Argentinos hacen frente a la crisis y el desempleo con trueques y ollas populares en las calles
Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de octubre de 2018, p. 32
Miércoles 10 de octubre de 2018, p. 32
Buenos Aires. En un escenario cada vez más tenso, donde
la crisis social se profundiza como evidencian las más de mil ollas
populares organizadas en distintos barrios, los comedores públicos que
funcionan incluso en escuelas cerradas por el gobierno provincial, en
iglesias, en los barrios de menores recursos y el sistema de trueque que
comenzó el año pasado en localidades de la provincia de Córdoba, se
extiende a algunos municipios del conurbado, cuando estallan los
escándalos de una justicia que está violando las leyes y la
Constitución, al ser utilizada por el gobierno para perseguir a
opositores.
Todo parece a punto de estallar; el empresario Jorge Fontevechia,
dueño de la editorial Perfil, reveló en entrevista que el juez Claudio
Bonadío maneja la causa de las fotocopias de supuestos cuadernos del ex
chofer de un funcionario con la única finalidad de llevar a prisión a la
ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y a su vez el fiscal
Guillermo Marijuan, acaba de sorprender denunciando penalmente al
ministro de Energía, Javier Iguacel, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público, tras haber dispuesto una compensación a las compañías provedoras de gas por la devaluación del peso, lo que redundará en un nuevo aumento a las tarifas.
Otros organismos lo han denunciado y en los últimos días también se ha presentado un pedido de juicio político contra el presidente Mauricio Macri por todas las
violacionescontra los derechos del pueblo argentino cometidas por su gobierno, incluidos los derechos humanos. La reacción de Iguacel es que todos los críticos pertenecen al
kirchnerimo, a pesar de que es toda la oposición la que se ha rebelado contra esta última injusticia.
Por su parte, el Centro de Economía Política (CEPA) en su análisis sobre el cobro retroactivo del gas, advierte que
con el incremento que comenzó a aplicarse este mes, la boleta promedio acumula, en lo que va de la gestión Cambiemos, un incremento de mil 848 por ciento. Y todo esto en medio del deterioro de la situación social, mientras el presidente Macri habla de un futuro
promisorio.
Esto está provocando una abierta rebelión popular que ha creado una red en la que se hace un llamado a no pagar estas 24 cuotas que engrosarán las tarifas de gas aumentadas nuevamente –ya de por sí impagables– y la oposición se unió para debatir en el Congreso y legislar contra esta inaudita medida.
Fontevecchia dijo que Bonadío manipula las declaraciones de los
arrepentidospara perjudicar a Fernández de Kirchner y evitar que la investigación escale hacia personas no convenientes.
En entrevista con el periodista Carlos Pagni, en el canal de televisión de La Nación, relató que cuando los empresarios comienzan a declarar ante Bonadío y el fiscal Stornelli, les dicen:
Paren, paren paren, el único objetivo es que Cristina vaya presa, pero nadie más.
En este caso, la Cámara de Casación, también conformada por jueces aliados al gobierno de Mauricio Macri ha convalidado el procesamiento de la ex presidenta, sus hijos Máximo y Florencia, y otros ex funcionarios.
En horas recientes, Bonadío citó a Máximo Kirchner, diputado del Frente para la Victoria-parttido Justicialista en la misma causa de las fotocopias de los cuadernos del chofer Óscar Centeno, luego de que el ex funcionario José López lo mencionó en su declaración ante el magistrado.
José López es el arrepentido personaje que arrojó unos bolsos con 9
millones de dólares hacia el interior de un convento; está detenido y ha
cambiado más de seis veces sus declaraciones. Fue Bonadío el que lo
apremió a
Esto es lo que en estos días ha llevado a funcionarios del Ejecutivo a advertir la gravedad del abuso de las prisiones preventivas e incluso hay ya intervenciones de organismo internacionales frente a esta situación. Esto también ha provocado una crisis en la propia alianza Cambiemos, especialmente por el enfrentamiento con la diputada Elisa Carrió.
En tanto, el deterioro de la situación social es insostenible. Unas 10 mil familias están viviendo en las calles. En la avenida Paseo Colón, las familias que prácticamente están refugiadas, soportaron las tormentas de hace unos días. Hasta estos lugares llegan personas de buena voluntad a llevarles comida y ropa. La visión de una de esta cuadras donde se agolpaban unas cinco familias cubiertas apenas con plásticos, el único refugio por la lluvia, era dantesca.
Este martes estuvimos en las largas cola de un comedor en dos iglesias del barrio de Almagro. Los testimonios son sobrecogedores. Elvira, de 80 años, no pudo pagar la habitación que alquilaba, le costaba casi toda su pensión. Dormía bajo el alero de una vieja casona. Una familia con cinco niños esperaba por su única comida del día. Los sacerdotes están pidiendo a todos los vecinos el aporte que sea, porque la cifra de los que tienen hambre aumentó entre cinco y siete veces en comparación con el año pasado.
Un trabajador de una pyme que cerró hace siete meses –una de las 10 mil que han quebrado por la crisis–, no pudo contener el llanto al verse en esta situación. Con su esposa y dos niños debieron dejar el pequeño departamento que alquilaban.
En todo el país en las zonas cada vez más empobrecidas, como publicó La Jornada el año pasado, el trueque es común. Miles de empleados de comercio han quedado en la calles y cada día vemos en los barrios cómo se bajan las persianas de los negocios pequeños.
En algunos lugares del conurbado, los maestros que no están dando clases se juntan en los patios de la escuelas, sobre todo en la zona oeste, en el municipio de Moreno, para organizar ollas populares. Cada vez alcanza menos la comida pero se reparte con solidaridad sombrosa. Nadie duda ya de que nos estamos acercando al 20 de diciembre de 2001. Ni siquiera el Fondo Monetario Internacional, ni otros organismos internacionales, advierten en sus documentos sobre la gravedad de esta crisis, mientras el gobierno sigue soñando con la próxima cumbre del G-20, en un país en terapia intensiva.
Fuente
arrepentirsepara utilizarlo en el caso de los cuadernos contra Fernández de Kirchner.
Esto es lo que en estos días ha llevado a funcionarios del Ejecutivo a advertir la gravedad del abuso de las prisiones preventivas e incluso hay ya intervenciones de organismo internacionales frente a esta situación. Esto también ha provocado una crisis en la propia alianza Cambiemos, especialmente por el enfrentamiento con la diputada Elisa Carrió.
En tanto, el deterioro de la situación social es insostenible. Unas 10 mil familias están viviendo en las calles. En la avenida Paseo Colón, las familias que prácticamente están refugiadas, soportaron las tormentas de hace unos días. Hasta estos lugares llegan personas de buena voluntad a llevarles comida y ropa. La visión de una de esta cuadras donde se agolpaban unas cinco familias cubiertas apenas con plásticos, el único refugio por la lluvia, era dantesca.
Este martes estuvimos en las largas cola de un comedor en dos iglesias del barrio de Almagro. Los testimonios son sobrecogedores. Elvira, de 80 años, no pudo pagar la habitación que alquilaba, le costaba casi toda su pensión. Dormía bajo el alero de una vieja casona. Una familia con cinco niños esperaba por su única comida del día. Los sacerdotes están pidiendo a todos los vecinos el aporte que sea, porque la cifra de los que tienen hambre aumentó entre cinco y siete veces en comparación con el año pasado.
Un trabajador de una pyme que cerró hace siete meses –una de las 10 mil que han quebrado por la crisis–, no pudo contener el llanto al verse en esta situación. Con su esposa y dos niños debieron dejar el pequeño departamento que alquilaban.
No tenemos cómo resistir, conozco a miles de desocupados. Nosotros somos desaparecidos sociales. Nadie nos ve ni nos escucha. Sólo la buena voluntad de lo que nos dan una comida al día.
En todo el país en las zonas cada vez más empobrecidas, como publicó La Jornada el año pasado, el trueque es común. Miles de empleados de comercio han quedado en la calles y cada día vemos en los barrios cómo se bajan las persianas de los negocios pequeños.
En algunos lugares del conurbado, los maestros que no están dando clases se juntan en los patios de la escuelas, sobre todo en la zona oeste, en el municipio de Moreno, para organizar ollas populares. Cada vez alcanza menos la comida pero se reparte con solidaridad sombrosa. Nadie duda ya de que nos estamos acercando al 20 de diciembre de 2001. Ni siquiera el Fondo Monetario Internacional, ni otros organismos internacionales, advierten en sus documentos sobre la gravedad de esta crisis, mientras el gobierno sigue soñando con la próxima cumbre del G-20, en un país en terapia intensiva.
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