En pie de lucha

En:Articulistas Fecha:31 agosto, 2013

Toque Crítico

Devastación ecológica y social/I
Martín Esparza Flores

Los informes recabados por el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) Capítulo México, en todo el territorio nacional, deben llevar a una evaluación de sus políticas públicas a todas las instancias de gobierno.
Existen en el país 116 casos documentados sobre la destrucción social y ambiental de decenas de comunidades indígenas, pueblos y hasta colonias de las zonas urbanas.

El TPP es uno de los organismos más reconocidos a nivel mundial que, desde 1979, examina las causas de la violación de los derechos fundamentales en los pueblos de todo el orbe  y denuncia tales abusos ante la opinión pública internacional. Su independencia y fuerza moral lo han convertido en un respetable foro integrado con personalidades de las diferentes áreas y de todas las naciones.

En enero de 2010, un grupo de organizaciones sociales peticionaron al TPP abrir un capítulo en nuestro país con el fin de exponer la situación de violencia estructural.

El TPP, en su Audiencia Temática sobre la Devastación Ambiental y Derechos de los Pueblos, ha constatado que en México hay una ausencia total de consensos sociales en el diseño de obras y proyectos de toda índole, incluyendo la autorización ilegal de usos de suelo y hasta los permisos para arrasar con zonas arqueológicas, que han puesto en pie de lucha a la sociedad civil ante la falta total de justicia por parte de las autoridades correspondientes, silentes cómplices tanto de empresarios nacionales como extranjeros, en su afán de arrasar con todo lo que encuentran a su paso, no importando los daños ecológicos, patrimoniales y hasta sociales, que están ocasionando desde hace 19 años en que con la excusa de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, y la promoción de inversiones se dio tal laxitud oficial en perjuicio de miles de mexicanos.

No es exagerado hablar de una destrucción total del medio ambiente en nuestro territorio cuando no hay una sola entidad de la república que esté a salvo de la imposición de proyectos de carreteras, como de presas, trasvases, instalaciones industriales, confinamientos de residuos tóxicos y basureros a cielo abierto, megaproyectos turísticos o eólicos, minas y unidades habitacionales en despojadas tierras de cultivo, lo mismo que granjas industriales y construcción de supermercados.

Los grandes monopolios han aprovechado este vacío legal permitido por las autoridades para propiciar el despojo de aguas superficiales y subterráneas, alentar una deforestación  ilegal pero inexplicablemente tolerada y la invasión de zonas arqueológicas y de conservación. Ni las ciudades están a salvo del progresivo deterioro en su calidad de vida a raíz de los  cambios de uso de suelo que han propiciado una urbanización salvaje, acabando con áreas destinadas al esparcimiento y la recreación.

Este abandono oficial donde la justicia sencillamente ha hecho añicos el menor vestigio ya no sólo de los derechos constitucionales, sino de los derechos humanos de miles de habitantes, ha propiciado la agudización de conflictos sociales como lo que se registran en la zona del Istmo de Tehuantepec; en Tepoztlán, Morelos; en San Francisco Xochicuautla, Estado de México; en el Valle del Yaqui, Sonora y en la Cuenca del Río Atoyac, en Veracruz, por citar algunos de los casos más emblemáticos.

No obstante el avasallamiento en contra de sus barrios y comunidades, una infinidad de organismos sociales están dando la batalla en ese México silencioso ignorado por los medios de comunicación que a través del TPP, busca sus mecanismos de defensa y difusión para que  este reconocido organismo internacional, lleve sus demandas de justicia  a los foros de todo el mundo para que se conozcan los abusos cometidos en su contra.

Ante tal desastre nacional y la defensa de nuestro patrimonio y biodiversidad, todos debemos solidarizarnos con ese país en pie de  lucha, para denunciar al mundo la persecución jurídica y policiaca permitida por el gobierno mexicano en contra de quienes en sus regiones libran una batalla diaria en contra de la voracidad de inescrupulosos empresarios nacionales y extranjeros.

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