Solidaridad y catarsis van de la mano en los albergues capitalinos

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Albergue para damnificados en el Centro Deportivo Benito JuárezFoto José Antonio López
Emir Olivares Alonso
 
Periódico La Jornada
Lunes 25 de septiembre de 2017, p. 3
La gente aún rehúsa aceptar que lo perdió todo. Mantiene la esperanza de recuperar algo de lo perdido, lo que sea. Cientos fueron desalojados de sus edificios, por seguridad, después que decenas de inmuebles quedaron dañados por el sismo del martes 19.
En el corredor Roma-Condesa se han instalado varios albergues para el apoyo de cientos de damnificados de la ciudad. Han resultado magníficas instalaciones para pasar la noche, pero a lo largo del día lucen vacíos; las personas se aferran a creer que todo es un mal sueño.
‘‘Permanecer todo el día en un albergue es aceptar que lo perdieron todo’’, sentencia Juan José Correa, de la Fundación Reinventando a México, la cual, en coordinación con la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa de Antioquía, desde el jueves abrió un albergue para hasta 50 personas en la calle de Tuxpan número 30.
La constante en los albergues de este corredor, uno de los más afectados por el terremoto, es ausencia por las mañanas y tardes, y amplia presencia (tanto de damnificados como de voluntarios que siguen trabajando en las calles de la ciudad) por las noches. Por el momento son refugios para comer algo, descansar, darse una ducha caliente y cambiarse de ropa.
Hace unos meses que Julián usó su crédito hipotecario para adquirir un departamento en la colonia Juárez. Ni siquiera ha pagado seis meses de hipoteca y ya fue desalojado. El edificio, en la esquina de Dinamarca y Liverpool, está en riesgo y se recomendó desalojar. Ayer, pese a los riesgos, una familia sacaba apresurada muchas de sus pertenencias, que subían a un camión de carga estacionado a unos metros del inmueble.
Julián ha preferido no arriesgarse y dejó todo. Pero ha regresado todos los días y permanece algunas horas cerca de ahí para vigilar que no haya hurtos. Se rehúsa a dar una entrevista, no quiere cámaras ni grabadoras. ‘‘Mejor platicamos y publicas de lo que te acuerdes’’. No ha sido fácil y se confiesa en la etapa de la negación. ‘‘No me cae el veinte, apenas hace unos días hice una cena para que mi familia conociera el depa y hoy ya no lo tengo’’.
Al igual que Julián, muchos damnificados pasan el día hvigilando lo que fueron los edificios donde habitaban. Son varios los inmuebles desalojados en la Roma y la Condesa. Con daños visibles en su estructura o en sus bases, sorprendentemente muchos de ellos todavía están en pie.
Decenas de personas usan los albergues, que no sólo se han pensado como espacios para dormir y comer. También brindan atención médica y sicoemocional, terapias de risa y hasta obras de teatro ‘‘o simplemente charlamos. Brigadistas y damnificados necesitan hablar mucho, han visto lo peor y necesitan sacarlo’’, señala Luis de la Rosa, coordinador de los trabajos.
Santiago García es director de Itaca Films, productora que ha instalado un albergue frente a la plaza Río de Janeiro; indica que la idea ha sido sumarse al apoyo a las personas que lo requieren. La noche del sábado durmieron ahí 60 personas, entre damnificados y voluntarios. El edificio, que regularmente se usa como locación, hoy está lleno de colchonetas, cobijas, ropa, todo en perfecto orden. También es centro de acopio y cuando éste sobra se envía a otros sitios o espacios donde haga falta.
Ayer al mediodía, un grupo de superhéroes –y otra no tanto– acudió al lugar para hacer pasar un buen rato a los niños. Batman, Spiderman y la ‘‘malosa’’ Harley Quinn han salido a las calles de la ciudad para rescatar las sonrisas de los pequeños. ‘‘El objetivo es que en medio de tanta desgracia logremos sacar una sonrisa y hacerlos viajar a un mundo de fantasía y aventura, para que aunque sea por unos minutos dejen atrás lo terrible que es todo esto’’, dice detrás de la máscara un animoso Spiderman.

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