Matan en Connecticut a 26 personas; el estado permite portar armas en público

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El presidente estadunidense, Barack Obama, habló en conferencia de prensa sobre el nuevo tiroteo en una escuelaFoto Reuters
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Familiares de víctimas del tiroteoFoto Reuters
David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 15 de diciembre de 2012, p. 2
Nueva York, 14 de diciembre. Otra vez. Un pequeño pueblo en el estado de Connecticut fue sacudido esta mañana por una de las peores masacres en una escuela en la historia estadunidense, cuando un joven armado ingresó a una primaria pública y mató a 26 personas –20 estudiantes (la mayoría de prescolar) y seis adultos, y se suicidó.
El presidente Barack Obama y dirigentes políticos nacionales y estatales de ambos partidos expresaron sus condolencias y dolor ante los hechos, que provocaron hasta una muy rara expresión de emoción del presidente al hablar de las víctimas de entre cinco y 10 años de edad.
Adam Lanza, de 20 años de edad, vestido completamente de negro, entró a la escuela Sandy Hook, en el pueblo de Newtown, poco después de las 9 de la mañana. Con dos pistolas, una Sig Sauer y otra Glock, mató a la directora y después se dirigió a dos aulas, una de prescolar, donde su madre era la maestra, y continuó disparando, mientras los aproximadamente 700 estudiantes del plantel se intentaban esconder y proteger.
Aunque versiones iniciales indicaban que mató a su madre en el aula, esta noche se informó que se encontró a una mujer en la casa donde vivía Lanza, y que esa podría ser su progenitora. Aún no se ha confirmado oficialmente dónde murió ésta.
Las armas fueron compradas y registradas legalmente por la madre de Adam Lanza. La policía también encontró un rifle Bushmaster M4 en la escena.
Las cadenas de televisión en la región interrumpieron su programación para trasmitir la tragedia, que se inició alrededor de las 9:40, cuando fue alertada la policía.
Ante lo que se reportó como más de 100 balazos, los maestros cerraron con candado sus aulas, aunque para algunos fue demasiado tarde.
Vi a un hombre que entró a mi clase y empezó a disparar, contó un estudiante a un medio local. Otro, de ocho años, dijo al canal local de NBC: estaba regresando a mi aula en el pasillo, escuché algo como si estuvieran pateando a la puerta, me di la vuelta y olía a humo, vi pasar balas, escuché unos 10 balazos, un maestro me jaló al aula. Hubo pánico.
Una estudiante narró: escuché estallidos fuertes, y después otra vez. Empezamos a llorar.
Padres corrieron a la escuela para buscar a sus hijos y recibieron instrucciones de acudir a una estación de bomberos donde poco después fueron trasladados los estudiantes y maestros. Narraron el enorme pánico sentido hasta rencontrarse con sus hijos y el gran alivio al verlos. Algunos, los progenitores de 20 pequeños, ya no regresarían a casa con sus hijos vivos.
Aunque el hospital más cercano en Danbury se había preparado para lo peor, sólo tres pacientes fueron llevados.
Las imágenes de madres gritando con intolerable dolor, escoltadas por agentes de seguridad después de descubrir que uno de los suyos había muerto, o las caras de agonía entre familiares al comunicar las noticias de lo sucedido, expresaban qué tan inaguantable era la escena. No hay palabras para expresar la magnitud de esto. ¿Cómo puedes recuperarte de algo así?, dijo a los medios Robert Weiss, pastor de la iglesia de Santa Rosa de Lima, antes de ser interrumpido por su propio llanto.
Autoridades federales, estatales y locales fuertemente armadas rodearon la escuela, con helicópteros sobrevolando, e implementaron un amplio perímetro de seguridad cuando aún no se sabía si había más de una persona en el ataque.
Ordenaron que otras escuelas de la zona fueran cerradas, sin permitir la salida o el ingreso de nadie, hasta que se anunció que el peligro para la seguridad pública había pasado.
Esta tarde la situación se volvió más extraña, al informarse que, en el mismo pueblo, hubo otra escena criminal, ya que se encontró muerto a un familiar del responsable de la matanza, quien podría ser su madre. Durante el día, la confusión se incrementó cuando primero se identificó al responsable como Ryan Lanza, de 24 años de edad, hermano de Adam.
Pero cuando las autoridades lo detuvieron en Hoboken, Nueva Jersey, descubrieron que el joven que hizo los disparos llevaba la tarjeta de identificación de Ryan.
El tranquilo pueblo de unos 27 mil habitantes, a unos 100 kilómetros de Nueva York, de clase media, con viviendas del estilo clásico de Nueva Inglaterra, estaba en plena temporada navideña, con árboles de navidad, decoraciones y más. Hoy está de luto.
Esta noche las iglesias del pueblo están llenas de personas que buscan consuelo, solidaridad, ante una pregunta sin respuesta: ¿por qué?
¿Una estadística más?
La sensación es cada vez peor. Es de que uno ya no puede ir al mall (en uno de los cuales sólo esta semana hubo otro incidente de balacera en un lugar público) o al cine o a clases de una universidad, una preparatoria, y hoy un kínder.
Hoy se agrega un nombre más, Newtown, a esa lista cada vez más larga de matanzas con armas de fuego en escuelas y universidades y otros lugares públicos: en un cine de Aurora, Colorado, en julio; en 2007 en la universidad Virginia Tech; la preparatoria en Columbine en 1999, son sólo los más famosos, pero hay demasiados más.
Según algunos cálculos, han ocurrido por lo menos 31 incidentes de violencia con armas de fuego en escuelas desde Columbine.
El estado de Connecticut tiene una de las leyes de control de armas más firmes en el país. Sin embargo, sí se permite, con licencia, portar pistolas en público, expuestas u ocultas. No se requiere el registro de armas con la excepción de rifles de asalto, pero sólo los obtenidos antes de octubre de 1993.
Hay una prohibición de armas plenamente automáticas, pero se pueden modificar para ser categorizadas como semiautomáticas, aunque si se compraron antes de 1993, las automáticas sí son permitidas con una licencia. Tampoco hay una restricción del número que se puede comprar en una sola ocasión.
En este país, según el Brady Campaign to Prevent Gun Violence, existen unos 283 millones de armas de fuego en manos privadas, casi una para cada mayor de edad (aunque se calcula que alrededor de 25 por ciento de los adultos de este país son dueños de una).
Cada año se fabrican de cuatro a 7 millones de armas para el mercado estadunidense. De acuerdo con National Public Radio, hay 58 mil tiendas en Estados Unidos donde es posible comprar armas, número superior al de cafés Starbucks en el mundo.
Este año, 94 mil 176 personas han sido víctimas de armas de fuego (heridos y muertos).
Sólo hoy, 216 han sido víctimas de esta violencia armada, según el Brady Campaign.
El promedio anual es de 100 mil personas heridas o muertas por armas cada año (casi un tercio son decesos).
De 23 países avanzados, 80 por ciento de las muertes por armas ocurren en Estados Unidos.
La matanza escolar de este viernes fue la segunda con más víctimas en la historia de Estados Unidos, sólo después de la perpetrada en la universidad Virginia Tech en 2007, donde 32 personas perdieron la vida.
Según un medio local, Newtown había sido recientemente votado como uno de los lugares más seguros para vivir en Estados Unidos.
 
 
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