Energías alternativas, una apuesta fundamental para Bolivia
3 de noviembre de 2016
Pese a contar con grandes reservas gasíferas, Bolivia impulsa importantes inversiones para priorizar el uso de las fuentes de energía renovables, como pilares de un desarrollo nacional sostenible y en armonía con la Pachamama o Madre Tierra.
Planes estatales proyectan que para 2020 esta nación altiplánica generará alrededor de 545 megawatts por hora (MW/h) a partir de energías alternativas.
Tal esfuerzo puede aquilatarse mejor si se tiene en cuenta que hace una década, cuando asumió el gobierno del presidente Evo Morales, el país no producía ni un megavatio mediante fuentes como el sol, el viento, el agua, la biomasa o el calor del subsuelo.
Ahora pueden constatarse proyectos como la planta solar de Cobija, que en plena Amazonía boliviana genera cinco MW/h; mientras que el parque eólico de Qollpana, en el central departamento de Cochabamba, aporta 27 megavatios al Sistema Interconectado Nacional.
De forma general, están en marcha 18 proyectos para producir energías limpias en distintos departamentos, los cuales garantizarán en cuatro años 148 MW/h por generación eólica, 173 MW/h de energía solar, 40 MW/h de la biomasa y 55 megavatios derivados de la geotermia, precisan datos del Ministerio de Hidrocarburos y Energía.
Según el organismo, a través de la Empresa Nacional de Electricidad se prevé una inversión de mil 52 millones de dólares en este sector, mientras que en proyectos hidroeléctricos la suma asciende a dos mil 47 millones de dólares.
El programa de energías ecológicamente sustentables tendrá en Warnes, departamento de Santa Cruz, un importante centro de producción, pues allí se prevé instalar tras varias fases un parque eólico que debe aportar 40 MW/h para 2018.
Tanto en San Julián como en el Dorado se construirán estaciones similares con una capacidad de 30 MW/h cada uno, mientras en la sureña Tarija, el proyecto La ventolera agregará otros 20 MW/h para dentro de dos años.
En el caso de la energía fotovoltaica, ya se encuentra en licitación el proyecto para la planta que en Uyuni, departamento de Potosí, generará 60MW/h con una inversión de 94 millones de dólares.
Una instalación similar con potencial de 50 MW/h se erigirá en Oruro, mientras Yunchará agregará otros cinco MW/h a la producción eléctrica nacional.
Dentro de los proyectos de biomasa, puede citarse al central San Buenaventura, a unos 580 kilómetros al norte de La Paz, con un aporte de unos 10 MW/h al Sistema Interconectado Nacional a partir del uso del bagazo de caña. A ello se suman los ingenios Unagro y Aguaí con 60 MW/h en su conjunto.
Mientras en Riberalta y Cobija se concretarán instalaciones que garantizarán 20 MW/h cada una, mediante el procesamiento de desechos orgánicos.
Respecto a la generación geotérmica, está prevista la planta Apacheta-Potosí con una producción de cinco megavatios, al tiempo que las dos fases del proyecto Laguna Colorada, en el suroccidental departamento, aportará en su conjunto otros 100 gracias a turbinas que utilizarán el calor de un volcán subterráneo extinto.
De acuerdo con el presidente Morales, el Estado posee la capacidad de garantizar la inversión en estos proyectos de generación eléctrica, pues ‘tenemos la gran ventaja de que nos acompaña el crecimiento económico’.
La construcción de las plantas de Carrizal en Tarija, Misicuni en Cochabamba, El Bala-Chepete en La Paz y Rositas en Santa Cruz, entre otras, se inscriben en esta iniciativa.
Según el estudio de identificación, el proyecto El Bala dispondrá de dos componentes: El Chepete, ubicado 75 kilómetros aguas arriba de Rurrenabaque, con un embalse de aproximadamente 680 kilómetros cuadrados y una potencia instalada de tres mil 251 MW/h.
A ello se unirá El Bala que se emplazará sobre el río Beni, a menos de 14 kilómetros de las poblaciones de San Buenaventura y Rurrenabaque, todas en el departamento de La Paz y con un aporte de 425 MW/h.
Con una inversión estimada en seis mil millones de dólares, el megaproyecto debe generar para 2025 unos tres mil 700 megavatios, precisan informes oficiales.
Bolivia produce con todas sus plantas unos mil 900 MW/h y la demanda está entre mil 200 y mil 300 MW/h. El Bala-Chepete permitirá duplicar la capacidad instalada y exportar grandes cantidades de energía eléctrica, remarcó el ministro de Hidrocarburos y Energía, Luis Alberto Sánchez.
Durante una comparecencia televisiva, explicó que las autoridades están socializando en varias comunidades del departamento de La Paz las potencialidades del proyecto hidroeléctrico.
Aseguró que como parte de la política del gobierno del presidente Evo Morales para el cuidado de la Madre Tierra, se hizo un estudio el cual evidencia que la afectación al ecosistema de El Bala será de apenas 0,79 por ciento.
Enumeró algunas de las ventajas que traerá la inversión, como la reducción de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera al sustituir la generación termoeléctrica con gas y petróleo por la hidroelectricidad, lo que blindará los planes para lograr la seguridad energética.
También se refirió a la creación de unos 60 mil puestos de trabajo -entre directos e indirectos por la construcción de las obras-, el desarrollo de actividades como el ecoturismo en los embalses artificiales, el control de inundaciones y el desarrollo de programas de piscicultura y transferencia de peces.
Sánchez lamentó que organizaciones privadas y no gubernamentales (ONG) se opongan a esos proyectos que tienen el propósito de consolidar una economía soberana, para una mayor inclusión de las personas.
En su opinión, quienes niegan tales iniciativas denotan intereses personales y económicos en las ONG, mientras estimó que tales voces seguramente cambiarían de discurso si se tratara de proyectos rectorados por privados.
Según el presidente Morales, cuando se tengan todos los resultados del estudio de diseño final será importante consultar a los paceños en un referendo para saber si autorizan la ejecución de la planta.
En caso de avalarse, El Bala se convertirá en la cuarta hidroeléctrica más grande de Suramérica, aseguran informes oficiales.
En el oriente del país, avanzan igualmente planes amparados en la Agenda de desarrollo nacional con motivo del bicentenario de la independencia en 2025, y donde se prevé que en toda la Cuenca del río Grande (Santa Cruz, Cochabamba y Chuquisaca), serán instaladas ocho plantas hidroeléctricas como Rositas, La Pesca, Peña Blanca, Ocampo y la Asunta, las cuales generarán en su conjunto tres mil MW/h.
En declaraciones a Prensa Latina, Herland Soliz, secretario de Energía, Minas e Hidrocarburos del departamento de Santa Cruz, manifestó que el proyecto hidroeléctrico Rositas estará listo para 2020.
Con una inversión de mil millones de dólares, la obra aportará de 500 a 600 megavatios al Sistema Interconectado Nacional.
Según Soliz, el proyecto Rositas posee cinco fases y se enfocará en la obtención de energía eléctrica renovable y limpia a través de la construcción de una presa, central hidroeléctrica y otras obras anexas.
Se prevé que el embalse artificial beneficiará con riego a por lo menos 165 mil hectáreas de cultivos, para fortalecer y diversificar la producción agropecuaria.
En resumen, la estrategia apunta a incrementar el potencial de generación del país entre siete mil y ocho mil MW/h en la próxima década, destinar la mayor parte de esa electricidad a la exportación, pero también a respaldar los planes de industrialización y acceso del servicio al 100 por ciento de los hogares y comunidades bolivianas.
Luis Brizuela Brínguez | PL
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Pese a contar con grandes reservas gasíferas, Bolivia impulsa importantes inversiones para priorizar el uso de las fuentes de energía renovables, como pilares de un desarrollo nacional sostenible y en armonía con la Pachamama o Madre Tierra.
Planes estatales proyectan que para 2020 esta nación altiplánica generará alrededor de 545 megawatts por hora (MW/h) a partir de energías alternativas.
Tal esfuerzo puede aquilatarse mejor si se tiene en cuenta que hace una década, cuando asumió el gobierno del presidente Evo Morales, el país no producía ni un megavatio mediante fuentes como el sol, el viento, el agua, la biomasa o el calor del subsuelo.
Ahora pueden constatarse proyectos como la planta solar de Cobija, que en plena Amazonía boliviana genera cinco MW/h; mientras que el parque eólico de Qollpana, en el central departamento de Cochabamba, aporta 27 megavatios al Sistema Interconectado Nacional.
De forma general, están en marcha 18 proyectos para producir energías limpias en distintos departamentos, los cuales garantizarán en cuatro años 148 MW/h por generación eólica, 173 MW/h de energía solar, 40 MW/h de la biomasa y 55 megavatios derivados de la geotermia, precisan datos del Ministerio de Hidrocarburos y Energía.
Según el organismo, a través de la Empresa Nacional de Electricidad se prevé una inversión de mil 52 millones de dólares en este sector, mientras que en proyectos hidroeléctricos la suma asciende a dos mil 47 millones de dólares.
El programa de energías ecológicamente sustentables tendrá en Warnes, departamento de Santa Cruz, un importante centro de producción, pues allí se prevé instalar tras varias fases un parque eólico que debe aportar 40 MW/h para 2018.
Tanto en San Julián como en el Dorado se construirán estaciones similares con una capacidad de 30 MW/h cada uno, mientras en la sureña Tarija, el proyecto La ventolera agregará otros 20 MW/h para dentro de dos años.
En el caso de la energía fotovoltaica, ya se encuentra en licitación el proyecto para la planta que en Uyuni, departamento de Potosí, generará 60MW/h con una inversión de 94 millones de dólares.
Una instalación similar con potencial de 50 MW/h se erigirá en Oruro, mientras Yunchará agregará otros cinco MW/h a la producción eléctrica nacional.
Dentro de los proyectos de biomasa, puede citarse al central San Buenaventura, a unos 580 kilómetros al norte de La Paz, con un aporte de unos 10 MW/h al Sistema Interconectado Nacional a partir del uso del bagazo de caña. A ello se suman los ingenios Unagro y Aguaí con 60 MW/h en su conjunto.
Mientras en Riberalta y Cobija se concretarán instalaciones que garantizarán 20 MW/h cada una, mediante el procesamiento de desechos orgánicos.
Respecto a la generación geotérmica, está prevista la planta Apacheta-Potosí con una producción de cinco megavatios, al tiempo que las dos fases del proyecto Laguna Colorada, en el suroccidental departamento, aportará en su conjunto otros 100 gracias a turbinas que utilizarán el calor de un volcán subterráneo extinto.
De acuerdo con el presidente Morales, el Estado posee la capacidad de garantizar la inversión en estos proyectos de generación eléctrica, pues ‘tenemos la gran ventaja de que nos acompaña el crecimiento económico’.
Con agua… hágase la luz
A esta estrategia del gobierno boliviano se suman los planes para convertir la generación hidroeléctrica en un factor fundamental para transformar la matriz energética nacional y exportar grandes cantidades de electricidad.La construcción de las plantas de Carrizal en Tarija, Misicuni en Cochabamba, El Bala-Chepete en La Paz y Rositas en Santa Cruz, entre otras, se inscriben en esta iniciativa.
Según el estudio de identificación, el proyecto El Bala dispondrá de dos componentes: El Chepete, ubicado 75 kilómetros aguas arriba de Rurrenabaque, con un embalse de aproximadamente 680 kilómetros cuadrados y una potencia instalada de tres mil 251 MW/h.
A ello se unirá El Bala que se emplazará sobre el río Beni, a menos de 14 kilómetros de las poblaciones de San Buenaventura y Rurrenabaque, todas en el departamento de La Paz y con un aporte de 425 MW/h.
Con una inversión estimada en seis mil millones de dólares, el megaproyecto debe generar para 2025 unos tres mil 700 megavatios, precisan informes oficiales.
Bolivia produce con todas sus plantas unos mil 900 MW/h y la demanda está entre mil 200 y mil 300 MW/h. El Bala-Chepete permitirá duplicar la capacidad instalada y exportar grandes cantidades de energía eléctrica, remarcó el ministro de Hidrocarburos y Energía, Luis Alberto Sánchez.
Durante una comparecencia televisiva, explicó que las autoridades están socializando en varias comunidades del departamento de La Paz las potencialidades del proyecto hidroeléctrico.
Aseguró que como parte de la política del gobierno del presidente Evo Morales para el cuidado de la Madre Tierra, se hizo un estudio el cual evidencia que la afectación al ecosistema de El Bala será de apenas 0,79 por ciento.
Enumeró algunas de las ventajas que traerá la inversión, como la reducción de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera al sustituir la generación termoeléctrica con gas y petróleo por la hidroelectricidad, lo que blindará los planes para lograr la seguridad energética.
También se refirió a la creación de unos 60 mil puestos de trabajo -entre directos e indirectos por la construcción de las obras-, el desarrollo de actividades como el ecoturismo en los embalses artificiales, el control de inundaciones y el desarrollo de programas de piscicultura y transferencia de peces.
Sánchez lamentó que organizaciones privadas y no gubernamentales (ONG) se opongan a esos proyectos que tienen el propósito de consolidar una economía soberana, para una mayor inclusión de las personas.
En su opinión, quienes niegan tales iniciativas denotan intereses personales y económicos en las ONG, mientras estimó que tales voces seguramente cambiarían de discurso si se tratara de proyectos rectorados por privados.
Según el presidente Morales, cuando se tengan todos los resultados del estudio de diseño final será importante consultar a los paceños en un referendo para saber si autorizan la ejecución de la planta.
En caso de avalarse, El Bala se convertirá en la cuarta hidroeléctrica más grande de Suramérica, aseguran informes oficiales.
En el oriente del país, avanzan igualmente planes amparados en la Agenda de desarrollo nacional con motivo del bicentenario de la independencia en 2025, y donde se prevé que en toda la Cuenca del río Grande (Santa Cruz, Cochabamba y Chuquisaca), serán instaladas ocho plantas hidroeléctricas como Rositas, La Pesca, Peña Blanca, Ocampo y la Asunta, las cuales generarán en su conjunto tres mil MW/h.
En declaraciones a Prensa Latina, Herland Soliz, secretario de Energía, Minas e Hidrocarburos del departamento de Santa Cruz, manifestó que el proyecto hidroeléctrico Rositas estará listo para 2020.
Con una inversión de mil millones de dólares, la obra aportará de 500 a 600 megavatios al Sistema Interconectado Nacional.
Según Soliz, el proyecto Rositas posee cinco fases y se enfocará en la obtención de energía eléctrica renovable y limpia a través de la construcción de una presa, central hidroeléctrica y otras obras anexas.
Se prevé que el embalse artificial beneficiará con riego a por lo menos 165 mil hectáreas de cultivos, para fortalecer y diversificar la producción agropecuaria.
En resumen, la estrategia apunta a incrementar el potencial de generación del país entre siete mil y ocho mil MW/h en la próxima década, destinar la mayor parte de esa electricidad a la exportación, pero también a respaldar los planes de industrialización y acceso del servicio al 100 por ciento de los hogares y comunidades bolivianas.
Luis Brizuela Brínguez | PL
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