Empezó la primera guerra digital

Revista Siempre!

Entre China y EU
Bernardo González Solano
El martes 12 de febrero, cuando el presidente Barack Obama citó en el Congreso de Estados Unidos, en su discurso sobre el Estado de la Unión al iniciar su segundo mandato, las “crecientes amenazas de ciberataques”, disponía ya del informe hecho público hasta el martes 19 del mismo mes, por la sociedad Mandiant, especializada en la seguridad informática.
La evidencia
Titulado Descubrimiento de una de las unidades chinas de ciberespionaje, este documento de 60 páginas empieza así: “Nuestra investigación y observaciones indican que el Partido Comunista encargó al Ejército Popular de Liberación, realizar un ciberataque y robo de datos sistemáticos a varios organismos en el mundo”. Los de Estados Unidos serían particularmente el blanco de estos ataques.
Una semana antes de este discurso, The New York Times primero y después The Wall Street Journal y The Washington Post informaron que había sido víctimas de espionaje.
Parece que Pekín buscaba esencialmente conocer las fuentes chinas de sus periodistas. El documento de la compañía Mandiant amplió el campo de recolección de informaciones. Si identifica 19 ciberataques desde 2006 contra sociedades estadounidenses en el campo de la información, cataloga también 16 en el campo aeroespacial, 12 en satélites, ocho en la energía, decenas más en otros sectores considerados como estratégicos por Pekín.
En total, 141 empresas y varias administraciones públicas habrían sido objeto del ciberespionaje chino, con una impresionante aceleración desde 2010.
La firma de seguridad informática asegura que remontándose a la fuente, “en más de 90% de los ataques” descubiertos, estos salieron de un edificio de Shangai, del que publica fotos y planos: este inmueble de doce pisos situado en la avenida Datong, en la zona de Pudong, no muestra signos de actividad, pero está declarada zona militar. En el mismo sitio, otros indicadores revelan la presencia de una unidad de élite del ejército chino especializado en las tecnologías de la información, la unidad 61398.
Mandiant ha encontrado en la Red suficientes rastros que así lo demuestran, como lo reclaman los investigadores. Incluso una nota interna de China Telecom solicitando a nombre de la defensa nacional un acuerdo para proporcionar una red de fibra óptica.
Vasta organización
Esta “vasta organización” contaría con “más de mil servidores” y emplearía “centenares, incluso miles”  de personas “formadas” —expertos angloparlantes y técnicos— para acceder a las informaciones informáticas privadas mas protegidas.
Este centro de espionaje utilizaría “instrumentos y técnicas no observadas en otros grupos” similares y habría pasado de la recopilación de informaciones a la “manipulación de las mismas”.
Todo esto explicaría las palabras de Obama cuando mencionó a los “enemigos” anónimos cuyo objetivo sería “sabotear nuestras redes de energía, nuestras instituciones financieras y nuestro sistema de control aéreo”.
Mandiant afirma observar escrupulosamente los imperativos de confidencialidad de sus investigaciones, pero en esta ocasión juzga más urgente llamar la atención sobre la necesidad de una “acción coordinada para contrarrestar las violaciones de las redes”.
En realidad, es poco creíble que esta compañía, instalada en Alexandria, Virginia, corazón del “complejo militar-industrial” estadounidense, haya podido entregar este documento público sin la autorización de la administración. Oficialmente, Washington no ha reaccionado; negociaciones comerciales obligan.
Pero indudablemente habría un comunicado oficial al respecto, en el que se incluyan nuevas medidas para proteger las informaciones electrónicas.
China niega acusaciones
James Lewis, encargado del expediente de ciberseguridad en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, pronostica un 2013 que verá a Estados Unidos  poner “más presión sobre los chinos en este expediente”, al tiempo que se tomará conciencia de las dificultades que esto representa.
Como sucede en este tipo de “enfrentamientos”, China niega categóricamente estas informaciones. El ministro de la defensa declaró que el informe de Mandiant “no estaba conforme con los hechos y carecía de crédito”. La piratería mundial es un problema global y China es una “de las víctimas mayores en el mundo”, afirmó.
El martes 19 de febrero, el portavoz de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Hong Lei, calificó de “irresponsables” y “no profesionales” las “críticas sin fundamento” de Mandiant.
De manera clamorosa, muchos medios de comunicación chinos se refirieron al informa estadounidense, y sus principales respuestas no fueron bloqueadas en las redes sociales.
Los internautas chinos se mostraron menos indignados que solidarios de su país. “La percepción de China como perdedora (en sus relaciones con Estados Unidos) domina, muchas personas encuentran simplemente normal que el Ejército de Liberación utilice piratas”, analiza David Wertime, cofundador del site de observación de la Red en China, Tea Leaf Nations.
Un día después de que se tuvo mayor información sobre la probable responsabilidad china en los ataques cibernéticos sufridos por Estados Unidos en los últimos años, la administración Obama dio a conocer una estrategia más agresiva para proteger sus secretos y los de las empresas estadounidenses en la Internet. Por principio, el Tío Sam amenaza con sanciones económicas contra los gobiernos involucrados en dichas prácticas.
Altos costos del espionaje
Así, los dirigentes del gobierno de la Unión Americana prefirieron no culpar directamente a China, ni admitieron, en forma oficial, una relación entre el informe de Mandiant que señala a las fuerzas armadas chinas de los ciberataques y las iniciativas anunciada 24 horas antes. Pekín negó todo, como acostumbra. Y la Casa Blanca no puede acusarlo sin correr el riesgo de una caótica crisis diplomática.
Un importante funcionario implicado en este plan, declaró: “Esta estrategia no está enfocada en ningún país en particular”. Los tiempos no están para bollos.
No obstante, aunque por el momento priva la moderación, Obama tiene abiertos muchos frentes y menos de cuatro años para tratar de resolverlos; el presidente está decidido a actuar de forma enérgica para contrarrestar esa amenaza, muchos más grave de lo que parecía hasta hace poco tiempo.
Ron Kirk, responsable de Comercio Exterior de Estados Unidos, uno de los organismos que forma parte del proyecto presentado en la Casa Blanca por el fiscal general, Eric Holder, y la secretaria de Comercio, Rebecca Blank, manfiestó a la agencia de noticias inglesa Reuters: “Para una economía como la nuestra, que está basada en la innovación, en lo que producimos y en lo que creamos, este es un asunto de crucial importancia”.
Por ello, esa preocupación será uno de los primeros puntos de la agenda internacional en futuras reuniones con China, aunque nadie puede asegurar que eso garantice una solución al grave problema.
El gobierno comunista chino ha recibido antes quejas por su respaldo a la piratería cibernética sin que tome medidas contundentes en contra.
Con el arribo de Xi Jing al poder en marzo próximo, la administración  Obama esperaba iniciar un periodo de mayor cooperación con Pekín, pero esto no se daría fácilmente si hay un enfrentamiento con motivo de los ciberataques, un asunto tan controvertido. Y es poco probable que el nuevo presidente chino inicie su mandato doblando las manos frente a la Casa Blanca.
Los hackers entran en empresas, entidades financieras y organismos varios —no son la excepción las instituciones oficiales—, para escudriñar y apropiarse de sus secretos. El ciberespionaje ha dado lugar a una “ciberguerra fría” como la que ahora parece nacer entre Estados Unidos  y China.
El citado experto del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, James Lewis, afirmó: “Puede decirse que ya no existe una red segura de información clasificada como secreto”. Desde la construcción de los aviones más sofisticados hasta la fórmula de la Coca Cola. Nada más, nada menos. 

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