#YoSoy132 acusa represión; exigen con marcha libertad de detenidos

Los manifestantes exigen la liberación de los estudiantes detenidos. Foto: Miguel Dimayuga
 
Los manifestantes exigen la liberación de los estudiantes detenidos.
Foto: Miguel Dimayuga

MÉXICO, D.F. (apro).- Como hacía tiempo no lo conseguía, movidos por la indignación de los “actos represivos” del 1 de diciembre y la detención de integrantes de su colectivo, el movimiento #YoSoy132 salió a las calles en una manifestación multitudinaria, superior a la del mismo día en que el PRI consumó su regreso al poder.
Convocados desde las 14:00 horas en el Ángel de la Independencia para exigir la libertad de los “presos”, presuntos culpables de los disturbios de la violenta jornada del sábado en las inmediaciones de San Lázaro y el Centro Histórico capitalino, el malestar crecía conforme corría la voz de que los detenidos habían sido trasladados al Reclusorio Norte los hombres, y al Centro Femenil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla las mujeres.
La mayoría de los asistentes eran estudiantes y el clima muy distinto al del fin de semana. Sólo un puñado cubría su rostro. A las 15:00 horas arrancó la marcha que formaba enormes filas con los pasos de más de 2 mil inconformes. Las protestas variaban: unos gritaban mientras otros preferían el clamor del silencio, algunos lloraban, otros más insultaban y había quienes cantaban, acompañados por el compás de unas jaranas.
La manifestación era pacífica. La encabezaron familiares y amigos de los detenidos, acompañados por observadores de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, miembros del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad e integrantes de algunas organizaciones sociales. Los granaderos que vigilaron la marcha, descansaban sus cascos entre los brazos.
Pancartas al aire, las consignas eran claras: “Libertad, libertad, a los presos por luchar”; “Si tocan a uno, nos tocan a todos”; “Protestar no es delito”; “Si la protesta es un delito, no habrá cárceles donde quepa el pueblo”; “Pueden encerrar los cuerpos, pero jamás las ideas”, se leía en cartulinas de colores.
A las autoridades y sus representantes, federales y capitalinos, los responsabilizaron por la suerte de sus “compañeros”: “Con el PRI volvió la represión”; “Peña, farsante, que matas estudiantes”, “Peña: ¿a mí también me vas a encerrar, golpear o matar por no quedarme callado?”, o “Marcelo, también a ti te afloró el priismo represor”, se repetían.
Los familiares de detenidos, al frente del contingente, denunciaron arbitrariedades en las actas ministeriales en las que se les imputan varios delitos. El más recurrente: ataques a la paz pública, que según les informaron se acredita con incendios, inundaciones, uso de tóxicos o violencia extrema. Es un delito grave que no alcanza fianza.
“Los están tratando como terroristas. Los policías madrearon a los que defienden los derechos de sus hijos. A los que contrataron para madrearlos por 300 pesos, no los detuvo nadie”, dijo una señora de cabello cano y ojos irritados por la falta de sueño.
María Antonieta Sánchez caminaba en protesta por la detención “arbitraria” de su nuera, Guadalupe Coutiño, mujer de su hijo Ulises, con quien paseaba en el centro el sábado en la tarde. “No estábamos haciendo nada. Ni siquiera íbamos por Juárez, como dice en la averiguación previa. Íbamos por Filomeno Mata.
Lo mismo pasó con Claudia Trejo y una chica de nombre Yésica, según sus allegados. A ella, sus custodios en el Ministerio Público 50 la insultaron durante los tres minutos de llamada que tuvo para comunicarse con sus padres luego de su detención. Todos coinciden en las irregularidades en las actas ministeriales. También Rafael Adrián Romero.
El mismo caso le sucedió a Regina López Martínez, estudiante y fotógrafa, quien estaba tomando imágenes de la manifestación cuando la rodearon los granaderos y, a la fuerza y sin razón, la privaron de su libertad. Sus padres viven en Austria. Se hace cargo su amigo Alberto Cruz, que dijo a cada reportero que identificaba: “Fue una injusticia. Estaba claro que era una estrategia. Con ella agarraron a un bolero. Agarraban parejo con quien podían”, cuenta de su amiga quien, según su relato, está “muy intranquila” y sin asesoría.
Liderando las consignas marchaba una señora con un huipil morado. Sostenía una manta blanca, que desbordaba sus brazos. “Peña Nieto: eres Echeverría. Los halconazos se heredan. ¿Este es el nuevo PRI?”, se leía.
Ella protestaba por Karim Alejandro Velázquez, de 16 años, hijo de Cristina Velázquez. “Es un niño. Y él estaba conmigo. Íbamos de regreso del Zócalo (cuando lo detuvieron), donde estuvimos protestando pacíficamente, no en los disturbios”. La historia la cuenta Julia Klug. Ella llevó a Karim Alejandro a protestar, movida por el dolor que no la abandona desde que su hijo fue asesinado en “la guerra de Calderón”.
Avanzando por avenida Hidalgo y Eje Central hasta llegar a 5 de Mayo y quedar frente a Palacio Nacional, luego de una hora y media de protestar bajo el sol.
Sentados todos en un inmenso círculo, se escucharon. Del movimiento #YoSoy132 se leyó un comunicado. Acusaron tanto al gobierno federal como el capitalino de orquestar una estrategia represiva contra la movilización social:
“Lejos del discurso oficial que replican los medios, no se trató de una acción disuasiva. Desde la instalación del cerco alrededor del Congreso se manifestó una presencia absurda e intimidante de elementos policiacos y militares. Durante la manifestación del día primero, presenciamos un inmenso despliegue de las fuerzas del Estado en todos los trayectos de la manifestación y que durante la jornada hostigaron, amedrentaron y agredieron a los diversos contingentes que participaron de las protestas. Estas acciones implicaron la violación sistemática de los derechos humanos de todos los manifestantes y derivó en personas heridas de gravedad, como el caso de Kuy Kendall, de 65 años, en estado de coma,  presas y desaparecidas.
“Nosotros repudiamos enérgicamente la estrategia orquestada por el Estado y exigimos la liberación inmediata de todos los presos políticos de la jornada del primero de diciembre. Lucharemos enérgicamente hasta la liberación de cada uno de ellos.
“Esta represión es tan sólo una muestra de la política que se intensificará con el gobierno de Enrique Peña Nieto y a la cual se ha sumado el Gobierno del Distrito Federal, contra la que emprenderemos una nueva fase de resistencia permanente. Vamos a sumar todas las voces. No seremos una historia más de represión e inmunidad”, concluyeron para terminar entre gritos de libertad y goyas.

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