Los tres poderes (empresarial, clerical y político) que jinetean a los miserables mexicanos

jueves 13 de octubre de 2011

Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
1. En la apertura ayer de la llamada Plaza Mariana, contigua a la Basílica de Guadalupe, el presidente Felipe Calderón afirmó que “los mexicanos somos guadalupanos” sin importar fe o creencias y celebró que la libertad religiosa absoluta en el país no tiene vuelta atrás. Para Calderón no hay más separación de la iglesia y el Estado. El anfitrión de la ceremonia, el cardenal Norberto Rivera, arzobispo primado de México, reunió a Calderón con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, el perredista Marcelo Ebrard, por primera vez más allá de las sesiones del Consejo de Seguridad Nacional. Carlos Slim, presidente del Grupo Carso y patrocinador de la construcción de la plaza, también fue testigo del nuevo encuentro en el que panista y perredista se dieron la mano y sonrieron entre sí en dos ocasiones ante camarógrafos y fotógrafos.

2. ¿Puede olvidarse acaso que en México tuvo que librarse la terrible “guerra de tres años” (1858-60) entre liberales y conservadores encabezados por el clero –en la que murieron miles de indígenas- para que pudieran decretarse las Leyes de Reforma que inscribieron la separación del Estado y la iglesia (1859), así como la nacionalización de los extensos territorios (más de la mitad del país) que estaban en manos del poderoso clero? Pero bastó que en 1992, con una orden presidencial –la de Salinas de Gortari- para que se restablecieran las relaciones del gobierno de México con el Estado Vaticano. La historia importó un bledo. Desde entonces México, en la práctica, ha abandonado el Estado laico y la mayoría de sus funcionarios acuden al templo como simples “ovejas del señor”, como “guadalupanos”, según dijo Calderón.

3. ¿Quién no recuerda que el presidente liberal Benito Juárez acusó entonces al clero de dilapidar los caudales que los fieles le habían confiado para pretender sustraerse de la dependencia de la autoridad civil; por esta razón, apuntó el investigador González Navarro, decretó la nacionalización de los bienes eclesiásticos del clero secular y regular, decretándose la independencia entre los negocios de Estado y los negocios eclesiásticos. Estas medidas llevaron a los conservadores y el clero a solicitar la intervención europea, luego la de Francia, para el envío de un príncipe extranjero; pero también a los conservadores les salió el tiro por la culata porque Maximiliano, el emperador austriaco, resultó ser un personaje con ideas liberales que apoyó las determinaciones de las Leyes de Reforma.

4. Durante los 35 años de dictadura porfiriana (1976-1911) la relación del la iglesia y el Estado fue de respeto y de entendimiento. Hubo una amplia colaboración entre las clases plutocráticas porfirianas y las autoridades eclesiásticas. Pero poco después del triunfo revolucionario, en el momento en que el Congreso Constituyente proclamaba en 1917 una nueva Constitución, el clero comenzó a presionar y a inconformarse con ella. Impugnó los artículos 3, 5, 27 y 130, porque, según su concepción, iban contra sus intereses. A principios de 1923 fue expulsado de México el delegado apostólico Filippo por transgredir la ley al celebrar misa pública; luego fue enviado otro delegado, pero también fue expulsado en 1926. Así se inicia la gran “Guerra Cristera” que abarcó los años 1926-1930. “Grupos de católicos se levantaron en armas contra el gobierno de Calles al grito de ¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”

5. En 1985, el prestigiado investigador Alan Riding escribió: la iglesia es una fuerza poderosa que no solo trabaja en el nivel de las comunidades rurales por medio de 10 mil sacerdotes en 53 diócesis, sino también por medio de organizaciones relacionadas con la iglesia como serían la Acción Católica, el Movimiento familiar Cristiano y la Unión Nacional de Padres de Familia. En las últimas dos décadas, el movimiento conservador llamado Opus Dei ha adquirido influencia en círculos empresariales, al tiempo que dos partidos de oposición, el Partido Acción Nacional y el Partido Democrático Mexicano, son abiertamente católicos… En 1976 el gobierno financió la construcción de una nueva Basílica de Guadalupe. Tres años después (enero de 1979), el papa Wojtyla, llegaría a México para inaugurarla. A partir de entonces el Papa, después de derrumbar junto a Reagan y Bush padre el llamado “socialismo ruso”, penetró a México.

6. El gobierno de Salinas (1988-94), además de ser el eje de las relaciones México-Vaticano, fue el impulsor de la enorme riqueza empresarial de personajes como Slim y otros multimillonarios que hoy están en la lista de los hombres más ricos del mundo. Fue también en ese sexenio cuando Televisa y TV Azteca consolidó dos grandes consorcios televisivos. A ellos, por su gran poder sobre el Estado, se les llama ahora técnicamente en México, “poderes fácticos”. Pero no es un asunto de personas: el multimillonario Slim, el cardenal Rivera o los políticos Ebrard y Calderón que están en la foto, sino un problema de estructura social en el que el capitalismo obliga a reunir a los personajes del poder para demostrar quienes son los que mandan y quienes los que obedecen, y en México eso ha sido siempre claro, tal como dijo Flores Magón en 1911: Gobierno, Capital y Clero, la trinidad sombría que oprime al pueblo mexicano.

7. Por eso muchos investigadores y pensadores serios, comprometidos con la lucha social se preguntan: ¿Para qué tanto sacrificio, tantas muertes provocadas por una Guerra de Reforma que llevarían a separar a la Iglesia y al Estado? ¿Para qué sirvió una gran revolución de 1910-17, en que morirían cientos de miles de humildes, que llevaría a hacer leyes constitucionales justas que no se cumplen? ¿Para qué la sangrienta Guerra Cristera entre indígenas católicos y del gobierno si ahora juntos –gobierno, clero y empresarios- continúan viviendo entre privilegios y dominando a la población? El clero sabe de lo mucho que ha recuperado; conoce muy bien la enorme fuerza con ahora cuenta, sobre todo después de impulsar a dos presidentes panistas. Pero ahora lo que puede aplaudirse es que ya existe una plaza más grande donde podrán dormir en el suelo las decenas de miles de indígenas y limosneros “guadalupanos”.

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