La gente, unida en las calles, logró echar abajo el golpe de Estado de 2002

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Las muestras de dolor por la pérdida del presidente Hugo Chávez se hicieron presentes en las calles de CaracasFoto Reuters
 
Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de marzo de 2013, p. 6 

La noticia de un golpe de Estado contra el presidente venezolano Hugo Chávez Frías estaba dando la vuelta al mundo el 11 de abril de 2002, y al llegar la noche se hablaba de un intento de secuestro, de renuncia del mandatario. El desasosiego sacudía a toda América, porque ya advertía su decisión de trabajar para unir a la región, como un viejo sueño bolivariano.
En la noche, ante problemas con la línea telefónica, esta periodista se trasladó a casa de Mónica y Fernando Bossi, dos jóvenes que trabajaban en solidaridad con Venezuela. Desde allí se intentó la comunicación con Caracas. Era muy difícil. En un momento se pudo entrar al palacio presidencial de Miraflores. Dije que estaba llamando para saber del presidente desde la corresponsalía de La Jornada en Argentina. Parecía un imposible, pero alguien me pasó en su celular unos minutos al comandante, quien apresuradamente alcanzó a decir que lo que estaba sucediendo era un golpe mediático.
Estamos ante una conspiración abierta y descarada, y ya desde ayer se hablaba de que estaban listos para una insurrección cívico-militar, y en ese sentido se formaron las cadenas televisivas para transmitir esto. Algo nunca visto. Una ola de rumores y de falsedades se daba a conocer al mundo y podemos demostrar una falsedad tras otra, dijo el presidente en medio del total nerviosimo de esos momentos.
“Trajeron engañada a mucha gente diciendo que yo estaba preso y que iban a tomar Miraflores. También debe hablarse de una insurrección mediática y lo que eso significa para el futuro de todas las democracias. Y debo agradecer a los trabajadores petroleros, de petroquímicas, de educación, de salud, siderúrgicos, de transportes aéreos y tantos otros que trabajaron y han resistido la campaña casi increíble”, prosiguió.
Habló rápidamente de la instalación de una campaña por medio de la cual algunas cadenas televisivas instigaban a la violencia, a sabiendas de que existía un plan golpista, y recordó entrecortadamente que desde hacía mucho tiempo salió personalmente a explicar al mundo lo que sucedía en su país, cuando ya lo acusaban de instalar una dictadura en Venezuela. Como Goebbels, que en tiempos de Adolfo Hitler tenía la tarea de repetir una mentira hasta que pareciera verdad,
Denunció y ya no pudo mantener la comunicación, pero me enviaron el documento que no había podido leer por la radio.
Ya entonces desde Miraflores algunos funcionarios explicaban que varios militantes chavistas estaban entre las primeras víctimas. Con el tiempo, reconstruyendo el golpe se conoció de francotiradores extranjeros colaborando con los golpistas y de lo actuado por las fundaciones de Estados Unidos, el país que reconoció a los golpistas inmediatamente.
Durante esa noche y al día siguiente las televisoras de Venezuela pasaban dibujos animados y novelas baratas, mientras el pueblo salía a las calles con una Constitución en la mano y golpearía las puertas de los cuarteles para ir a defender al presidente y la voluntad popular. Fue una jornada de enorme heroísmo popular.
Ese empuje del pueblo lograría que por primera vez en América Latina y el mundo un golpe inspirado por Estados Unidos, como se comprobó fehacientemente, era derrotado por el pueblo y sectores patrióticos y constitucionalistas del ejército.
A romper la censura
Esa misma noche del golpe el actual embajador de Venezuela en Brasil, Maximilian Averlaiz, un francés que pertenecía a círculos bolivarianos organizados en Europa, y que se encontraba en la Secretaría de la Presidencia, llamó a romper con la censura alrededor de Venezuela, y aseguró que la violencia se desató con un grupo de francotiradores ubicados a 200 metros del palacio presidencial, que comenzaron a disparar sobre una manifestación en apoyo a Chávez.
En Argentina, en todo caso, hubo cadenas que se hicieron eco únicamente de las televisoras insurrectas, e incluso hablaban de 27 muertos, acusando al dictador Chávez.
De todo esto hablaríamos con el mandatario en una entrevista ese mismo año, donde relató para La Jornada cómo habían sido los movimientos más importantes que dieron el golpe final al golpe de la derecha.
En su comunicado que nunca pudo leer a la población, Chávez explicaba que había soportado en la medida de lo posible los ataques, la desinformación y las mentiras que todos los días se utilizaban para armar el plan insurreccional.
Chávez recordó en una de las nueve entrevistas que esta periodista le hizo para La Jornada, que cuando llegaron a rescatarlo a la isla La Orchila, donde lo habían llevado secuestrado, sintió el inmenso amor de su pueblo . Este pueblo que hizo posible la derrota de un golpe de Estados Unidos con una Constitución en la mano, es algo nunca visto, es un amor por su patria , por su dignidad, por su voluntad, y me acompañará para siempre, aquí en la tierra como en el cielo.
 
 
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