La corrupción, por el pacto secreto Peña-Calderón; seguiría con Margarita Zavala: Álvaro Delgado

Álvaro Delgado en la presentación de su nuevo libro El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas. Foto: Miguel Dimayuga
Álvaro Delgado en la presentación de su nuevo libro El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas. Foto: Miguel Dimayuga

PROCESO 

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón pactaron, en 2006 y 2012, una alternancia “mafiosa” a espaldas de sus partidos y de los mexicanos, y planean en las elecciones de 2018 hacer presidenta a Margarita Zavala, afirmó Alvaro Delgado, autor de “El Amasiato. El pacto secreto Peña Calderón y otras traiciones panistas”, editado por Proceso.
En la presentación de su trabajo periodístico, en la Feria Internacional del Libro del Zócalo, el reportero del semanario afirmó que la corrupción y la impunidad que tanto lastima a los mexicanos tiene su origen en las complicidades al más alto nivel y sus responsables tienen nombre y apellidos: Calderón y Peña.
“La corrupción no aparece de la nada. Prospera en la impunidad y ésta es producto de las complicidades. Cuando las complicidades se dan en la cúspide del poder, la corrupción cunde y se generaliza de arriba para abajo, porque la impunidad está garantizada”, subrayó Delgado.
“Y esto es lo que mi libro documenta: Las complicidades políticas al más alto nivel para que la corrupción prospere sin que existan consecuencias. Aquí hay responsables directos: Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón”.

En “El amasiato. El pacto secreto Peña-Calderón y otras traiciones panistas”, que en cinco meses ha vendido más de 10 mil ejemplares, Alvaro Delgado documenta cómo, en 2006, Peña Nieto, entonces gobernador priista del Estado de México se reunió, en secreto, con Calderón para pactar regalarle al menos 200 mil votos de priistas, gracias a la intervención de Luis Videgaray, el exsecretario de Hacienda y primo de Margarita Zavala.
Seis años después, en la elección de 2012, Calderón devolvió el favor a Peña y traicionó la campaña de Josefina Vázquez Mota, la candidata del Partido Acción Nacional (PAN), con numerosas decisiones que se describen a detalle en el libro con base en información documental y testimonial de los protagonistas.,
“Te abandoné”, le dijo Calderón a Vázquez Mota, en una reunión privada en la que le confesó su traición, una de las muchas que se efectuaron en el PAN en la campaña federal de 2012, como parte de la descomposición de ese partido.
En la presentación, moderada por el director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, editor también del libro, el exsenador y exdiputado panista Juan José Rodríguez Prats encomió el libro de Delgado, porque ejerce la crítica a su partido por sus desviaciones, que coinciden con lo que han señalado militantes que son congruentes con la insumisión.
“¿Hasta dónde llega la lealtad de un militante a su partido? Hasta donde no sea sumisión”, subrayó Rodríguez Prats, quien en el diario “Excelsior” publicó hoy las razones por las que aceptó presentar el “El Amasiato”: “Sus afirmaciones me parecen una denuncia de extrema gravedad que hacen caer las fachadas de una falsa democracia”.
Escribió: “Con Delgado uno puede disentir, confrontarlo, atacarlo, pero no puede uno ignorarlo. Lo escrito es demasiado grave, como reportero relata hechos que deben tener consecuencias y llamar a una seria reflexión. Su libro es uno más de los que analizan lo sucedido al PAN al arribar al poder. Se suma a Enrique Krauze, a Soledad Loaeza, a Francisco José Paoli (quien habla como académico y exmilitante), Ernesto Núñez, Manuel Espino y otros más. El tema merece el más riguroso análisis. El PAN lo intentó a través de una comisión para tales efectos presidida por un notable militante, Jorge Luis Coindreau.
“Todos coinciden en señalar que el PAN en el poder no estuvo a la altura de sus principios y doctrina, no resiste un cotejo frente a las grandes expectativas que ofrecía en el momento de asumir la Presidencia de la República. La administración de Vicente Fox logra distinguirse en algunos aspectos, sobre todo, en su respeto al partido, pero en el segundo sexenio se dio su más profunda crisis.
“Antes del 2000, los conflictos derivaban de la recurrente discusión entre abstenerse o participar en los procesos electorales. O bien, si dialogaba con el gobierno o se mantenía en una confrontación a rajatabla. Me parece que de 2007 a 2015 hay un problema grave de identidad, de un alejamiento de sus principios pregonados desde el origen. Durante los periodos de Luis Felipe Bravo y Manuel Espino, Acción Nacional se conservó como una institución concebida para ser independiente y autónoma. Se mantuvo su divisa de origen: luchar contra el partido hegemónico, imbricado con el gobierno y al que se le denominaba “PRI gobierno” o “partido de Estado”.
“En 2007, Espino no pudo concluir su ciclo por la embestida gubernamental y caer, precisamente, en lo que se había criticado. Los panistas siempre distinguían entre el partido en el gobierno y el partido del gobierno. Si habían sido críticos con sus adversarios, con mayor razón debían serlo con los emanados de sus filas. El mensaje a partir de ese año es que la única manera de gobernar a México es imitando las viejas prácticas priistas.
“Preocupa que haya una profunda resignación en la ciudadanía mexicana. Sinceramente, yo esperaba reacciones de lo escrito por los autores mencionados, sobre todo, en el caso de Delgado. Sus afirmaciones me parecen una denuncia de extrema gravedad que hacen caer las fachadas de una falsa democracia.
“Ante el desengaño y el conocimiento de la verdad, no pasa nada y escuchamos: ‘Es natural’, ‘Es la costumbre’, ‘Corresponde a nuestra cultura’, ‘En México no pasa nada y cuando pasa, no pasa nada’, ‘Todos lo hacemos’, ‘El que esté libre de culpa que tire la primera piedra’.
“La inercia nos ha vencido, por eso voy a comentar el libro de marras. La más límpida tradición panista consiste en confrontar ideas y no rehuir a la verdad o a la crítica. El debate es apasionante. Involucra muchos temas, que van desde la condición del mexicano hasta nuestra aptitud hacia la democracia. Es preciso reconocer las equivocaciones y denunciarlas con todo valor. Da la impresión de que tenemos miedo a la verdad, que se nos diga la magnitud de nuestra crisis. Sin este reconocimiento previo el peligro de retroceso es inminente”.

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