinión pública, otros temas aprobados 
de manera irresponsable en el Congreso como  la pensión universal que 
amenaza con reducir los ingresos de jubilados y pensionados, abre la 
puerta para que este modelo se extienda a instituciones como el IMSS y 
se generalice en su aplicación para todos los personajes de la tercera 
edad.
Preocupante que en medio de esta alentada
 polarización social por los matrimonios de personas del mismo sexo, se 
diluya la aprobación del reglamento al artículo 29 constitucional, que 
faculta al Ejecutivo a decretar la suspensión de garantías a toda la 
población, e inclusive aplicar el toque de queda, echando mano de las 
fuerzas armadas, cuando se presuponga “una perturbación grave a la paz 
pública, conflicto o invasión”, aunque lo votado por los legisladores no
 defina con precisión cuáles serían las verdaderas circunstancias por 
las que se justificará el empleo de una encubierta represión que bien 
puede tener como trasfondo el acallar la protesta social, cuya fuerza 
está emergiendo en el país por la sistemática violación a los derechos 
de millones de mexicanos.
Martín Esparza Flores
Contralínea 509 / del 10 al 15 de Octubre 2016 
 
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