En pie de lucha
Toque Crítico
Devastación ecológica y social/I
Martín Esparza Flores
Los informes recabados por el Tribunal
Permanente de los Pueblos (TPP) Capítulo México, en todo el territorio
nacional, deben llevar a una evaluación de sus políticas públicas a
todas las instancias de gobierno.
Existen en el país 116 casos
documentados sobre la destrucción social y ambiental de decenas de
comunidades indígenas, pueblos y hasta colonias de las zonas urbanas.
El TPP es uno de los organismos más
reconocidos a nivel mundial que, desde 1979, examina las causas de la
violación de los derechos fundamentales en los pueblos de todo el orbe y
denuncia tales abusos ante la opinión pública internacional. Su
independencia y fuerza moral lo han convertido en un respetable foro
integrado con personalidades de las diferentes áreas y de todas las
naciones.
En enero de 2010, un grupo de
organizaciones sociales peticionaron al TPP abrir un capítulo en nuestro
país con el fin de exponer la situación de violencia estructural.
El TPP, en su Audiencia Temática sobre
la Devastación Ambiental y Derechos de los Pueblos, ha constatado que en
México hay una ausencia total de consensos sociales en el diseño de
obras y proyectos de toda índole, incluyendo la autorización ilegal de
usos de suelo y hasta los permisos para arrasar con zonas arqueológicas,
que han puesto en pie de lucha a la sociedad civil ante la falta total
de justicia por parte de las autoridades correspondientes, silentes
cómplices tanto de empresarios nacionales como extranjeros, en su afán
de arrasar con todo lo que encuentran a su paso, no importando los daños
ecológicos, patrimoniales y hasta sociales, que están ocasionando desde
hace 19 años en que con la excusa de la entrada en vigor del Tratado de
Libre Comercio, y la promoción de inversiones se dio tal laxitud
oficial en perjuicio de miles de mexicanos.
No es exagerado hablar de una
destrucción total del medio ambiente en nuestro territorio cuando no hay
una sola entidad de la república que esté a salvo de la imposición de
proyectos de carreteras, como de presas, trasvases, instalaciones
industriales, confinamientos de residuos tóxicos y basureros a cielo
abierto, megaproyectos turísticos o eólicos, minas y unidades
habitacionales en despojadas tierras de cultivo, lo mismo que granjas
industriales y construcción de supermercados.
Los grandes monopolios han aprovechado
este vacío legal permitido por las autoridades para propiciar el despojo
de aguas superficiales y subterráneas, alentar una deforestación
ilegal pero inexplicablemente tolerada y la invasión de zonas
arqueológicas y de conservación. Ni las ciudades están a salvo del
progresivo deterioro en su calidad de vida a raíz de los cambios de uso
de suelo que han propiciado una urbanización salvaje, acabando con
áreas destinadas al esparcimiento y la recreación.
Este abandono oficial donde la justicia
sencillamente ha hecho añicos el menor vestigio ya no sólo de los
derechos constitucionales, sino de los derechos humanos de miles de
habitantes, ha propiciado la agudización de conflictos sociales como lo
que se registran en la zona del Istmo de Tehuantepec; en Tepoztlán,
Morelos; en San Francisco Xochicuautla, Estado de México; en el Valle
del Yaqui, Sonora y en la Cuenca del Río Atoyac, en Veracruz, por citar
algunos de los casos más emblemáticos.
No obstante el avasallamiento en contra
de sus barrios y comunidades, una infinidad de organismos sociales están
dando la batalla en ese México silencioso ignorado por los medios de
comunicación que a través del TPP, busca sus mecanismos de defensa y
difusión para que este reconocido organismo internacional, lleve sus
demandas de justicia a los foros de todo el mundo para que se conozcan
los abusos cometidos en su contra.
Ante tal desastre nacional y la defensa
de nuestro patrimonio y biodiversidad, todos debemos solidarizarnos con
ese país en pie de lucha, para denunciar al mundo la persecución
jurídica y policiaca permitida por el gobierno mexicano en contra de
quienes en sus regiones libran una batalla diaria en contra de la
voracidad de inescrupulosos empresarios nacionales y extranjeros.
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