“Jefe Peña: estamos listos, le vamos a poner tal madriza a los jóvenes que no volverán a protestar”
“Jefe Peña: estamos listos, le vamos a poner tal madriza a los jóvenes que no volverán a protestar”
Pedro Echeverría V.
1, Los jefes del ejército, la marina y la policía -desde el primero de diciembre con nuevos comandantes y estrategas- tenían órdenes terminantes de actuar defendiendo al gobierno y las instituciones tal como lo hicieron, y más si fuera necesario. Sólo había que esperar que se acercaran las protestas juveniles para recibirlos con gases lacrimógenos, rodearlos con policías vestidos de civil del tipo halcones, para envolverlos como tenazas. No olviden –subrayaban los comandantes- que los estudiantes han citado en el Monumento a la Revolución a marchar a las cuatro de la madrugada del día primero, y nos han facilitado nuestro trabajo y la organización de nuestra estrategia. La recomendación fundamental es que ellos (los anarquistas y estudiantes) aparezcan como salvajes agresores y que la policía lo único que hizo fue defenderse.
2. De todas maneras, decían los comandantes: sólo tienen que cuidarse de fotógrafos y periodistas independientes; no olviden que Televisa, TV Azteca, Telefórmula y la gran prensa, solo repiten los comunicados que les envía la policía, que informan de lo que nosotros les digamos o mandemos. Tengan cuidado de La Jornada, de Proceso, de Carmen Aristegui, pero no se preocupen mucho porque sólo son medios que escuchan y leen los izquierdistas. Otra cosa: tienen que estar armados, pero disparen con balas de goma. Lo hay que usar mucho es el gas lacrimógenos y el gas pimienta porque no hay nadie que los resista y si acaso hay niños o inválidos no importa, ¿Qué hacen allí? Si ganamos la batalla de los medios de información lo ganamos todo, ¿o piensan acaso que alguien va a hablar mal del gobierno nuevo de Peña Nieto?
3. Les pido que escuchen a su nuevo comandante –que soy yo- con mayor atención. Eso de los medios de información es muy importante: a nuestro nuevo presidente se le acusa de haber comprado todos los votos y de haber dilapidado miles de millones de pesos comprando a los electores, al IFE, jueces y demás, pero es mentira porque los medios encabezados por Televisa lo han desmentido. Nosotros como soldados de la patria tenemos que estar con el presidente, con nuestras autoridades, con Televisa, porque son ellos los que dicen la verdad. Si algún soldado tuviera duda entonces no es digno de pertenecer a este cuerpo patriótico. Nosotros tenemos compromiso de defender al pueblo y sus representantes son el presidente que es nuestro máximo representante.
4. Y les advertían: Si nosotros, miembros del ejército y de la armada, bien pagados por el gobierno, no lo defendemos como es nuestra obligación, ¿quién lo hará? O, acaso soldados, ustedes que me escuchan, ¿vivían mejor en sus pueblos donde no tenían trabajo ni qué comer con sus familias? De ahora en adelante deben saber que nuestro máximo comandante es el señor presidente de la República –sea del PAN o del PRI- y debemos poner hasta la vida por defenderlo. Dejen que los comunistas griten, que los anarquistas les hagan llamados de solidaridad, que los manifestantes les digan que son el pueblo y que no deben agredirlos. No olviden que quien nos paga es el gobierno y que gracias a él comen nuestras familias, pero sobre todo que gracias a nosotros hay paz en el país. Esos muchachos delincuentes que gritan mucho no tienen ninguna responsabilidad.
5. Los soldados por primera vez tenían autoridad; la adquirían de la voz del comandante que le decían que ellos –de origen campesino, desempleado y miserable- representaban ahora el orden, la paz y el progreso de México. Nunca habían oído hablar de lo importante que eran como autoridad; pero ahora les habían metido un espíritu de superioridad y de grandeza que les permitiría en adelante imponerse ante la comunidad. Repetían durante el día: somos grandes y únicos; debemos respetar a nuestros superiores, pero los de demás, deben respetarnos a nosotros. ¿Podemos respetar a los comunistas, a los anarquistas, a los estudiantes revoltosos, que sólo quieren imponer un régimen que está contra la democracia? Por eso nuestros comandantes nos han dicho: “No debemos permitir que se confunda al pueblo con ideas comunistas”.
6. Y se jactaban de su poder: La realidad es que esos estudiantes y comunistas revoltosos nos dan risa: ¿Cómo van a luchar contra nosotros que entrenamos a diario desde las cinco de la mañana, que caminamos y corremos kilómetros, que recibimos clases diarias de estrategia militar, que recibimos cursos especiales de militares de los EEUU e Israel, sesiones de defensa personal y uso de armas? Ni siquiera nos pueden sorprender porque tenemos regados a decenas de miles de policías secretos que acuden a todas la reuniones. No buscamos matar a todos los revoltosos, pero sí tener en la cárcel a los principales y mantener vigiladas a los nuevos cabecillas que surjan, porque si nuestra misión es defender al gobierno debemos hacerlo bien. Además no se olviden de las buenas recompensas en dinero, en ascensos y en prestaciones y confianza.
7. Por último, recalcaban: si logramos apresar al mayor número posible de anarquistas y revoltosos, será una gran victoria de nuestro gobierno porque alcanzaremos que los fichen a todos, que les abran un expediente y que a los 100 o 200 más peligrosos los consignen; por ello seguro el nuevo gobierno nos premiará. No importa si hubieran muertos o heridos de parte de los agitadores profesionales, para que se ponen a protestar; si fuera de nuestra parte –que dios no lo quiera- las viudas y los hijos tendrán todo porque siempre los gobiernos son muy cariñosos con quien los sirve. Ah, ahora sí por último, clávense bien en la cabeza que no hay enemigo fácil; que tienen que luchar con toda garra como si lo estuvieran haciendo en un gran campo de guerra. ¿Se olvidan que para que pudiera terminar su gobierno Felipa Calderón tuvieron que morir o ser asesinados unas 100 mil personas?
(4/XII/12)
Consultar Blog: http://pedroecheverriav.wordpress.com
pedroe@cablered.net.mx
Fuente
Pedro Echeverría V.
1, Los jefes del ejército, la marina y la policía -desde el primero de diciembre con nuevos comandantes y estrategas- tenían órdenes terminantes de actuar defendiendo al gobierno y las instituciones tal como lo hicieron, y más si fuera necesario. Sólo había que esperar que se acercaran las protestas juveniles para recibirlos con gases lacrimógenos, rodearlos con policías vestidos de civil del tipo halcones, para envolverlos como tenazas. No olviden –subrayaban los comandantes- que los estudiantes han citado en el Monumento a la Revolución a marchar a las cuatro de la madrugada del día primero, y nos han facilitado nuestro trabajo y la organización de nuestra estrategia. La recomendación fundamental es que ellos (los anarquistas y estudiantes) aparezcan como salvajes agresores y que la policía lo único que hizo fue defenderse.
2. De todas maneras, decían los comandantes: sólo tienen que cuidarse de fotógrafos y periodistas independientes; no olviden que Televisa, TV Azteca, Telefórmula y la gran prensa, solo repiten los comunicados que les envía la policía, que informan de lo que nosotros les digamos o mandemos. Tengan cuidado de La Jornada, de Proceso, de Carmen Aristegui, pero no se preocupen mucho porque sólo son medios que escuchan y leen los izquierdistas. Otra cosa: tienen que estar armados, pero disparen con balas de goma. Lo hay que usar mucho es el gas lacrimógenos y el gas pimienta porque no hay nadie que los resista y si acaso hay niños o inválidos no importa, ¿Qué hacen allí? Si ganamos la batalla de los medios de información lo ganamos todo, ¿o piensan acaso que alguien va a hablar mal del gobierno nuevo de Peña Nieto?
3. Les pido que escuchen a su nuevo comandante –que soy yo- con mayor atención. Eso de los medios de información es muy importante: a nuestro nuevo presidente se le acusa de haber comprado todos los votos y de haber dilapidado miles de millones de pesos comprando a los electores, al IFE, jueces y demás, pero es mentira porque los medios encabezados por Televisa lo han desmentido. Nosotros como soldados de la patria tenemos que estar con el presidente, con nuestras autoridades, con Televisa, porque son ellos los que dicen la verdad. Si algún soldado tuviera duda entonces no es digno de pertenecer a este cuerpo patriótico. Nosotros tenemos compromiso de defender al pueblo y sus representantes son el presidente que es nuestro máximo representante.
4. Y les advertían: Si nosotros, miembros del ejército y de la armada, bien pagados por el gobierno, no lo defendemos como es nuestra obligación, ¿quién lo hará? O, acaso soldados, ustedes que me escuchan, ¿vivían mejor en sus pueblos donde no tenían trabajo ni qué comer con sus familias? De ahora en adelante deben saber que nuestro máximo comandante es el señor presidente de la República –sea del PAN o del PRI- y debemos poner hasta la vida por defenderlo. Dejen que los comunistas griten, que los anarquistas les hagan llamados de solidaridad, que los manifestantes les digan que son el pueblo y que no deben agredirlos. No olviden que quien nos paga es el gobierno y que gracias a él comen nuestras familias, pero sobre todo que gracias a nosotros hay paz en el país. Esos muchachos delincuentes que gritan mucho no tienen ninguna responsabilidad.
5. Los soldados por primera vez tenían autoridad; la adquirían de la voz del comandante que le decían que ellos –de origen campesino, desempleado y miserable- representaban ahora el orden, la paz y el progreso de México. Nunca habían oído hablar de lo importante que eran como autoridad; pero ahora les habían metido un espíritu de superioridad y de grandeza que les permitiría en adelante imponerse ante la comunidad. Repetían durante el día: somos grandes y únicos; debemos respetar a nuestros superiores, pero los de demás, deben respetarnos a nosotros. ¿Podemos respetar a los comunistas, a los anarquistas, a los estudiantes revoltosos, que sólo quieren imponer un régimen que está contra la democracia? Por eso nuestros comandantes nos han dicho: “No debemos permitir que se confunda al pueblo con ideas comunistas”.
6. Y se jactaban de su poder: La realidad es que esos estudiantes y comunistas revoltosos nos dan risa: ¿Cómo van a luchar contra nosotros que entrenamos a diario desde las cinco de la mañana, que caminamos y corremos kilómetros, que recibimos clases diarias de estrategia militar, que recibimos cursos especiales de militares de los EEUU e Israel, sesiones de defensa personal y uso de armas? Ni siquiera nos pueden sorprender porque tenemos regados a decenas de miles de policías secretos que acuden a todas la reuniones. No buscamos matar a todos los revoltosos, pero sí tener en la cárcel a los principales y mantener vigiladas a los nuevos cabecillas que surjan, porque si nuestra misión es defender al gobierno debemos hacerlo bien. Además no se olviden de las buenas recompensas en dinero, en ascensos y en prestaciones y confianza.
7. Por último, recalcaban: si logramos apresar al mayor número posible de anarquistas y revoltosos, será una gran victoria de nuestro gobierno porque alcanzaremos que los fichen a todos, que les abran un expediente y que a los 100 o 200 más peligrosos los consignen; por ello seguro el nuevo gobierno nos premiará. No importa si hubieran muertos o heridos de parte de los agitadores profesionales, para que se ponen a protestar; si fuera de nuestra parte –que dios no lo quiera- las viudas y los hijos tendrán todo porque siempre los gobiernos son muy cariñosos con quien los sirve. Ah, ahora sí por último, clávense bien en la cabeza que no hay enemigo fácil; que tienen que luchar con toda garra como si lo estuvieran haciendo en un gran campo de guerra. ¿Se olvidan que para que pudiera terminar su gobierno Felipa Calderón tuvieron que morir o ser asesinados unas 100 mil personas?
(4/XII/12)
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pedroe@cablered.net.mx
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