PAN: el resurgimiento de los grupos de ultraderecha

CONTRALINEA 

Se reactivan grupos secretos de corte fascista o nazi. Algunos de ellos, impulsados por militantes panistas

 Sanjuana Martínez/Contralínea Nuevo León
 
 
Monterrey, Nuevo León. En los orígenes del Partido Acción Nacional (PAN) hay una semilla del nazismo; un elemento ideológico que ha estado presente en algunos de sus integrantes y que en la actualidad vive un resurgimiento.
 
A pesar del repudio internacional, el nazismo sigue generando adeptos en distintos países. En México, los grupos neonazis se concentran en estamentos de la vida política y empresarial en diferentes estados de la República.
 
Nuevo León podría considerarse cuna de movimientos ultraderechistas y fascistas. La historia incluye la participación de empresarios y políticos ligados al Partido Acción Nacional con la creación de este tipo de grupos, algunas veces armados, otras más, sólo de corte ideológico.
 
En la entidad destaca el llamado Grupo San Nicolás, formado por ilustres panistas, como Zeferino Salgado, exalcalde y actual militante del PAN a quien llaman el Führer, como se conoce popularmente a Adolfo Hitler.
 
En reuniones secretas, integrantes del PAN sostienen una ideología basada en la pureza racial, el odio a judíos, masones, homosexuales o comunistas. Entre sus muy diversos objetivos se encuentra la esterilización de los indígenas y la supremacía de una doctrina de clase dominante sobre los “débiles”.
 
Hace unos meses fue creada la Hermandad Algiz, un grupo supuestamente neonazi que opera en San Nicolás de los Garza y otros municipios del área metropolitana, promueve el nacionalsocialismo, distribuye y pega panfletos contra homosexuales y comunistas bajo la apariencia de defender valores universales: “Nos regimos por el honor, orgullo y lealtad. Sólo hay tres cosas que cada n.s. [nacionalsocialista] y ciudadano deben saber: amar a tu país, valorar tu trabajo y valorar y amar a tu familia. Queremos un México sano y puro para las próximas generaciones. Es tiempo de despertar, nuestro país nos necesita” (sic), dice uno de los volantes ilustrado con símbolos nazis.
 
Además de la presencia del Partido Nacional Socialista, existen grupos diversos neonazis como la Organización por la Voluntad Nacional, que se opone a la influencia cultural estadunidense en México y rechaza “la ocupación estadunidense” de territorios que pertenecieron a México.
 

Una larga historia

 
Desde la fundación del PAN en 1939 con la participación de cristeros, la Unión Nacional Sinarquista, unida con la Iglesia Católica y la Falange Española de las JONS, lograron incrustar en ese partido una serie de principios ideológicos fascistas, cercanos al nacionalsocialismo fundado por Adolfo Hitler y que aún perduran.
 
En 1941 fueron desclasificados por la Marina de Estados Unidos documentos que ofrecen los detalles de la relación del PAN con los nazis, sinarquistas y miembros de la jerarquía católica.
 
La ultraderecha ha creado agrupaciones clandestinas, como México Despierta, fundada por Juan Iván Peña Neder, coordinador de Asesores de Abraham González, subsecretario de Gobernación durante el gobierno panista de Felipe Calderón.
 
Peña Neder, denunciado por su exesposa por violación, está acompañado en esta organización secreta filofascista por Carlos Villar Erives, exfuncionario en la Secretaría de la Función Pública, y Rafael Mendoza, todos de Chihuahua, y contaban con más de un centenar de seguidores en el Distrito Federal y Guadalajara.
 
Los Tecos son considerados como una agrupación de corte nazi y opera desde la Universidad Autónoma de Guadalajara. Incluso se les ha vinculado con el Ku Klux Klan. Entre sus simpatizantes y seguidores se encuentran destacados panistas, como Francisco Ramírez Acuña, exgobernador de Jalisco y exsecretario de Gobernación durante el gobierno de Felipe Calderón.
 
La historia de Los Tecos y su ideología fascista han trascendido las fronteras de Jalisco. En Baja California, por ejemplo, fueron cooptando parte de la estructura del PAN y de los distintos gobiernos en su poder.
 
En el Estado de México, Óscar Sánchez Juárez fue elegido y luego rechazado recientemente como dirigente del Partido Acción Nacional. Este político ultraderechista se ha declarado públicamente simpatizante de Hitler, de quien admira, dijo, su “liderazgo” para que miles de personas estuvieran dispuestas a “dar la vida” por él.
 

Nuevo León, un semillero

 
En la fundación del PAN, los empresarios regiomontanos han tenido un aporte importante, incluso cuando el sinarquismo se unió a ese partido a través de las hazañas de Charles Maurras, fundador e ideólogo de Action Française (Acción de Francesa).
 
La raíz filonazi del PAN y su estrecha relación con la Iglesia Católica une a estos empresarios y simpatizantes de clases altas y medias con el movimiento cristero y la Falange Española de las JONS. En un principio, el enemigo era el cardenismo.
 
“La Falange Española y el grupo Acción Francesa sirven de modelo para el PAN, posteriormente estos grupos se conectan con el movimiento sinarquista. De hecho, parte de los fundadores pertenecieron al grupo secreto La Base, con los sinarquistas que fueron financiados por los nazis. Son considerados un brazo armado. Es la base de donde se nutrió el PAN como partido”, dice en entrevista Juan Alberto Cedillo, autor del libro Los nazis en México.
 
Y añade: “siempre ha habido un grupo dentro del PAN con una visión fascista. A veces la esconden, otras más la sacan. Hay una relación de los empresarios regiomontanos con los nazis, un grupo muy fuerte de empresarios, obviamente son panistas y simpatizantes de Hitler; algunos se vestían con el uniforme de [los] camisas pardas, internamente tenían relación con grupos empresariales alemanes y se saludaban con el heil Hitler”.
 
La moda nazi en la década de 1940 llegó a tal grado en Monterrey, a través de estos empresarios panistas, que aún existen casas antiguas que conservan adornos con los símbolos: esvásticas en el piso o en las paredes, como en el Instituto Estatal de las Mujeres.
 
A pesar del rechazo a esta vertiente ultraderechista, los grupos ultraconservadores están viviendo una reactivación: “hay un resurgimiento de este tipo de grupos neonazis, y en México hay un crecimiento de los mismos, incluso el Ku Klux Klan lo está financiando”.
 
Cedillo cuenta que el empresario Jorge Lankenau le hizo una revelación: “Tuve la oportunidad de entrevistarlo y me comentó que él y otros compañeros del Tec [Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey] pertenecieron a un grupo neonazi con toda la parafernalia que eso implica: leían el libro Mi lucha, tenían los símbolos nazis… Me confirmó que había un grupo fuerte neonazi en el Instituto, no me dijo si había maestros o sólo alumnos”.
 
El autor señala que, en México, la difusión de la ideología nazi y el adoctrinamiento a través de estos grupos y de partidos políticos no es un delito.
 

Heil Hitler

 
Uno de los bastiones del PAN en Nuevo León se encuentra en el municipio de San Nicolás de los Garza, donde la hegemonía de ese partido les ha permitido llevar a cabo un nuevo modelo político basado en el control de masas.
 
La derecha del PAN y su simpatía por el nazismo a veces se manifiestan, y otras más permanecen ocultas en grupos secretos. El diputado Guadalupe Rodríguez, quien fue regidor de ese ayuntamiento durante la administración 2006-2009 de Zeferino Salgado, por el Partido del Trabajo, cuenta que el llamado Grupo San Nicolás, encabezado por el panista Jesús Hinojosa, se transformó por los miembros más jóvenes de ese partido.
 
“El grupo fue transformándose por estos muchachos que conformaban un equipo que fue escalando posiciones, y al final desplazaron a la gente de Hinojosa y se apropiaron del aparato municipal. Ellos usan siempre un pin con una esvástica. Aprendieron a perfeccionar el uso del aparato de Estado para orientarlo hacia la conformación de organismos de control de masas que permiten la hegemonía del PAN en el municipio de San Nicolás”, asegura.
 
Y añade: “territorialmente, cubrieron las áreas clasemedieras de San Nicolás, un municipio que para ellos es la colonia Anáhuac y de allí a todos los alrededores, es decir, la clase alta y media, donde aplicaron su proyecto para conformar distintas actividades de adoctrinamiento y políticas en preparación para la participación electoral”.
 
Explica que al utilizar ese modelo se han hecho de una importante base social, y de esa manera se entiende que San Nicolás sea el único lugar donde el PAN tiene una presencia de masas: “están en medio del tejido social, enraizados y, de manera insidiosa, penetrados en el tejido social. Esa combinación de un grupo dirigente con ideología de ultraderecha nazi se impuso con el exalcalde Zeferino Salgado”.
 
Al expresidente municipal lo detuvieron cuando le encontraron en su poder un arma larga. Ha dicho públicamente que le apodan el Führer y nunca ha ocultado su ideología ultraderechista. Entre sus iniciativas destaca la construcción de barreras en las colonias para separar San Nicolás del depauperado municipio de Guadalupe, bajo el argumento de la inseguridad.
 
“Es el líder de un grupo dirigente de ultraderecha que dirige un sector de masas de la clase media, amplio, que le da resultados tangibles en el terreno electoral, que le reproduce su propio esquema y les da estabilidad. ¿Si eso no es fascismo entonces qué es? La postura de ellos, ultraderechista, es transparente. Nunca hicieron una manifestación pública de simpatía al nazismo, pero su propia actuación nos habla de un grupo de gente enferma, con una visión torcida de la realidad, una visión ultrarreligiosa, de discriminación hacia los pobres; una visión de supremacía de la clase media y rica. Todo esto con el objetivo de mantener un aparato que hoy en día sigue operando”.
 

Violencia nazi

 
El llamado Grupo San Nicolás estaría conformado por Zeferino Salgado, su hermano –el actual alcalde, Pablo Salgado–, Carlos de la Fuente Flores y Fernando Larrazábal, entre otros: “Larrazábal es menos doctrinario, pero esta gente vive con el arma a mano. Estamos seguros de que ellos tienen entrenamiento paramilitar y tienen una inclinación hacia las armas y conforman todas las características de un grupo abiertamente fascista, nazi. Ellos conservan la pureza de su grupo, parte importante del panismo en Nuevo León”.
 
Afirma que se trata de una variante del PAN que preocupa: “es un grupo extremadamente belicoso, beligerante y muy combativo. En el ambiente de violencia actual de México, viven como fieras acorraladas, extremadamente agresivos”.
 
El resurgimiento de los grupos ultraderechistas filonazis, dice, es una realidad que va en aumento: “el nazismo nunca ha dejado de estar presente en el PAN como doctrina, de hecho, es una vertiente doctrinaria. Ellos son la ultraderecha. Asumieron una aparente posición ciudadana y la lucha político-electoral de lleno en el salinismo”.
 
Cuenta que Luis Echeverría se refirió a ellos como los panistas “encapuchados del Chipinque”: “se trataba de la gente que conspiró en el gobierno federal con una visión estratégica para acotar las posturas populistas de Echeverría que consideraban muy socializantes, y eso les alarmaba bastante”.
 
Debido a esa “pugna interburguesa”, señala, nacieron reacciones en la sociedad como el Frente Popular Tierra y Libertad, el Movimiento Urbano Popular y la propia guerrilla que el mismo Partido Revolucionario Institucional se encargó de exterminar.
 
Desde entonces, dice, en Nuevo León hay grupos secretos: “Partimos de la idea de que existen estos grupos secretos que profesan posturas ideológicas que, afortunadamente hasta este momento, solamente han sido manifestaciones rituales y sus derivaciones. En este momento de violencia del crimen organizado están replegados, no tienen espacio, no hay espacio para más acciones violentas en México, la violencia la monopolizan el Estado y el crimen organizado”.
 
Recuerda que en otras épocas, el brazo armado de los grupos ultraderechistas del PAN –incrustados en el empresariado regiomontano– ha actuado de forma violenta, como después del atentado que le costó la vida a Eugenio Garza Sada: “se dio una violencia inédita contra los grupos de estudiantes de la izquierda que militaban en la guerrilla; y los grupos armados de la derecha, coludidos con el aparato de inteligencia del Estado, la Dirección Federal de Seguridad, se encargaron de hacer limpieza, exterminaron a profundidad. Al compañero Corral lo depositaron a un lado de la estatua del David, en la colonia del Valle, torturado y muerto. Lo dejaron como ejemplo en un ajuste de cuentas por la muerte de don Eugenio”.
 
Estos grupos que aparentemente sólo cuentan con una parafernalia, adoctrinamiento y acción política, en algún momento pueden pasar a la acción si el Estado no interviene: “ellos en el momento apropiado van a manifestarse todo lo violento que sea necesario, como lo han hecho inescrupulosamente todas las veces que han sido necesarias”.
 
 
Fuente: Contralínea 324 / marzo 2013
 

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