Una mujer indígena a la Presidencia
Con el apoyo del EZLN
Por Martín Esparza Flores
05 Nov 2016
Revista Siempre!
Apenas trascendió la propuesta emanada
del Congreso Nacional Indígena (CNI), con el apoyo del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de lanzar como candidata a la
Presidencia en 2018 a una mujer indígena, apareció en los partidos el
resquemor de que alguien ajeno a los tradicionales intereses de las
cúpulas políticas y los grupos fácticos pueda convertirse en la legítima
bandera de lucha de millones de mexicanos hastiados de llevar a los
cargos de elección a personajes que han dejado de representarlos.
Los hechos y sus nexos con grupos
empresariales y de poder han desdibujado el aparente rol de defensores
sociales que en campaña predicaron muchos de los llamados candidatos
independientes. A poco de haber tomado las riendas de sus respectivos
gobiernos han terminado por desencantar a sus miles de seguidores que
ahora se enteran de que de “independientes” solo tuvieron el eslogan,
pues han surgido en sus gabinetes personajes que representan el cobro de
facturas, dejando relegados sus compromisos por devolver la
tranquilidad y el bienestar social a los ciudadanos.
Los
acuerdos emanados del CNI con el aval del EZLN buscan que la sociedad
civil de todo el país se sensibilice de los grandes problemas nacionales
a través de las experiencias de despojo y represión que por décadas han
enfrentado los pueblos indígenas y que, a final de cuentas, son muy
semejantes a la situación de creciente inseguridad y pérdida de derechos
que aqueja a los habitantes de las grandes urbes.
Contrario a lo que ya empiezan a
propalar los partidos y sus apéndices electorales, la intención no
radica en la visión simplista de buscar el poder para repetir los
eternizados paradigmas de políticas públicas sin consensos y la
lacerante corrupción mediante la cual se han enriquecido representantes
de todos los partidos, sino de crear una conciencia nacional que permita
a la sociedad en su conjunto, entre otros objetivos, una defensa contra
los megaproyectos de las multinacionales que están despojando a la
nación de sus riquezas naturales, a los indígenas y campesinos de sus
territorios y a la clase trabajadora —incluida la burocracia—, de su
estabilidad laboral, su seguridad social, así como el derecho a recibir
una pensión justa y una atención médica de calidad.
Por supuesto que la preocupación de la
amafiada clase política es que las mayorías se identifiquen plenamente
con una mujer indígena, pues no debemos olvidar que han sido los
manipulados contenidos de los medios de comunicación los que nos han
impuesto patrones culturales extranjerizantes cuya intención ha sido
devastar nuestras raíces culturales y étnicas.
Es
momento de sacudirnos esos arquetipos antinacionalistas y darnos cuenta
de que la mayoría de los mexicanos, obreros, empleados y profesionistas
tenemos nuestros orígenes en esos indígenas y campesinos de cuya
cultura y valores ancestrales, limpios y justos, puede surgir una
candidata que como legítima representante del pueblo haga frente, con el
apoyo de millones de mexicanos, a la terrible desigualdad que priva en
todos los rincones del país por la política económica neoliberal
impuesta por la tecnocracia en el poder. Qué mejor que una mujer
indígena para cambiar de fondo las injustas condiciones que enfrentan la
mayoría de los mexicanos. Vayamos pues a apoyar la propuesta del CNI y
el EZLN, rumbo a 2018.
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