Cierre de la Normal Jacinto Canek, ¿el verdadero rostro de la 4T?
Es
una de las tres normales indígenas del país y la única que, además de
ser indígena, es intercultural y bilingüe. Se encuentra en el municipio
de Zinacantán, en el estado de Chiapas. La historia que hoy vive esta
institución es insólita y, debería ser, escandalosa.
Como en el caso de las normales rurales,
ha subsistido estos años neoliberales gracias al empuje y la conciencia
de sus alumnos que, generación tras generación, deben movilizarse para
mantenerla abierta. En semanas pasadas, los estudiantes demandaron que
se realizara una auditoría a la dirección anterior, a cargo de Manuel
Bolón, luego de evidencias de desvío de recursos; la asignación de una
plantilla completa de profesores, y la liberación de los recursos para
la compra de diésel para los autobuses que diariamente deben trasladar a
los estudiantes desde San Cristóbal de las Casas hasta el plantel. Se
trata de demandas legítimas que, lejos de violentar las leyes, se
realizan en el marco de lo dispuesto por la Constitución mexicana.
La respuesta de las autoridades fue el
anuncio del cierre definitivo de la escuela y una campaña de
desprestigio contra los alumnos. El cierre de la escuela fue “decretado”
(así, como si tuviera facultad para hacerlo) por el presidente
municipal de Zinacantán, el priísta Francisco de la Cruz Pérez. El
berrinche del servidor público del tercer nivel de gobierno ocurrió
luego de que los alumnos no se sometieran y rechazaran las migajas que
recibían del estado y la Federación. Lo sorprendente es que el gobierno
de Rutilio Escandón (hoy de Morena, antes del PRD, priísta de origen)
secundara la determinación. El gobierno federal –en complicidad, más que
por omisión– en los hechos ha avalado el “cierre definitivo” de la
normal.
Para el inicio del presente ciclo
escolar, los estudiantes se encontraron con que no había recursos para
el diésel de los autobuses que deberían salir de San Cristóbal de las
Casas rumbo a Zinacantán. La escuela no cuenta con internado (una de las
demandas de las sucesivas generaciones de la normal) y, por lo tanto,
los estudiantes (provenientes de las regiones indígenas de la entidad)
deben pernoctar en algún lugar de San Cristóbal. El autobús tiene que
trasladarlos todos los días hasta la escuela en un recorrido de 11.3
kilómetros. Los alumnos tuvieron que llegar caminando al que sería su
primer día de clases. Ni pensar en las líneas de autobuses privadas,
pues cobran 60 pesos el trayecto. Pagar diario 120 pesos (ida y vuelta)
es inalcanzable para estos estudiantes indígenas.
Eso fue apenas la primera sorpresa. No
fue la peor. En lo que sería la ceremonia del inicio de cursos se les
presentó el nuevo cuerpo de maestros: apenas seis profesores y dos
directivos para una población de 357 alumnos y alumnas. Ni siquiera con
la capacidad de cubrir todo el mapa curricular. Además, entre la
planilla de profesores que posteriormente se integraría, figura el
nombre del Manuel Bolón, el exdirector cuya administración piden los
estudiantes que sea auditada.
Y para la burla, las autoridades les
anunciaron que, por recorte de presupuesto, no habría cupo para todos
los de nuevo ingreso, ya ahí presentes, aceptados formalmente por la
institución, inscritos y quienes incluso ya habían pagado los derechos
de trámite de nuevo ingreso. Les dijeron que en lugar de 90 sólo podrían
ingresar 80: que 10 estaban fuera y no habría marcha atrás.
En ese mismo lugar los estudiantes
tomaron la palabra, en pleno uso de los derechos a las libertades de
expresión. Reclamaron a las autoridades y dijeron que se movilizarían;
que no aceptaban esas condiciones, y que iniciarían una jornada de
protestas. Indignado, el presidente municipal de Zinacantán declaró
entonces el “cierre” de la normal.
Ahora las autoridades federales y
estatales no reciben a los estudiantes. Simplemente dejaron de enviar
presupuesto, maestros y autobuses. ¿Así responde la llamada 4T a las
demandas de estudiantes indígenas? ¿No que becarios sí, sicarios no?
¿Creen que pueden burlarse de estudiantes y borrarlos de un plumazo
precisamente porque son indígenas?
En la Escuela Normal Intercultural
Bilingüe Jacinto Canek estudian indígenas de nueve de las 12 lenguas que
se hablan en Chiapas. Las licenciaturas que se imparten son en
educación primaria y en educación prescolar, ambas con la especialidad
en educación indígena intercultural.
Esta escuela no sólo es necesaria en la
entidad, las propias comunidades la han hecho suya. Cada año recibe
entre 400 y 500 solicitudes de nuevo ingreso, aunque sólo acepta a 90.
La demanda es la más alta de las normales del estado, sólo por debajo de
la Escuela Normal Rural de Mactumactzá.
Ahora, en plenas movilizaciones en
demanda de diálogo, los estudiantes se encuentran bajo represión directa
por parte de las corporaciones policiacas de los tres niveles de
gobierno y bajo una campaña política y mediática orquestada por las
autoridades estatales y municipales.
Sólo son estudiantes indígenas
demandando un lugar digno para estudiar. Sólo son muchachos y muchachas
exigiendo rendición de cuentas y transparencia en el ejercicio de los
recursos a los que tienen derecho. ¿Tienen que entender que el cierre de
su escuela es la “cuarta transformación”? Videos de las indignantes
golpizas contra alumnos y alumnas que les propinan las fuerzas
policiacas circulan en redes sociales. Rutilio gobierna bajo las siglas
de Morena. La actual clase gobernante no puede deslindarse de esta
represión.
Zósimo CamachoFuente
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