Reprobado en Chile, Piñera llega hoy a México
Hugo Guzmán R.
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 7 de julio de 2011, p. 22
Santiago. Sebastián Piñera, el primer presidente chileno de derecha que visita México en la historia contemporánea, arribará este jueves llevando a cuestas un escuálido 36 por ciento de aprobación de la ciudadanía de su país.
Llegará a suelo mexicano mientras en Chile se realizan masivas marchas de estudiantes y profesores que exigen el fin del lucro en la privatizada educación chilena, la más cara a escala mundial según la OCDE. Se exige a Piñera una reforma que refuerce la enseñanza pública y gratuita.
Hace un mes se congregaron decenas de miles de personas en distintas ciudades para protestar por la construcción de una hidroeléctrica en la región de Aysén, obra que afecta el medio ambiente y los recursos naturales; también demandaron una nueva matriz energética para el país.
Un grupo de presos políticos mapuches estuvo en huelga de hambre más de 80 días en protesta porque fueron procesados bajo los preceptos de la ley antiterrorista dejada por Augusto Pinochet.
Para el 24 y el 25 de agosto próximo, la Central Unitaria de Trabajadores llamó a un paro nacional para exigir una reforma tributaria que haga pagar más impuestos a las trasnacionales y consorcios locales, la modificación del Código del Trabajo –que viene de los tiempos de la dictadura–, mayor presupuesto a la salud pública, frenar el lucro en educación, terminar con la especulación financiera a partir de la previsión social privatizada y una nueva Constitución, que contemple el plebiscito para consultar temas estratégicos.
Para el 11 de julio está programado un paro de los trabajadores del sector minero, con el fin de rememorar la fecha en que el presidente Salvador Allende nacionalizó el cobre, y exigir el cumplimiento de derechos laborales de los mineros. Para el 14 del mismo mes los estudiantes y profesores están convocados a movilizarse de nuevo.
Un conjunto de expresiones masivas de descontento, en un país que tiene una de las peores redistribuciones del ingreso, donde el 20 por ciento más rico se lleva 80 por ciento de la riqueza y donde la educación, la salud y la previsión están completamente privatizadas.
Sebastián Piñera no parece tener intenciones de cambiar la ruta, y sigue cerrando el círculo del proyecto neoliberal, por ejemplo, ampliando la privatización de las empresas de agua potable, recurso natural estratégico en un país donde están privatizados la electricidad, los puertos, el cobre y la mayoría de las extensiones forestales.
En lo anterior se inscribe la firma de acuerdos con otros países, como ocurrirá en México, con un claro perfil privado. No en vano llegará al Distrito Federal acompañado de los tres líderes del sector empresarial: Lorenzo Constans, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio; Andrés Concha, timonel de la Sociedad de Fomento Fabril, y Luis Mayol, cabeza de la Sociedad Nacional de Agricultura.
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Jueves 7 de julio de 2011, p. 22
Santiago. Sebastián Piñera, el primer presidente chileno de derecha que visita México en la historia contemporánea, arribará este jueves llevando a cuestas un escuálido 36 por ciento de aprobación de la ciudadanía de su país.
Llegará a suelo mexicano mientras en Chile se realizan masivas marchas de estudiantes y profesores que exigen el fin del lucro en la privatizada educación chilena, la más cara a escala mundial según la OCDE. Se exige a Piñera una reforma que refuerce la enseñanza pública y gratuita.
Hace un mes se congregaron decenas de miles de personas en distintas ciudades para protestar por la construcción de una hidroeléctrica en la región de Aysén, obra que afecta el medio ambiente y los recursos naturales; también demandaron una nueva matriz energética para el país.
Un grupo de presos políticos mapuches estuvo en huelga de hambre más de 80 días en protesta porque fueron procesados bajo los preceptos de la ley antiterrorista dejada por Augusto Pinochet.
Para el 24 y el 25 de agosto próximo, la Central Unitaria de Trabajadores llamó a un paro nacional para exigir una reforma tributaria que haga pagar más impuestos a las trasnacionales y consorcios locales, la modificación del Código del Trabajo –que viene de los tiempos de la dictadura–, mayor presupuesto a la salud pública, frenar el lucro en educación, terminar con la especulación financiera a partir de la previsión social privatizada y una nueva Constitución, que contemple el plebiscito para consultar temas estratégicos.
Para el 11 de julio está programado un paro de los trabajadores del sector minero, con el fin de rememorar la fecha en que el presidente Salvador Allende nacionalizó el cobre, y exigir el cumplimiento de derechos laborales de los mineros. Para el 14 del mismo mes los estudiantes y profesores están convocados a movilizarse de nuevo.
Un conjunto de expresiones masivas de descontento, en un país que tiene una de las peores redistribuciones del ingreso, donde el 20 por ciento más rico se lleva 80 por ciento de la riqueza y donde la educación, la salud y la previsión están completamente privatizadas.
Sebastián Piñera no parece tener intenciones de cambiar la ruta, y sigue cerrando el círculo del proyecto neoliberal, por ejemplo, ampliando la privatización de las empresas de agua potable, recurso natural estratégico en un país donde están privatizados la electricidad, los puertos, el cobre y la mayoría de las extensiones forestales.
En lo anterior se inscribe la firma de acuerdos con otros países, como ocurrirá en México, con un claro perfil privado. No en vano llegará al Distrito Federal acompañado de los tres líderes del sector empresarial: Lorenzo Constans, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio; Andrés Concha, timonel de la Sociedad de Fomento Fabril, y Luis Mayol, cabeza de la Sociedad Nacional de Agricultura.
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